Juego nuevo. A partir de septiembre, en función sobre todo del resultado electoral de este año, los principales actores políticos mexicanos tienen que redefinir sus políticas de alianzas, lo que incluye consolidar o destruir viejas relaciones, establecer nuevos acuerdos y hasta realizar cambios en sus equipos de trabajo. El Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, enfrenta los siguientes retos:
1.- Pensar de nuevo su relación política con el Presidente Enrique Peña Nieto. Durante la primera parte de la administración de ambos, Mancera y Peña han colaborado muy estrechamente. Sin perder cada uno su identidad ideológica han podido trabajar coordinadamente por el bienestar de la Capital. Las ventajas para el Jefe de Gobierno han sido notables, ya que ha podido contar con apoyo para sacar adelante sus proyectos. El PRD lo entendió y lo alentó en la alianza con EPN. Pero esto lo alejó de los grupos radicales de Morena, aunque con habilidad Mancera logró mantener relaciones cordiales y de respeto con Andrés Manuel López Obrador. En la segunda etapa de su gobierno Mancera va a tener que replantear sus acuerdos con Peña Nieto. No lo veo como un opositor dogmático o arrebatado al Gobierno Federal, pero nadie se va a sorprender si Miguel Ángel Mancera empieza a marcar una sana distancia política respecto del Presidente de la República. El reto para Mancera será distanciarse -políticamente hablando, insisto- de EPN sin fracturar una positiva relación personal y quizá ya inclusive amistosa con el propio titular del Ejecutivo y con sus colaboradores, como Luis Videgaray, Miguel Ángel Osorio Chong y Aurelio Nuño, etcétera.
2.- Mancera tendrá que replantear sus relaciones con Morena, sobre todo con su sector más radical, y desde luego con López Obrador. Mancera es de izquierda, ha trabajado con AMLO, participó en un gabinete con Martí Batres, se lleva bien con Ricardo Monreal, no tiene problemas con Claudia Sheinbaum y sobre todo trabajó con todos ellos para mantener la Ciudad de México en manos de las fuerzas progresistas. La división en la izquierda entre Morena y el PRD la ha pagado Mancera sufriendo una dosis de incomprensión de parte de algunos militantes de Morena, que olvidan un dato fundamental en la biografía del Jefe de Gobierno: Mancera no es perredista ni está inscrito en ningún partido político. Hasta ahora las relaciones de Miguel Ángel Mancera con Morena han sido las de un Jefe de Gobierno de izquierda con aquellos que rompieron con el partido que los unía a todos, el PRD. En la nueva situación, Morena ya no es solamente un grupo disidente en la izquierda, sino un partido que va a gobernar en la Ciudad de México. Necesariamente tendrán que darse nuevas relaciones institucionales entre Mancera y los delegados y diputados de Morena. En este sentido a todos les conviene llevar la fiesta en paz. Y así ocurrirá. Las relaciones políticas entre el actual gobernante capitalino y Morena las tendrán que pactar, ellos dos solos y a solas, Mancera y López Obrador. Confío, porque así lo han demostrado, en que se trata de dos hombres sensatos que sabrán hacer lo que más beneficie a la Ciudad y lo que mejor ubique a la izquierda en las elecciones presidenciales del 2018.
3.- El Jefe de Gobierno está obligado a replantear de fondo sus relaciones con el partido de izquierda que hizo crisis, el PRD. Por elemental lealtad con el más importante de los partidos que lo llevó al GDF, Mancera apoyó o al menos no obstaculizó las acciones que realizaron los perredistas. Pero el PRD no resultó ser lo que parecía y prácticamente entró en la ruta de su extinción. Es muy triste decirlo así, pero el PRD derrotado este año en las urnas y al que abandonaron personajes fundamentales como López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas, entre muchos otros, es un partido sin futuro que me parece es un instrumento muy pobre para arropar al Jefe de Gobierno en la segunda etapa de su periodo. Desde luego, Mancera no puede darle la espalda al PRD. Pero tampoco puede verlo como su más trascendente relación política. El PRD todavía no es un lastre para Mancera, pero si no se reforma podría llegar a serlo. Así que el Jefe de Gobierno no tiene por qué cargar con un partido que a la hora buena se quebró.
4.- Mancera deberá estar muy atento a la suerte de los independientes que van a gobernar, como el "Bronco" Rodríguez de Nuevo León, y al surgimiento de nuevos actores políticos sin partido. Aunque llegó al GDF con una alianza de tres partidos, Mancera puede presumir de ser el primer ciudadano que gobierna una gran Ciudad, de hecho, la mayor Ciudad de nuestro país, sin militar en ningún instituto político. Bastantes analistas y hasta los independientes como el "Bronco" y Clouthier, consideran al alcalde electo de Guadalajara, Enrique Alfaro, como uno de ellos, es decir, un independiente que por necesidad tuvo que recurrir al registro de un partido. Pues bien, es el caso de Mancera. No milita en el PRD, no se va a afiliar al perredismo, no participa en Morena, nada tiene que ver con Movimiento Ciudadano y el desaparecido Partido del Trabajo, menos todavía ha colaborado con el PAN el PRI o el Partido Verde. El Jefe de Gobierno de la Ciudad de México es un ciudadano sin partido, como el "Bronco", sí. Por lo tanto, si en una próxima convención de políticos independientes el "Bronco", Clouthier, Alfaro y Lorenia Canavati invitan a Mancera a dar una charla, cumplirá con el requisito básico de no tener partido. Ojo, esto de que Mancera sea independiente es algo de lo más relevante para él.
5.- Mancera tendrá que analizar, uno a uno, a los integrantes de su gabinete. No está obligado a cambiarlos, pero tampoco a mantenerlos en sus cargos. Después de tres años parece sensato revisar el funcionamiento del equipo, y es lógico que ya esté en ello. Es una tarea que solo puede realizar, casi sin ayuda, el propio Mancera.
6.- Todo lo anterior le servirá a Mancera para plantear un nuevo tipo de relación con los actores más importantes de todos, los ciudadanos, que son finalmente a los que se debe, los que mandan.
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lunes, 29 de junio de 2015
Las nuevas relaciones de @ManceraMiguelMX con @EPN y @lopezobrador_
jueves, 18 de agosto de 2011
Ahí vienen el PRI y Peña Nieto
Qué difícil escribir esta columna. Sé que algunas personas me van a malinterpretar. Espero que no muchas. Pero voy a decir, con honestidad intelectual, la verdad: si el PRI está cerca de volver a Los Pinos se debe a que los priistas han hecho bien su trabajo, mientras que han realizado mal el suyo los panistas y los políticos de izquierda.
Conste, ni deseo el retorno del PRI ni votaré por este partido. Pero, con Enrique Peña Nieto encabezándolos, los priistas han batallado en serio para alcanzar la posición de privilegio que ahora tienen en las encuestas (ni López Obrador estuvo hace seis años tan adelante como hoy se encuentra Peña Nieto).
No será bueno el regreso del PRI a la Presidencia de la República (las enormes deudas que han dejado en sus entidades gobernadores priistas como Humberto Moreira no me dejarán mentir), pero si ese partido vuelve será básicamente por dos méritos: haber hecho un disciplinado trabajo político y, sobre todo, haber aprovechado de maravilla los errores de sus rivales.
Mientras los priistas, fieles a su estilo, se pusieron de acuerdo para fortalecer entre todos a Peña Nieto (la “rebeldía” de Manlio Fabio Beltrones nunca llegó a ser realmente tal), el PAN se hundió por el mal gobierno de Felipe Calderón, lo que incluso tiene divididos a los panistas, y en la izquierda, la ambición desmedida de los chuchos terminó por reducir al PRD a su mínima expresión, al tiempo que no han crecido lo suficiente el PT y Movimiento Ciudadano (antes Convergencia).
Si en el PAN la terquedad de Calderón tiene dividido al partido (insiste en imponer a los poco populares Ernesto Cordero y Alonso Lujambio, lo que no aceptan las bases panistas), y si en el PRD a veces parece que la disputa entre Marcelo Ebrard Casaubón y Andrés Manuel López Obrador por la candidatura presidencial terminará por aniquilarlos a los dos, en el PRI no hay ninguna duda: Peña Nieto es el candidato y todos trabajan cohesionadamente para llevarlo a la Presidencia.
En política la disciplina, la unidad y el trabajo en equipo son fundamentales y, nos guste o no, son los pilares sobre los que nació el PRI y que actualmente explican la recuperación de este anacrónico partido autoritario. Son, también, tres elementos que han brillado por su ausencia en el PAN y en la izquierda, donde la indisciplina reina, la unidad es una utopía y el trabajo en equipo se ha vuelto imposible.
No me agrada la posibilidad de que el PRI vuelva al poder. Pero, hay que decirlo con franqueza, los priistas han trabajado para lograrlo y están a punto de salirse con la suya.
Conste, ni deseo el retorno del PRI ni votaré por este partido. Pero, con Enrique Peña Nieto encabezándolos, los priistas han batallado en serio para alcanzar la posición de privilegio que ahora tienen en las encuestas (ni López Obrador estuvo hace seis años tan adelante como hoy se encuentra Peña Nieto).
No será bueno el regreso del PRI a la Presidencia de la República (las enormes deudas que han dejado en sus entidades gobernadores priistas como Humberto Moreira no me dejarán mentir), pero si ese partido vuelve será básicamente por dos méritos: haber hecho un disciplinado trabajo político y, sobre todo, haber aprovechado de maravilla los errores de sus rivales.
Mientras los priistas, fieles a su estilo, se pusieron de acuerdo para fortalecer entre todos a Peña Nieto (la “rebeldía” de Manlio Fabio Beltrones nunca llegó a ser realmente tal), el PAN se hundió por el mal gobierno de Felipe Calderón, lo que incluso tiene divididos a los panistas, y en la izquierda, la ambición desmedida de los chuchos terminó por reducir al PRD a su mínima expresión, al tiempo que no han crecido lo suficiente el PT y Movimiento Ciudadano (antes Convergencia).
Si en el PAN la terquedad de Calderón tiene dividido al partido (insiste en imponer a los poco populares Ernesto Cordero y Alonso Lujambio, lo que no aceptan las bases panistas), y si en el PRD a veces parece que la disputa entre Marcelo Ebrard Casaubón y Andrés Manuel López Obrador por la candidatura presidencial terminará por aniquilarlos a los dos, en el PRI no hay ninguna duda: Peña Nieto es el candidato y todos trabajan cohesionadamente para llevarlo a la Presidencia.
En política la disciplina, la unidad y el trabajo en equipo son fundamentales y, nos guste o no, son los pilares sobre los que nació el PRI y que actualmente explican la recuperación de este anacrónico partido autoritario. Son, también, tres elementos que han brillado por su ausencia en el PAN y en la izquierda, donde la indisciplina reina, la unidad es una utopía y el trabajo en equipo se ha vuelto imposible.
No me agrada la posibilidad de que el PRI vuelva al poder. Pero, hay que decirlo con franqueza, los priistas han trabajado para lograrlo y están a punto de salirse con la suya.
martes, 16 de agosto de 2011
Warren Buffett, un peligro para Estados Unidos
Aunque es uno de los dos o tres hombres más ricos del mundo, el señor Warren Buffett pronto empezará a ser calificado como “Un peligro para Estados Unidos”. Digo, eso de proponer que los ricos paguen más impuestos (pagan en promedio el 15% contra el 36% que pagan los trabajadores) es populismo barato.
Supongo que Emilio Azcárraga, Carlos Slim y Lorenzo Zambrano se estarán preguntando cuándo fue que el señor Buffett se hizo pejista. Digo, porque es demagogia izquierdosa eso de exigir que el gobierno estadounidense deje de consentir a los multimillonarios.
Qué bárbaro, el señor Buffett es todo un traidor a su clase. Digo, qué puntadas recordar a la opinión pública que mientras los ricos se dan la gran vida los pobres y las clases medias de Estados Unidos pelean en Afganistán.
Se volvió loco Warren Buffet. Quizá se trastornó por el cáncer de Hugo Chávez o por las puntadas seniles de Fidel Castro. Digo, porque eso de decir que el mundo está al revés solo porque los pobres y la clase media contribuyen más que los acaudalados a mantener al gobierno, pues es una idea comunista que ya no viene al caso.
Basta. Habrá que callar pronto al señor Buffett, antes de que su ejemplo cunda. Digo, eso de andar con confesiones, como que no es ético a estas alturas del capitalismo.
Carambas, dirán Azcárraga, Slim y Zambrano, que ya se calle la chachalaca Buffett, que ya no diga que si él pagó en impuestos federales 6 millones 938 mil 744 dólares, no es tanto dinero, ya que apenas es el 17.4% de sus ingresos, esto es, que el es el que menos pagó en su oficina, ya que sus empleados pagaron el 36% de impuestos.
Que se calle, por Dios, que ya no diga que conoce a megarricos dispuestos a pagar más impuestos. Ya, Warren, tranquilo, ve al terapeuta y cierra la boca. Digo, es lo que deben estar pensando sus colegas mexicanos a los que, ni por locura súbita, se les ocurriría esa diabólica idea de pagar tantos impuestos como los pobres y las clases medias.
Supongo que Emilio Azcárraga, Carlos Slim y Lorenzo Zambrano se estarán preguntando cuándo fue que el señor Buffett se hizo pejista. Digo, porque es demagogia izquierdosa eso de exigir que el gobierno estadounidense deje de consentir a los multimillonarios.
Qué bárbaro, el señor Buffett es todo un traidor a su clase. Digo, qué puntadas recordar a la opinión pública que mientras los ricos se dan la gran vida los pobres y las clases medias de Estados Unidos pelean en Afganistán.
Se volvió loco Warren Buffet. Quizá se trastornó por el cáncer de Hugo Chávez o por las puntadas seniles de Fidel Castro. Digo, porque eso de decir que el mundo está al revés solo porque los pobres y la clase media contribuyen más que los acaudalados a mantener al gobierno, pues es una idea comunista que ya no viene al caso.
Basta. Habrá que callar pronto al señor Buffett, antes de que su ejemplo cunda. Digo, eso de andar con confesiones, como que no es ético a estas alturas del capitalismo.
Carambas, dirán Azcárraga, Slim y Zambrano, que ya se calle la chachalaca Buffett, que ya no diga que si él pagó en impuestos federales 6 millones 938 mil 744 dólares, no es tanto dinero, ya que apenas es el 17.4% de sus ingresos, esto es, que el es el que menos pagó en su oficina, ya que sus empleados pagaron el 36% de impuestos.
Que se calle, por Dios, que ya no diga que conoce a megarricos dispuestos a pagar más impuestos. Ya, Warren, tranquilo, ve al terapeuta y cierra la boca. Digo, es lo que deben estar pensando sus colegas mexicanos a los que, ni por locura súbita, se les ocurriría esa diabólica idea de pagar tantos impuestos como los pobres y las clases medias.
lunes, 1 de agosto de 2011
"Demócratas de Izquierda” ven al GDF, no a Los Pinos
Voy a plantear una hipótesis distinta. Nomás no puedo estar de acuerdo con los análisis que se hacen acerca de lo que está pasando en la izquierda. Se equivocan los que piensan que hay o habrá un rompimiento entre Marcelo Ebrard Casaubón y Andrés Manuel López Obrador por la candidatura presidencial de la izquierda. Es imposible, no que peleen a muerte Ebrard y AMLO, sino que lo hagan por una candidatura que el tabasqueño no soltará, porque ya es suya, y que esta vez al pragmático jefe de gobierno del Distrito Federal no le interesa porque sabe que no tiene ninguna posibilidad de éxito en el 2012.
En la izquierda, el único que con seriedad piensa en la candidatura presidencial es López Obrador. Este no es un político tradicional, no analiza encuestas, no estudia escenarios, no ve la realidad, y este juicio no es peyorativo, sino todo lo contrario: como todas las personas extraordinarias, AMLO no le saca la vuelta a las causas perdidas, sino las busca, simple y sencillamente porque es de aquellos que solo ven lo que quieren ver. Y su visión es la de alguien que, posibilidades al margen, piensa que debe luchar hasta el final. Y si pierde, lo volverá a intentar. Andrés Manuel dice que si pierde en 2012 no volverá a intentar nunca más ser candidato presidencial. No le creo. Es joven todavía y no abandonará sus ideales ni su lucha ni siquiera si termina el año próximo con una cantidad mínima de votos. Así son los grandes seres humanos: tercos, aferrados, incapaces de calcular los riesgos de perder y siempre dispuestos a levantarse cada vez que se caen.
AMLO quiere ser candidato presidencial en 2012 y lo será. Le importa muy poco perder. Piensa que está haciendo lo correcto al encabezar una lucha a favor de los más pobres, y no la abandonará. Por eso tiene tantos seguidores, porque piensa más en términos de la historia que de la politología basada en el marketing.
Marcelo Ebrard es distinto. El jefe de gobierno no se engaña. Sabe que la izquierda no tiene ninguna posibilidad de vencer a Enrique Peña Nieto, del PRI, en 2012. De hecho, lo ha dicho muchas veces, no se cansa de proponer una alianza del PRD con el PAN para enfrentar al priismo.
Sin esa alianza, Ebrard, lo sabe, participar como candidato presidencial de la izquierda, unida o dividida, en 2012 es arriesgarse a quedar en último lugar y, por lo mismo, a dar por finalizada su carrera política que ha sido ciento por ciento tradicional.
Sin alianza a Ebrard no le interesa la elección presidencial. No es López Obrador para luchar pagando el precio que sea por sus ideales. Y, bueno, Ebrard no parece un político de ideales, sino un pragmático puro.
Así las cosas, en la reunión que Marcelo Ebrard encabezó ayer, la de los “Demócratas de Izquierda”, que no son otra cosa que los mismos chuchos de siempre, pero con otro nombre, de lo que se trataba no era, en realidad, de apoyar a Ebrard para que este sea candidato presidencial en 2012, sino de fortalecer la fuerza política del actual jefe de gobierno para que sea él quien decida el nombre del candidato del PRD al GDF.
Si para la izquierda, como Ebrard sabe y ha dicho en público, es prácticamente imposible ganar las elecciones presidencial del 2012 sin ir en alianza con el PAN (y parece que no habrá alianza), entonces lo único a lo que pueden aspirar los perredistas pragmáticos es a la jefatura del gobierno del DF.
Sabe Marcelo Ebrard, y saben los chuchos, que si Ebrard no le da mucha lata a AMLO, es decir, que si deja a López Obrador recorrer tranquilamente el camino de la candidatura presidencial de la izquierda, entonces Marcelo podrá contar con el aval del Peje para que sea él, Ebrard, el que elija al candidato al GDF.
Ante la imposibilidad de vencer a Peña Nieto sin una alianza con el PAN, lo único que le queda a los perredistas es luchar por no perder el GDF. Los chuchos apoyan ahora a Ebrard esperando que el actual jefe de gobierno elija como candidato al GDF a uno de los suyos, específicamente al senador Carlos Navarrete. Es lo único que quieren los chuchos, que Ebrard los apoye para buscar el gobierno del Distrito Federal.
Marcelo Ebrard sabe que esa es su fuerza: su capacidad de elegir al candidato al GDF, lo que podrá hacer sin problemas si no pelea con AMLO, es decir, si López Obrador se lo permite (y se lo permitirá si Marcelo se hace a un lado en la presidencial).
Básicamente estuvieron ayer con Marcelo Ebrard dos grupos de perredistas: los chuchos y los colaboradores de Ebrard en el gobierno del Distrito Federal. Los chuchos le dijeron: “Estamos contigo, pero tienes que apoyar a Navarrete para jefe de gobierno”. Esa no es una idea que a Ebrard le agrade del todo, porque no confía en la lealtad de los chuchos que, si por algo se han distinguido, es por ser desleales. Obviamente, Ebrard prefiere a uno de los suyos, como Alejandra Barrales, Mario Delgado o Alejandro Rojas Díaz-Durán, que estuvieron en el evento de ayer domingo.
Si Ebrard no se pelea con AMLO, y por pragmático no se peleará, elegirá él en la soledad de su despacho, como en los viejos tiempos priistas (que Ebrard conoció tan bien) al candidato perredista al GDF.
Creo que ese el verdadero cálculo político que hace Marcelo Ebrard: dejar a alguien en quien pueda confiar en el GDF y no luchar por una imposible presidencia de México. En mi opinión, Ebrard está hasta ahora haciendo lo correcto: no se pelea con AMLO, acepta la alianza con los chuchos y apoya a los suyos.
En ese sentido, han disminuido mucho las posibilidades de llegar a la jefatura de gobierno del DF de los políticos que no asistieron al evento de Ebrard, como Martí Batres, Ricardo Monreal y Juan Ramón de la Fuente. Y es que, si Batres, Monreal y De la Fuente no fueron capaces, ahora, de expresar un mínimo apoyo a Ebrard, si llegaran al GDF podrían hasta tratar de perjudicar al discípulo favorito de Manuel Camacho cuyas cuentas deben ser un galimatías de irregularidades.
Solo para eso se dio la reunión de los “Demócratas de Izquierda”, para que Marcelo analice a quién le puede entregar al GDF, una facultad que tendrá si se hace a un lado, como se hará, en la carrera presidencial para dejar que sea AMLO el que intente la misión imposible de vencer al PRI y a Peña Nieto sin el apoyo del PAN.
martes, 12 de julio de 2011
El sueño de Ebrard, ser aceptado por el PAN
El periodista Pascal Beltrán del Río entrevistó recientemente, en Excélsior, a Marcelo Ebrard Casaubón. “Sin coalición se ve difícil ganar, admite Ebrard”, es el título de ese trabajo periodístico. En el mismo, el jefe de gobierno del Distrito Federal enumeró las ventajas que él cree tener, pero que no es seguro realmente tenga, sobre Andrés Manuel López Obrador. También, abiertamente Ebrard dijo que buscará, primero, ser candidato presidencial de los tres partidos de izquierda (PRD, PT y Convergencia, este último en proceso de cambiar su nombre a “Movimiento”) para después intentar una alianza con el PAN.
El razonamiento de Ebrard, bastante primario, es el siguiente:
1.- El jefe de gobierno del Distrito Federal parte de decir que no cree “en la onda esta de la inevitabilidad del regreso del PRI” en 2012. Sin embargo, “tenemos que armar una coalición muy amplia desde ahora. Intentar nosotros solos tener la mayoría se ve difícil”. Esa coalición muy amplia, desde luego entre la izquierda y el PAN, serviría para construir condiciones de gobernabilidad. Suena ingenuo que Ebrard insista en plantear la posibilidad de una alianza entre la izquierda y el PAN, con él como candidato desde luego. Eso no sería aceptado por la izquierda ni veo ninguna razón para que los panistas entreguen su partido, así nada más porque sí, a alguien como Marcelo Ebrard.
2.- Después, Ebrard dice cuáles son sus supuestas ventajas sobre Andrés Manuel López Obrador: “Conciliar, negociar, convencer, sumar, aislar diferencias... Claramente ahí tenemos diferentes perfiles él y yo”. Es decir, según Marcelo, López Obrador no concilia, no negocia, no convence, no suma, no aísla diferencias. Sobran los empresarios, los medios críticos a su gobierno y los políticos que no solo no han podido ser recibidos por Ebrard para “Conciliar, negociar, convencer, sumar, aislar diferencias”, sino ni siquiera recibidos para absolutamente nada por un gobernante, como Marcelo, muy poco accesible. Pero bueno, él se ve a sí mismo de otro modo.
3.- Solo dejará el gobierno del Distrito Federal para ser candidato presidencial, no para buscar un puesto en el Senado. Si es cierto lo que dice, se va a equivocar. Porque cancelará su futuro político. Le recomiendo a Ebrard cambiar de opinión, ya que, evidentemente, y él lo sabe, siendo muy pocas sus posibilidades de ser candidato presidencial de izquierda (López Obrador ya lleva demasiado aventajada su campaña), lo que más le conviene es bajarle al ego y aceptar irse a la Cámara de Senadores a ser ahí el líder de la izquierda, lo que le permitirá mantenerse bien posicionado para las presidenciales de 2018. Marcelo todavía es joven. Un poco de paciencia le vendría bien.
4.- Marcelo presume de que la suya al frente del GDF ha sido una administración púbica exitosísima: “Hemos aplicado un programa de desarrollo humano y de mejoramiento de la seguridad; hemos aplicado programas de expansión de bienestar social en la ciudad”, etcétera. Bueno, no es eso lo que pensamos los habitantes del Distrito Federal, que a diario batallamos con los baches, la basura en todas partes, la inseguridad y la corrupción de policías y funcionarios de todo tipo.
5.- Ebrard se presenta a sí mismo como experto en economía: “…la estrategia general (del gobierno federal) es de mantener una inflación muy baja. Ese es un objetivo importante, pero ya dio de sí; somos un país con acceso al crédito muy por debajo de otros países de América Latina”, etcétera. Tendrá que hacer mucho más si Marcelo quiere convencer de que él se las sabe de todas, todas en materia de debates económicos. Mucho, mucho más que repetir frases hechas.
6.- El gobernante capitalino quiere dar la impresión de que es un experto en ciencias políticas y no solo en grilla, de ahí que plantee una especie de reforma política a lograrse a partir de diciembre de 2012: “Separar jefe del Estado y jefe del Gobierno, de suerte que éste siempre represente a la mayoría. Transparentar las coaliciones, en lugar de los acuerdos parlamentarios que tenemos ahora, que están muy fuera del control de los ciudadanos”, etcétera. Lo curioso es que Ebrard nada diga de la principal exigencia de los mexicanos sin partido en lo referente a una reforma política: las candidaturas ciudadanas que le quiten a los partidos políticos el monopolio de la participación en los procesos electorales.
7.- Ebrard se lanza contra cualquiera que vaya a ser el candidato presidencial del PRI: “El candidato del PRI, quien sea, lo que va a representar es la oferta del regreso. No lo digo peyorativamente. Lo digo en sentido objetivo. Eso es lo que están ofreciendo, no explícitamente pero sí implícitamente. Y eso no conviene ni resuelve”. Lo chistoso es que Ebrard, siempre de la mano de Manuel Camacho, pasó más tiempo como distinguido militante del PRI del que lleva como integrante de la oposición de izquierda.
8.- Ebrard no critica al candidato del PAN porque ¡no lo ve!: “Habrá otros candidatos. Habrá que ver el PAN qué candidato o candidata tiene y qué piensa, pero yo no he visto que Acción Nacional, hasta ahora, tenga claro este planteamiento”. Ebrard sueña en que todos los panistas se harán a un lado para permitirle a él, a Marcelo, ser el candidato blanquiazul. Y los sueños, dijo el poeta, sueños son.
9.- Ebrard, desleal con el hombre al que le debe su actual cargo, se lanza contra López Obrador. Lo hace Marcelo utilizando el peor de los procedimientos, el de tratar de minimizar a su rival dentro de la izquierda. Y es que a la pregunta de qué tipo de presidente sería AMLO, Ebrard, sin caballerosidad, responde con desdén y seguramente molestia: “Habría que preguntárselo”. Carambas, Marcelo, te lo estaban preguntando a ti, no a López Obrador. Responde, no le saques la vuelta al tema.
10.- Lo que sí dice Ebrard es que se considera mejor prospecto presidencial que Andrés Manuel López Obrador porque él, Ebrard, se ha formado como burócrata (que para Marcelo sería mejor currículum que el de líder social de AMLO, supongo): “Yo me he formado pensando en cómo gobernar”. Lo único que yo no presumiría es una carrera totalmente realizada en la burocracia, en la que no hay grandeza ni productividad, en la que solo abundan el papeleo y la ineficacia.
11.- Ebrard presume de que, gracias a él, el Distrito Federal “tiene un papel muy relevante en el plano internacional”. ¿Es así? Por favor. Casi no se habla de la Ciudad de México en el extranjero, excepto en publicaciones pagadas.
12.- Cuando le preguntan a Ebrard por el papel de Elba Esther Gordillo en el próximo gobierno en el caso, improbable en mi opinión, de que él fuera presidente, no responde nada. Se va por las generalidades acerca del sistema educativo. Pero de Elba, muy amiga de él, nada. ¿Y así quiere ser un candidato creíble para la izquierda que busca el cambio?
El razonamiento de Ebrard, bastante primario, es el siguiente:
1.- El jefe de gobierno del Distrito Federal parte de decir que no cree “en la onda esta de la inevitabilidad del regreso del PRI” en 2012. Sin embargo, “tenemos que armar una coalición muy amplia desde ahora. Intentar nosotros solos tener la mayoría se ve difícil”. Esa coalición muy amplia, desde luego entre la izquierda y el PAN, serviría para construir condiciones de gobernabilidad. Suena ingenuo que Ebrard insista en plantear la posibilidad de una alianza entre la izquierda y el PAN, con él como candidato desde luego. Eso no sería aceptado por la izquierda ni veo ninguna razón para que los panistas entreguen su partido, así nada más porque sí, a alguien como Marcelo Ebrard.
2.- Después, Ebrard dice cuáles son sus supuestas ventajas sobre Andrés Manuel López Obrador: “Conciliar, negociar, convencer, sumar, aislar diferencias... Claramente ahí tenemos diferentes perfiles él y yo”. Es decir, según Marcelo, López Obrador no concilia, no negocia, no convence, no suma, no aísla diferencias. Sobran los empresarios, los medios críticos a su gobierno y los políticos que no solo no han podido ser recibidos por Ebrard para “Conciliar, negociar, convencer, sumar, aislar diferencias”, sino ni siquiera recibidos para absolutamente nada por un gobernante, como Marcelo, muy poco accesible. Pero bueno, él se ve a sí mismo de otro modo.
3.- Solo dejará el gobierno del Distrito Federal para ser candidato presidencial, no para buscar un puesto en el Senado. Si es cierto lo que dice, se va a equivocar. Porque cancelará su futuro político. Le recomiendo a Ebrard cambiar de opinión, ya que, evidentemente, y él lo sabe, siendo muy pocas sus posibilidades de ser candidato presidencial de izquierda (López Obrador ya lleva demasiado aventajada su campaña), lo que más le conviene es bajarle al ego y aceptar irse a la Cámara de Senadores a ser ahí el líder de la izquierda, lo que le permitirá mantenerse bien posicionado para las presidenciales de 2018. Marcelo todavía es joven. Un poco de paciencia le vendría bien.
4.- Marcelo presume de que la suya al frente del GDF ha sido una administración púbica exitosísima: “Hemos aplicado un programa de desarrollo humano y de mejoramiento de la seguridad; hemos aplicado programas de expansión de bienestar social en la ciudad”, etcétera. Bueno, no es eso lo que pensamos los habitantes del Distrito Federal, que a diario batallamos con los baches, la basura en todas partes, la inseguridad y la corrupción de policías y funcionarios de todo tipo.
5.- Ebrard se presenta a sí mismo como experto en economía: “…la estrategia general (del gobierno federal) es de mantener una inflación muy baja. Ese es un objetivo importante, pero ya dio de sí; somos un país con acceso al crédito muy por debajo de otros países de América Latina”, etcétera. Tendrá que hacer mucho más si Marcelo quiere convencer de que él se las sabe de todas, todas en materia de debates económicos. Mucho, mucho más que repetir frases hechas.
6.- El gobernante capitalino quiere dar la impresión de que es un experto en ciencias políticas y no solo en grilla, de ahí que plantee una especie de reforma política a lograrse a partir de diciembre de 2012: “Separar jefe del Estado y jefe del Gobierno, de suerte que éste siempre represente a la mayoría. Transparentar las coaliciones, en lugar de los acuerdos parlamentarios que tenemos ahora, que están muy fuera del control de los ciudadanos”, etcétera. Lo curioso es que Ebrard nada diga de la principal exigencia de los mexicanos sin partido en lo referente a una reforma política: las candidaturas ciudadanas que le quiten a los partidos políticos el monopolio de la participación en los procesos electorales.
7.- Ebrard se lanza contra cualquiera que vaya a ser el candidato presidencial del PRI: “El candidato del PRI, quien sea, lo que va a representar es la oferta del regreso. No lo digo peyorativamente. Lo digo en sentido objetivo. Eso es lo que están ofreciendo, no explícitamente pero sí implícitamente. Y eso no conviene ni resuelve”. Lo chistoso es que Ebrard, siempre de la mano de Manuel Camacho, pasó más tiempo como distinguido militante del PRI del que lleva como integrante de la oposición de izquierda.
8.- Ebrard no critica al candidato del PAN porque ¡no lo ve!: “Habrá otros candidatos. Habrá que ver el PAN qué candidato o candidata tiene y qué piensa, pero yo no he visto que Acción Nacional, hasta ahora, tenga claro este planteamiento”. Ebrard sueña en que todos los panistas se harán a un lado para permitirle a él, a Marcelo, ser el candidato blanquiazul. Y los sueños, dijo el poeta, sueños son.
9.- Ebrard, desleal con el hombre al que le debe su actual cargo, se lanza contra López Obrador. Lo hace Marcelo utilizando el peor de los procedimientos, el de tratar de minimizar a su rival dentro de la izquierda. Y es que a la pregunta de qué tipo de presidente sería AMLO, Ebrard, sin caballerosidad, responde con desdén y seguramente molestia: “Habría que preguntárselo”. Carambas, Marcelo, te lo estaban preguntando a ti, no a López Obrador. Responde, no le saques la vuelta al tema.
10.- Lo que sí dice Ebrard es que se considera mejor prospecto presidencial que Andrés Manuel López Obrador porque él, Ebrard, se ha formado como burócrata (que para Marcelo sería mejor currículum que el de líder social de AMLO, supongo): “Yo me he formado pensando en cómo gobernar”. Lo único que yo no presumiría es una carrera totalmente realizada en la burocracia, en la que no hay grandeza ni productividad, en la que solo abundan el papeleo y la ineficacia.
11.- Ebrard presume de que, gracias a él, el Distrito Federal “tiene un papel muy relevante en el plano internacional”. ¿Es así? Por favor. Casi no se habla de la Ciudad de México en el extranjero, excepto en publicaciones pagadas.
12.- Cuando le preguntan a Ebrard por el papel de Elba Esther Gordillo en el próximo gobierno en el caso, improbable en mi opinión, de que él fuera presidente, no responde nada. Se va por las generalidades acerca del sistema educativo. Pero de Elba, muy amiga de él, nada. ¿Y así quiere ser un candidato creíble para la izquierda que busca el cambio?
viernes, 1 de julio de 2011
Edomex, 2012 y Sicilia: ¿de Guatemala a Guatepeor?
El PRI ganará las elecciones de gobernador en el Estado de México. No lo deseo, claro que no. Simplemente, es lo que afirman todas las encuestas. Y dicen algo todavía más lamentable: que el PRI y su candidato, Eruviel Ávila, vencerán con una gran facilidad a Alejandro Encinas, del PRD-PT-Convergencia, y a Luis Felipe Bravo Mena, del PAN. Inclusive, Ávila ganaría, de acuerdo a los sondeos, si se sumaran los votos de Encinas y Bravo. Tan grande es la ventaja del viejo partido autoritario que amenaza (literalmente, a-me-na-za) con volver a la presidencia.
Lo anterior se explica de tres maneras, en mi opinión. La primera, el factor Enrique Peña Nieto: es tan popular el actual gobernador mexiquense (gracias a Televisa, sin lugar a dudas) que simple y sencillamente no era posible que el candidato de su partido perdiera. La segunda: el desastre que ha sido el gobierno de Felipe Calderón le ha restado fuerza electoral al PAN en todo el país. La tercera, la indecisión de la izquierda que coqueteó demasiado con la posibilidad de una alianza con la derecha y que, por lo mismo, tardó demasiado tiempo en decidirse a lanzar como candidato a Alejandro Encinas al que, evidentemente, le faltó tiempo (y tal vez algo de empuje) para alcanzar a Eruviel Ávila.
¿La posible, casi segura victoria del PRI en las próximas elecciones de gobernador en el Estado de México, significa que este partido se impondrá en las presidenciales de 2012?
Esta es una pregunta fundamental.
Claramente, el PRI y su candidato presidencial, que no puede ser otro que Peña Nieto, llegarán a 2012 como favoritos y con amplia ventaja sobre sus rivales del PAN (muy probablemente Ernesto Cordero, secretario de Hacienda) y de la izquierda (Andrés Manuel López Obrador, que sigue siendo mucho más popular que Marcelo Ebrard Casaubón). Pero esto, empezar 2012 con ventaja, es lo único que tiene garantizado el priismo.
La competencia electoral en 2012 será durísima. El PAN y Los Pinos harán hasta lo imposible, sobre todo recurrir a la guerra sucia contra Peña Nieto, para evitar la victoria priista. Así, veremos, a partir del último trimestre de 2011, no pocas filtraciones sobre conductas irregulares, inmorales o ilegales de prominentes líderes del PRI, aun del propio Peña Nieto. El poder es para usarse, particularmente al momento de luchar por conservarlo, y segura estoy que Calderón lo usará para golpear con fuerza al priismo. Esto emparejará el marcador ya que pondrá al PAN, necesariamente, en competencia.
¿Qué hará López Obrador? Simplemente, dejar que Calderón golpee al PRI y continuar en lo suyo: recorriendo el país para organizar a sus bases de apoyo. ¿Esto le resultará suficiente a AMLO para aspirar a la victoria? No lo creo. El famoso Peje necesitará mucho más si quiere ganar. Para empezar, Andrés Manuel tiene que insistir en convencer a las clases medias y altas, que lo siguen viendo con desconfianza, de que él no es un peligro para México. Después, AMLO deberá poner orden en los partidos que lo apoyan: el PRD, cuya burocracia no controla; el PT, que tendrá que alejarse del venezolano Hugo Chávez y del peruano Ollanta Humala, y Convergencia, que sigue sin consolidar una imagen sólida. Sin eso, López Obrador no podrá aspirar a la victoria.
Y bueno, hay otro elemento, todavía no del todo considerado en los análisis rumbo al 2012: el movimiento de Javier Sicilia. Si este se desinfla, no pesará en las presidenciales. Pero si se mantiene o incrementa su fuerza, podrá decidir las elecciones dependiendo de si se inclina hacia el PAN o hacia la izquierda porque, de plano, no lo veo apoyando al PRI. Sicilia, sin proponérselo, se ha convertido en un activo electoral y así será visto en cuanto arranque el próximo año.
Lo anterior se explica de tres maneras, en mi opinión. La primera, el factor Enrique Peña Nieto: es tan popular el actual gobernador mexiquense (gracias a Televisa, sin lugar a dudas) que simple y sencillamente no era posible que el candidato de su partido perdiera. La segunda: el desastre que ha sido el gobierno de Felipe Calderón le ha restado fuerza electoral al PAN en todo el país. La tercera, la indecisión de la izquierda que coqueteó demasiado con la posibilidad de una alianza con la derecha y que, por lo mismo, tardó demasiado tiempo en decidirse a lanzar como candidato a Alejandro Encinas al que, evidentemente, le faltó tiempo (y tal vez algo de empuje) para alcanzar a Eruviel Ávila.
¿La posible, casi segura victoria del PRI en las próximas elecciones de gobernador en el Estado de México, significa que este partido se impondrá en las presidenciales de 2012?
Esta es una pregunta fundamental.
Claramente, el PRI y su candidato presidencial, que no puede ser otro que Peña Nieto, llegarán a 2012 como favoritos y con amplia ventaja sobre sus rivales del PAN (muy probablemente Ernesto Cordero, secretario de Hacienda) y de la izquierda (Andrés Manuel López Obrador, que sigue siendo mucho más popular que Marcelo Ebrard Casaubón). Pero esto, empezar 2012 con ventaja, es lo único que tiene garantizado el priismo.
La competencia electoral en 2012 será durísima. El PAN y Los Pinos harán hasta lo imposible, sobre todo recurrir a la guerra sucia contra Peña Nieto, para evitar la victoria priista. Así, veremos, a partir del último trimestre de 2011, no pocas filtraciones sobre conductas irregulares, inmorales o ilegales de prominentes líderes del PRI, aun del propio Peña Nieto. El poder es para usarse, particularmente al momento de luchar por conservarlo, y segura estoy que Calderón lo usará para golpear con fuerza al priismo. Esto emparejará el marcador ya que pondrá al PAN, necesariamente, en competencia.
¿Qué hará López Obrador? Simplemente, dejar que Calderón golpee al PRI y continuar en lo suyo: recorriendo el país para organizar a sus bases de apoyo. ¿Esto le resultará suficiente a AMLO para aspirar a la victoria? No lo creo. El famoso Peje necesitará mucho más si quiere ganar. Para empezar, Andrés Manuel tiene que insistir en convencer a las clases medias y altas, que lo siguen viendo con desconfianza, de que él no es un peligro para México. Después, AMLO deberá poner orden en los partidos que lo apoyan: el PRD, cuya burocracia no controla; el PT, que tendrá que alejarse del venezolano Hugo Chávez y del peruano Ollanta Humala, y Convergencia, que sigue sin consolidar una imagen sólida. Sin eso, López Obrador no podrá aspirar a la victoria.
Y bueno, hay otro elemento, todavía no del todo considerado en los análisis rumbo al 2012: el movimiento de Javier Sicilia. Si este se desinfla, no pesará en las presidenciales. Pero si se mantiene o incrementa su fuerza, podrá decidir las elecciones dependiendo de si se inclina hacia el PAN o hacia la izquierda porque, de plano, no lo veo apoyando al PRI. Sicilia, sin proponérselo, se ha convertido en un activo electoral y así será visto en cuanto arranque el próximo año.
miércoles, 29 de junio de 2011
Elba Esther: La confesión
Ha dicho ahora la líder del sindicato de maestros, Elba Esther Gordillo, que en 2006 apoyó la candidatura de Felipe Calderón Hinojosa a cambio de un arreglo político que incluyó cargos y posiciones diversas en el gobierno federal.
Eso no es nuevo, claro que no. Ya lo había denunciado, desde los tiempos del plantón de Reforma, Andrés Manuel López Obrador. Pero si hoy es noticia relevante en todas partes se debe a que la propia Elba Esther lo ha confesado.
Debido a ese acuerdo, dijo la maestra Gordillo, Roberto Campa ingresó al Sistema Nacional de Seguridad Pública, Francisco Yáñez a la Lotería Nacional y Miguel Ángel Yunes al ISSSTE.
Elba Esther añadió:
“Mea culpa, mea culpa. Vino la sucesión y llegamos al acuerdo de ir con el Presidente Calderón por la Presidencia de la República, previos arreglos de orden político que no deben avergonzar a nadie, a mí no me avergüenzan, yo hago política. Pero no eran para satisfacer mis ambiciones personales, ni de mi gremio, sino para que aquellos que trabajaban en Nueva Alianza tuvieran un espacio político y pudieran seguirse desarrollando, y esto es legítimo”.
Ahora, todo el mundo lo sabe, la maestra Elba Esther Gordillo apoya al priista Enrique Peña Nieto, lo que seguramente tampoco le avergüenza.
¿Qué le dará Peña Nieto a Elba Esther en caso de que el actual gobernador del Estado de México llegue a la presidencia de México? Como mínimo, los mismos cargos que le dio Calderón.
No voy a criticar los métodos de la maestra. Solo diré que, en lo personal, me parecen excesivamente pragmáticos, escasamente basados en la ética política y de ninguna manera recomendables si lo que se quiere es cambiar al sistema político mexicano que, en mi opinión, ya no funciona.
Lo que diré es que, en el ejercicio de la política, lo que prefiero es otra cosa: una conducta más basada en principios y menos en intereses, más orientada a la moral que a los cargos públicos, más idealista que enfocada a las ganancias electorales de corto plazo.
Elba Esther Gordillo ha sido, sin lugar a dudas, la mujer más poderosa en México en los últimos años. De esto no puede haber la menor duda. Su poder, gigantesco, lo fundamenta en su capacidad para ganar elecciones con su ejército de maestros bien adiestrados en materia comicial. Pero lo que ella no ha sido, claro que no, es una mujer idealista. Por lo mismo, no ha sido la más admirable.
lunes, 2 de mayo de 2011
Camacho, oportunista busca manipular el movimiento de Sicilia
En la biografía que Manuel Camacho Solís exhibe para presentarse ante los lectores de El Universal, diario en el que colabora regularmente, el ex regente del Distrito Federal, ex íntimo amigo de Carlos Salinas de Gortari y ex promotor de Andrés Manuel López Obrador, presume sobre todo el siguiente aspecto de su trayectoria: "Ha participado en importantes diálogos y negociaciones políticas". Es decir, el señor Camacho, ex jefe de Marcelo Ebrard Casaubón se considera a sí mismo todo un experto en acuerdos y pactos. Nunca he tenido su tarjeta de presentación en mis manos, pero supongo que en la misma dice, debajo de su nombre y arriba de su teléfono: "Se construyen pactos, negociaciones y acuerdos para toda ocasión y adaptados a cualesquiera principios".
Camacho, oportunista siempre, cada vez que ve surgir un movimiento social del tipo que sea, se mueve, opera, trabaja para manipularlo en su propio provecho ofreciendo lo que, se supone, él sabe hacer mejor que nadie: pactar.
Es lo que ha empezado a hacer con el movimiento contra la violencia encabezado por el poeta Javier Sicilia. Así las cosas, el señor Camacho ha usado su columna de El Universal de este lunes para ofrecerle al poeta sus servicios de "pactólogo". Su escrito, titulado "8 de mayo: iniciativa para un pacto" verdaderamente no tiene desperdicio. Palabras más, palabras menos, Camacho le dice a Sicilia: si quieres que tu movimiento sirva para algo tienes que negociar, y yo te digo cómo.
Cito al señor Camacho Solís: "El próximo domingo 8 de mayo habrá una significativa marcha contra la violencia. La convocatoria la han hecho Javier Sicilia y otros líderes sociales y organizaciones civiles. La marcha podría quedar en un acto de protesta, pero también está la posibilidad de que se convierta en el punto de apoyo de una gran iniciativa ciudadana a favor de la paz. Una que logre dar una respuesta diferente al problema de la violencia y la inseguridad. Esa es la oportunidad que habría que proteger, desde su organización hasta la propuesta y las acciones subsecuentes que de ahí surjan... Si nada más fuera una marcha de protesta, o si se convierte en una de confrontación, no lograría su cometido... Un llamado a un acuerdo mayor."
¡Qué bárbaro! En qué forma Camacho ha enseñado el cobre. Lo único que le falta, y ya tendrá tiempo de hablarlo con Sicilia a solas, será pedirle al poeta que perdió un hijo por culpa de la guerra perdida de Calderón, que lo nombre a él, a don Manuel Camacho, el nuevo comisionado para los pactos contra la violencia. Y de ahí, lo que venga. Si su pupilo Ebrard no crece, pues que sea el propio don Manuel el candidato de los pacifistas en 2012.
Ni duda cabe, genio y figura, hasta la sepultura. El problema con Camacho es que, a veces, lleva sus iniciativas tan lejos que provoca grandes problemas. Como cuando convenció a Carlos Salinas de que lo nombrara comisionado para la paz en Chiapas: esta fue una de las situaciones que enrarecieron la campaña electoral de Luis Donaldo Colosio y ya vimos lo que pasó.
martes, 26 de abril de 2011
@M_Ebrard y el falso amor de los políticos
Hoy la columna principal de El Universal dice lo siguiente:
“El jefe de gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard, hizo púbicos algunos de los motivos de su separación con Mariagna Prats. Según una entrevista que hoy comienza a circular en la revista Quién, ella no aguantó las presiones de la agenda pública y, seguramente, no le llevaría el paso en una campaña electoral. Ah, claro, el perredista dijo que en el futuro no se ve solito”.
Si entendí bien, Marcelo Ebrard Casaubón amó menos a su exmujer que a la vida pública y a una posible campaña electoral presidencial, a la que, por cierto, difícilmente llegará ya que Andrés Manuel López Obrador lo aventaja en todo.
Esto me recuerda, guardando las debidas proporciones, una novela de León Tolstoi, breve y extraordinaria, “La sonata a Kreutzer”, inspirada tal vez en la propia vida del escritor y que constituye, al mismo tiempo, un homenaje a Ludwig van Beethoven (quien, a su vez, había dedicado esa sonata al virtuoso del violín Rodolphe Kreutzer).
El protagonista de la novela, un aristócrata ruso, mató a su mujer por celos, pero se le absolvió porque mató para vengar la infidelidad. Aquellas leyes rusas… Su esposa lo había engañado con un violinista que la enamoró mientras interpretaban juntos, ella al piano y él al violín, la maravillosa Sonata a Kreutzer. El aristócrata no mató al músico porque, cuando ocurrieron los hechos, el noble varón estaba en calcetines, así que no pudo perseguir, para asesinarlo, al hombre que se había burlado de él. Sobre esto, el protagonista expresa una frase que es una de mis favoritas de toda la literatura: “No podía correr tras él en calcetines; mi intención era parecer furioso, no ridículo”.
Un genio Tolstoi, sin duda. Es que, claro está, en la vida todo es perdonable, menos el ridículo, cosa que Ebrard debería saber… pero, un momento, volveremos al jefe de gobierno más adelante.
La mencionada novela fue censurada en su época por las autoridades rusas y, en el franquismo, en las obras completas de Tolstoi que se editaban en España no se incluía por sus fuertes críticas al matrimonio que, por muchas razones, al escritor le parecía censurable… y eso que no conoció las bodas interesadas y falsas de nuestros Ebrard, Peña Nieto, etcétera.
La novela empieza con el protagonista viajando en tren e interviniendo en una charla que algunas personas de su clase sostienen sobre el tema del amor. A la pregunta de qué es el amor, alguien en ese tren responde que se trata de la preferencia absoluta de una persona sobre todas las demás. El protagonista da por buena la definición, pero enseguida cuestiona: Muy bien, el amor es la preferencia absoluta de una persona sobre todas las demás, pero ¿por cuánto tiempo? ¿Por toda la vida? ¿Por un año? ¿Por unas horas? El cinismo de estas preguntas desarmó a los interlocutores del protagonista de la pequeña obra de Tolstoi. Pero ni Tolstoi, con su genio, pudo añadir una pregunta clave hoy en día, en México, para entender la política: “¿El amor es la preferencia absoluta de una persona sobre todas las demás solo durante una campaña electoral?”.
Ignoro qué tan enamorado estaba Marcelo Ebrard de Mariagna Prats cuando ellos, al concluir las elecciones de 2006, se casaron. Sé que Ebrard se fue con Mariagna al plantón de Reforma y el Zócalo. Sé también que ellos eran los únicos que tenían, en aquel campamento de protesta, una tienda de campaña matrimonial o conyugal. Sé que circulaban chistes acerca de ellos, como este: “Oye, Marcelo, dijiste que si nos casábamos, me ibas a traer a vivir a Reforma, pero no aclaraste que era en medio de la calle”. Sé que, sin duda, la señora Prats no aguantó el ritmo de vida del ambicioso político (¡quién en su sano juicio lo aguantaría!). Sé que ella fue imprudente varia veces. Y sé que desde hace tiempo el equipo de asesores de Ebrard determinó que ella debía, primero, callarse, segundo dejar de aparecer en los eventos encabezados por el que era su marido y, por último, alejarse por completo de la vida del jefe de gobierno.
La señora, pues, independientemente de qué tan enamorado haya estado su hoy ex marido de ella, se convirtió en estorbo para un Marcelo Ebrard que quiere ser candidato presidencial (lo que yo veo tan lejos porque al Peje le tienen muy sin cuidado Ebrard y sus aventuras emocionales). Así, como los kleenex, la mujer ya fue desechada. Se le usó, sirvió, dejó de servir y a buscar otra. Porque Ebrard, que más que un hombre con sentimientos reales es una máquina de cálculo político, evidentemente ya anda en la búsqueda de la compañera ideal, es decir, no la que ame profundamente, sino la que más le ayude en una campaña a la que él cree que va a llegar…
Ebrard seguramente piensa que si a Enrique Peña Nieto le funcionó buscar y encontrar, asesorado por Televisa, una compañera a la altura de sus aspiraciones políticas (conste, no a la altura de su corazón, en el que por el momento no caben emociones cursis como el amor), pues qué caray, él también debía hacer lo mismo.
Y bueno, ya Ebrard empieza a decir, como anticipa El Universal, que buscará a la mujer ideal… ¡para la campaña! Y lo dice el jefe de gobierno no en cualquier parte, sino en el mejor espacio para discutir esta clase de asuntos tan trascendentes para la patria, la revista Quién, el paradigma de paradigmas de la frivolidad mexicana.
¿A qué mujer elegirá Ebrard para que lo acompañe en esta etapa en la que buscará, creo que sin posibilidades de éxito, arrebatarle a López Obrador la candidatura de izquierda?
Podría ser una periodista metida a funcionaria pública. Ahí está, soltera desde hace rato, Marcela Gómez Zalce. Marcela y Marcelo son almas gemelas: ambiciosos, interesados, dispuestos a todo con tal de consolidar su poder, capaces de generosos sentimientos de amistad y amor solo si la amistad y el amor les sirven para escalar posiciones.
La nueva señora Ebrard podría ser otra actriz. Tal vez Lucero, quien ya oficialmente rompió con ese pésimo cantante que es Mijares. Lucerito sería una buena competidora de la Angélica Rivera de Peña Nieto.
O podría ser una política. ¿Qué tal Alejandra Barrales? Es linda esta señora y simpática y se le nota que no tendrá ningún problema en aceptar que el amor es la preferencia absoluta de una persona sobre todas las demás durante una campaña electoral.
O se podría Ebrard buscar una empresaria. Ahí anda, disponible, tronó con el exembajador gringo Tony Garza, la multimillonaria María Asunción Aramburuzabala, que cuenta con la ventaja adicional de haber tenido fuertes intereses en Televisa, de pertenecer a la familia de uno de los anunciantes más importantes de la televisora, Grupo Modelo, y de ser muy cercana a los que mandan en tan influyente empresa.
El caso es que, por solidaridad femenina, un consejo doy a las aspirantes a compañeras de Ebrard: lo más que el jefe de gobierno puede prometer es que se amarán durante una precampaña electoral… pre-cam-pa-ña porque, perdonen la terquedad, para llegar a la campaña Ebrard tendría que pasar por un impasable López Obrador al que, ciertamente, no le importa en lo más mínimo lo que Marcelo prometa o deje de prometer a sus mujeres.
miércoles, 20 de abril de 2011
Peña Nieto y el efecto Barça
Cuando se supo, hace unos días, que el Real Madrid y el Barça se iban a enfrentar varias veces en muy poco tiempo, sobraron los pronósticos de los expertos y de los menos conocedores: el equipo catalán iba a aplastar fácilmente al cuadro madrileño. Lo más que le daban al Madrid era un empate contra tres derrotas por goliza. Eran entendibles estas predicciones habida cuenta de la innegable superioridad del Barcelona, que en los clásicos anteriores no sólo superó a su tradicional rival, sino que lo humilló con un par de tremendas golizas.
Pues bien, ya se dieron dos de esos cuatro juegos. El único empate pronosticado para el Madrid se dio en el primer partido. En el segundo, pues la goliza a favor del Barça simple y sencillamente no apareció. Todo lo contrario, con un bonito gol de Cristiano Ronaldo, el Real Madrid se llevó la victoria y el campeonato en la Copa del Rey. Ya se verá qué pasa en los siguientes dos encuentros, pero queda claro que la paliza al Madrid simple y sencillamente fue una mala profesía.
Cualquiera que haya estudiado un poquito de epistemología sabe que la ley de la inducción no es la más adecuada para alcanzar el conocimiento objetivo. Como dice Karl Popper, no porque todos los cisnes que alguien haya observado sean blancos, se debe concluir que absolutamente todos los cisnes son blancos. También hay cisnes negros, no muchos pero uno que otro existe.
Es decir, no porque el Barça con su actual entrenador había ganado todas las finales, las iba a seguir ganando por los siglos de los siglos. De hecho, hoy perdió una.
El efecto o la maldición del Barça podría a la perfección aplicarse a Enrique Peña Nieto. Casi todos los comentaristas lo ubican ya en Los Pinos como el sucesor de Felipe Calderón. Basan su profesía en que durante los últimos cuatro años Peña Nieto ha ganado, y con facilidad, en todas las encuestas de preferencias electorales. Pero, diría Popper, no porque vaya adelante hoy significa que va a ganar en la encuesta final, la de 2012.
Así que, como demostró el Real Madrid este miércoles, cualquiera que se tenga fe y realice un buen trabajo tendrá oportunidad en las presidenciales mexicanas del año próximo. No todo está perdido pues, para Santiago Creel, Marcelo Ebrard, Andrés Manuel López Obrador, Josefina Vázquez Mota, Alfonso Lujambio o los que sea que aparezcan en las boletas electorales como candidatos del PAN y del PRD-PT-Convergencia.
Pues bien, ya se dieron dos de esos cuatro juegos. El único empate pronosticado para el Madrid se dio en el primer partido. En el segundo, pues la goliza a favor del Barça simple y sencillamente no apareció. Todo lo contrario, con un bonito gol de Cristiano Ronaldo, el Real Madrid se llevó la victoria y el campeonato en la Copa del Rey. Ya se verá qué pasa en los siguientes dos encuentros, pero queda claro que la paliza al Madrid simple y sencillamente fue una mala profesía.
Cualquiera que haya estudiado un poquito de epistemología sabe que la ley de la inducción no es la más adecuada para alcanzar el conocimiento objetivo. Como dice Karl Popper, no porque todos los cisnes que alguien haya observado sean blancos, se debe concluir que absolutamente todos los cisnes son blancos. También hay cisnes negros, no muchos pero uno que otro existe.
Es decir, no porque el Barça con su actual entrenador había ganado todas las finales, las iba a seguir ganando por los siglos de los siglos. De hecho, hoy perdió una.
El efecto o la maldición del Barça podría a la perfección aplicarse a Enrique Peña Nieto. Casi todos los comentaristas lo ubican ya en Los Pinos como el sucesor de Felipe Calderón. Basan su profesía en que durante los últimos cuatro años Peña Nieto ha ganado, y con facilidad, en todas las encuestas de preferencias electorales. Pero, diría Popper, no porque vaya adelante hoy significa que va a ganar en la encuesta final, la de 2012.
Así que, como demostró el Real Madrid este miércoles, cualquiera que se tenga fe y realice un buen trabajo tendrá oportunidad en las presidenciales mexicanas del año próximo. No todo está perdido pues, para Santiago Creel, Marcelo Ebrard, Andrés Manuel López Obrador, Josefina Vázquez Mota, Alfonso Lujambio o los que sea que aparezcan en las boletas electorales como candidatos del PAN y del PRD-PT-Convergencia.
lunes, 11 de abril de 2011
No a la alianza: ¿Tomó el PRD la mejor decisión?
Solo la candidatura de Alejandro Encinas a gobernador del Estado de México podía convencer a Marcelo Ebrard Casaubón y a sus aliados más cercanos, sobre todo a Manuel Camacho Solís, de decir no a la alianza del PRD con el PAN.
Ebrard, con el tema de la alianza, pasó de llevar la ofensiva, a defenderse y a quedar contra la pared debido a las fuertes presiones de Andrés Manuel López Obrador.
El jefe de gobierno del Distrito Federal apostó todo a la alianza PAN-PRD, desde luego contra López Obrador (ellos son los dos principales aspirantes de izquierda a la candidatura presidencial en 2012). Y Ebrard perdió.
Después de pasearse en las entidades en las que los candidatos aliancistas habían ganado gubernaturas (Oaxaca, Sinaloa, Guerrero, Puebla), Ebrard se veía invencible armado con la espada de la necesaria alianza para derrotar a los “malos” del PRI. (Subrayo la expresión “malos” no porque los priistas no lo sean, que desde luego lo son, sino porque de esa calidad moral abundan líderes en todos los partidos, particularmente en el PAN y el PRD, que son gobierno en muchos lugares).
El argumento de Ebrard, obviamente preparado por Camacho y siempre contando con el visto bueno del PAN y de Felipe Calderón, convenció a muchos, sobre todo a intelectuales que de buena fe prestaron sus nombres para apadrinar una de las farsas políticas más notorias de los últimos tiempos: la consulta ciudadana para decidir por el sí o por el no a la alianza entre el PAN y el PRD.
La consulta la ganó aplastantemente el sí y cuando parecía que la alianza PAN-PRD se concretaría, Ebrard decidió dejar colgados de la brocha a los panistas, Calderón incluido, y a los intelectuales.
En qué forma se burló Ebrard de los intelectuales a los que convenció de participar en un ejercicio, supuestamente cívico. Ya aprenderán la gente sensible y con cultura a no confiar en los políticos, por mejor peinados que se presenten (bueno, es que, después de Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones, don Marcelo es de los gobernantes que más se adornan antes de salir de su casa).
Marcelo Ebrard, de pronto, dijo no a la alianza, levantó la mano de Alejandro Encinas (un hombre que siempre rechazó unirse al PAN) y quiso, fiel al estilo de su mentor Manuel Camacho (que es el del cubano Fidel Castro), hacer de su gran derrota una gran victoria: convenció a Encinas de que no fuera a un mitin con AMLO en el Edomex, de tal forma de acompañarlo a él, a Ebrard, a un recorrido por tierras mexiquenses.
Es decir, partiendo de la premisa (que solo políticos como Camacho se creen) de que el ciudadano es un tonto sin memoria, Ebrard quiso presentarse como el gran impulsor de la candidatura antialiancista de Encinas.
Pero Ebrard no engañó a nadie. La opinión pública y la publicada en forma unánime presentaron a don Marcelo como el perdedor en la primera batalla del Edomex, y a AMLO como el ganador.
Y es que así fue. ¿Qué hizo a AMLO ganar, a pesar de tener todo en contra? Su terquedad que, para muchos, es simple apego a sus principios.
Después de que Ebrard se rindió ante López Obrador, lo que siguió fue un mero trámite: que el PRD nacional rechazara la alianza.
Muy bien, pero apenas empiezan los problemas para el perredismo, que postulará a Encinas junto con el PT y Convergencia, como su candidato a gobernador del Estado de México.
El problema es que Encinas tal vez no cumple con el requisito de la residencia y, por lo mismo, tal vez no pueda ser candidato a gobernador.
Conociendo a López Obrador, puedo decir sin temor a equivocarme que eso, la inhabilitación de Encinas, es algo que no va a detener a Andrés Manuel, algo a lo que inclusive él podría sacarle provecho.
Salir victorioso del jaque mate es la especialidad de López Obrador (de hecho, cuando AMLO falla es cuando lleva la ventaja). Parecía que no superaría el desafuero, y salió en hombros en una marcha a la que asistieron 2 millones de personas. Después, en Iztapalapa, inhabilitada por el Trife Clara Brugada, Andrés Manuel se sacó de la manga a un tal “Juanito” y de la nada lo hizo ganar la elección por el PT, para después obligarlo a renunciar y entregar la jefatura delegacional a quien AMLO pensó que siempre la mereció y que injustamente se la quisieron quitar: la señora Brugada.
Así que, si a Encinas lo inhabilitan, ya podremos esperar a un Andrés Manuel jugando en su terreno, el del jaque mate, llevándose toda la atención mediática para sí mismo y para su causa, inventando sabrá Dios qué (tal vez con Yeidckol Polevnsky como candidata, para luego renunciar ya ganadora y gobernadora a favor del secretario de gobierno Encinas o cualquier cosa por el estilo).
Pero hay en eso un riesgo muy grande. Porque los grandes jugadores como Andrés Manuel suelen triunfar, pero a veces, por apostar tan alto a las causas casi perdidas, también pierden, y fuertemente.
El riesgo, obvio, es que Encinas quede inhabilitado. Eso dejaría al PRD en una situación de gran vulnerabilidad para el 2012. ¿Por qué? Porque con Encinas (primer lugar en las encuestas si se excluye a los partidos), el PRD es el segundo lugar en el Edomex, detrás del PRI y su candidato Eruviel Ávila y del PAN y su candidato, Luis Felipe Bravo Mena.
La inhabilitación de Encinas podría mandar al PRD del segundo al tercer lugar (ojo, si fallara, que podría fallar, la gran protesta que encabezará López Obrador). Y eso, el tercer lugar en el Edomex, dejaría al PRD (y al PT y a Convergencia) sin posibilidades en 2012.
Solo hay una fórmula para que el PRD salga fortalecido del Edomex después de haber dicho no a la alianza con el PAN, los líderes de la izquierda mexicana la están evaluando y de la misma hablaré en otro texto en este blog esta noche.
Alejandro Encinas: ¿elegible o no?
El día de ayer se prestó para muchas cosas. Una de ellas: analizar la situación en el Estado de México. Recibí mensajes de algunas personas preguntando mi opinión respecto al tema y otras peticiones de que escribiera sobre esto.
En seguida mis puntos en un breve análisis que hago para ustedes:
1. No pudieron con AMLO. Ni Ebrard ni Calderón ni los chuchos. Probó AMLO tener más habilidad política que los anteriores.
2. Como partido, el PRI arranca en primer lugar, el PRD-PT-Convergencia en segundo y el PAN en tercero.
3. Como candidato, Encinas arranca en primer lugar, Eruviel en segundo y Bravo Mena en tercero.
4. En la combinación partido-candidato, será un duelo cerrado entre el PRI y el PRD-PT-Convergencia, con ventaja para el PRI que cuenta con el apoyo de la maestra Elba Esther Gordillo. El PAN está condenado al último lugar.
5. El problema real del PRD-PT-Convergencia es la elegibilidad de Encinas, quien quizá no cumple con el requisito de la residencia. Hay un embrollo legal que quién sabe cómo se superará.
6. Yeidckol está en la banca, a la espera de que Encinas sea aceptado o no en caso de haber impugnaciones ante el Trife. Yeidckol pidió licencia en el Senado para ser elegible.
Mi conclusion: el PRI lleva todas las de ganar, sobre todo si Encinas no es elegible. Y el que tiene todas las de perder es el PAN, que va que vuela para un lejano tercer lugar.
domingo, 3 de abril de 2011
Otra vez AMLO derrota a Ebrard
“La resurrección de AMLO, el Ocaso de Ebrard”. Me despierto y leo este análisis del encuestador Federico Berrueto en Milenio. Al margen de lo que se piense de su trabajo estadístico, que no es ciertamente el mejor, creo que esta vez Berrueto ha dicho la verdad: Andrés Manuel López Obrador, en la arena del Estado de México, ha derrotado, y con facilidad, a Marcelo Ebrard Casaubón. Y, bueno, AMLO no solo venció al jefe de gobierno capitalino: también a Manuel Camacho, a los chuchos (Jesús Ortega y Jesús Zambrano) y a Felipe Calderón.
Dice Berrueto: “En poco más de una semana se aclaró la política nacional. La obsesión por la alianza en el Estado de México ya tiene lista de derrotados: el presidente Calderón, Marcelo Ebrard, Los Chuchos, el ‘mejor imposible’ Gustavo Madero y los ‘cívicos’ antipriistas”. Y dice más el encuestador: “Todos subestimaron a López Obrador y a los suyos”.
Ciertamente, como bien dice Berrueto, “lo peor del saldo es para Ebrard, no sólo pierde posición para alcanzar la candidatura presidencial de la izquierda, sino que será difícil que pueda influir en la de la jefatura de Gobierno del DF, la joya de la corona del PRD. No era poco lo que ya tenía: pacto con la dirigencia del PRD, el favor del presidente Calderón, el apoyo discreto del PAN, entendimiento con la élite nacional, acuerdo con lo más relevante de los medios y aliados en los estados ganados por la alianza, incluido Guerrero. López Obrador, con mucho menos, pero con la integridad de que carece Ebrard, se impuso. Más vale un puñado de leales, que un montón de incompetentes convenencieros, lección que han propinado Alejandro Encinas y Dolores Padierna”.
Solo en algo no estoy de acuerdo con Federico Berrueto: con la mitad del título de su artículo. Porque es inadecuado hablar de “La resurrección de AMLO…”. No hay tal.
Berrueto, al hablar de “resurrección” le da la razón a una mentira tantas veces repetida, desde septiembre de 2006, por los medios de comunicación afines al gobierno federal: que López Obrador y su movimiento habían perdido tanta fuerza que estaban no solo derrotados, sino desaparecidos.
Nunca ha sido así. Más allá de si con lo que tiene le alcanza o no a López Obrador para ganar la presidencia de la república en 2012 (es una cálculo en el que ahora no quiero entrar), lo cierto es que Andrés Manuel y los suyos en ningún momento han dejado de trabajar en cada pueblo de México organizando, sembrando, dialogando con la gente. A veces en mítines de decenas de miles de personas, a veces en reuniones de unos cuantos. Pero no han dejado de hacerlo. Para organizarse bien a veces recurrieron a la discreción, y por eso dejaron de aparecer en los medios durante períodos prolongados. Pero no estaban muertos, sino trabajando. Y el trabajo siempre es redituable.
Hoy lo prueba López Obrador al derrotar una vez más, sin presupuesto para publicidad, a un gobernante que ha gastado en imagen tanto como Enrique Peña Nieto, pero al que su inversión no le ha resultado rentable.
¿Por qué a Ebrard la publicidad excesiva no le ha resultado benéfica y a Peña Nieto sí? Tal vez porque a Ebrard, a diferencia de Peña Nieto, le ha faltado humildad para someterse al guión escrito por un estratega mayor.
Ebrard no ha aceptado seguir ningún plan impuesto por gente que sí sabe porque, arrogante, cree ser el mayor experto en esa y en todas las materias políticas. Hoy se prueba que no es así. Peña Nieto, en cambio, ha sido lo suficientemente listo como para dejarse plenamente conducir por la habilidad superior del más grande fabricante de estrellas que hay en México: Televisa.
miércoles, 30 de marzo de 2011
Del suicidio de Atlacomulco a la fallida alianza
No sé si en Wikipedia o en algún otro sitio de internet leí que si uno pregunta, a los integrantes del Grupo Atlacomulco, acerca de si existe o no esta especie de cofradía ellos, de inmediato, lo niegan.
Lo negarán pero, como dijo Galileo cuando lo hicieron abjurar, eppur si muove, es decir, y sin embargo, a pesar de su inexistencia oficial, el Grupo Atlacomulco se mueve y desde hace décadas de sus filas han salido todos los candidatos del PRI a gobernador del Estado de México y, también, todos los gobernadores mexiquenses, incluido el actual, Enrique Peña Nieto.
Es tal vez el grupo político más poderoso que hay en México, y su poder se expresa sobre todo en el tamaño de las fortunas de sus integrantes, entre los que estuvo Carlos Hank González, un hombre que llegó a acumular un patrimonio gigantesco y que será recordado por una frase (tristemente) célebre: “Un político pobre es un pobre político”.
Pero, a pesar de su poder, por una u otra razón el Grupo Atlacomulco no ha tenido ni un solo presidente de la república.
Pues bien, en la actualidad, para hacer posible que Atlacomulco tenga a su primer presidente, el líder del grupo, Enrique Peña Nieto, ha decidido que su cofradía batee de sacrificio. Es decir, para tratar él mismo de asegurar la presidencia de México ha decidido que el Grupo Atlacomulco se suicide.
Por primera vez, así, el candidato del PRI a gobernador del Estado de México no pertenece al Grupo Atlacomulco. Los orígenes políticos y geográficos de Eruviel Ávila son otros. Entonces, pase lo que pase en las elecciones, Atlacomulco dejará de mandar en la política mexiquense. Si Eruviel gana, formará su propio grupo y, desde luego, combatirá a los integrantes de Atlacomulco. Y peor le irá a este grupo si la victoria se la llevan Alejandro Encinas (PRD-PT-Convergencia) o Luis Felipe Bravo Mena (PAN).
Se ha comentado hasta la saciedad que el primer derrotado en 2010 fue el Grupo Atlacomulco, y es verdad. Peña Nieto tuvo que aceptarlo porque, si hubiera impuesto como candidato a gobernador a alguien de la cofradía, Eruviel Ávila e habría ido a la alianza PAN-PRD. De hecho, esta alianza solo tenía una opción: Ávila, de ahí que la alianza se volviera imposible con el destape priista del alcalde de Ecatepec.
Es interesante lo que está pasando porque, en algún momento, gane o no Peña Nieto la presidencia de la república, los integrantes del Grupo Atlacomulco intentarán volver por sus fueros, lo que quizá generará inestabilidad en el estado más grande del país.
Como se ha dicho, Atlacomulco no ha sido el único derrotado con el destape de Eruviel Ávila. El otro gran perdedor es el proyecto de Felipe Calderón, Marcelo Ebrard Casaubón, Jesús Ortega y Manuel Camacho Solís de buscar la gubernatura del Estado de México vía la alianza PAN-PRD.
Esa alianza se ve ahora imposible y empieza a generar elevados costos políticos a sus promotores. Andrés Manuel López Obrador, quien siempre se opuso a la misma, denunció este miércoles que el propio Calderón le ofreció a Encinas ser candidato de esa alianza, algo que podría ser ilegal y que, aunque no lo fuera, deja muy mal parado al inquilino de Los Pinos.
Los otros damnificados son los perredistas Ebrard, Ortega y Camacho, quienes, de plano, se vieron plenamente superados por López Obrador. Lo que estaba en juego era la alianza, que AMLO rechazaba. Al volverse imposible, El Peje se alza como vencedor en el PRD y los otros, sobre todo Ebrard, como los derrotados.
Lamentablemente, por lo demás, hubo daños colaterales: un grupo de intelectuales convocados por el PRD y el PAN para actuar algo así como garantes de la legalidad de una consulta en el Estado de México (sí o no a la alianza), resultaron seriamente dañados si no en sus prestigios, sí en sus egos ya que, a pesar de que avalaron una aplastante victoria del sí a la alianza en el Edomex, resulta que se han quedado como el chinito, sobre todo cuando, nomás milando, advirtieron que Ebrard fue a tomarse la foto con Encinas, el candidato de AMLO, para con todo oportunismo rechazar la alianza.
Los intelectuales que de buena fe comprometieron sus prestigios al participar como árbitros en la consulta, no merecían eso. Ellos se involucraron convencidos de que el PAN y el PRD iban a aceptar el resultado de la consulta porque, evidentemente, fueron invitados por las dirigencias de ambos partidos. Pero, muy rápidamente, los intelectuales se dieron cuenta de que tanto el PAN como el PRD tomaron el resultado de la consulta, lo usaron para limpiarse la cara y lo tiraron a la basura.
Dese luego, si los intelectuales hubieran sabido que existía la posibilidad de que el PAN y el PRD ignoraran el resultado de la consulta, pues no habrían participado en la misma. Creo que, en el mejor de los casos, estos intelectuales pecaron de ingenuos. La verdad de las cosas, conociendo como conocen a nuestros políticos, debieron haber calculado el riesgo de que las cosas ocurrieran como, finalmente, ocurrieron.
Se equivocaron esos intelectuales. Porque una cosa es participar en causas cívicas, e inclusive es válido participar en ejercicios de gobierno como, por ejemplo, ser observadores en unas elecciones constitucionales, y otra muy distinta es participar (como académico, intelectual, analista) en una grilla política, que de eso se trataba, en la que Ebrard no pudo imponerse a AMLO. Los intelectuales no advirtieron a tiempo que ellos fueron la última carta que Ebrard jugó contra AMLO y la perdió. Y a partir de ahí, la posibilidad de la alianza se desmoronó.
En fin, ha quedado perfectamente claro que los intelectuales no deben, como tales, meterse de árbitros en las grillas interpartidistas. No es su papel.
La oportunista alianza que no cuaja II
En un anterior texto, que vuelvo a difundir ahora, dije que la alianza PAN-PRD en el Estado de México no cuajaba. Que después de la nominación del priísta Eruviel Avila (@Eruviel_Avila) como candidato del PRI a gobernador, se veía imposible que perredistas y panistas logran encontrar un candidato con posibilidades de triunfo. Lo grave para el PAN y el PRD es que no suspendieron su consulta entre los mexiquenses, a pesar de que ya para el domingo sabían que la alianza era si no imposible, muy improbable. La consulta se dio y ganó el sí a la alianza en forma aplastante. Este resultado lo avalaron destacados intelectuales, a los que ahora el PRD y el PAN han hecho quedar muy mal, ya que tales partidos, sin el menor recato pasaron del entusiasmo por la alianza al rechazo a esta. El colmo vino cuando Marcelo Ebrard (@M_Ebrard), totalmente doblegado por Andrés Manuel López Obrador, se retrató con Alejandro Encinas, dejando, como se dice, colgados de la brocha a destacados pensadores mexicanos que no merecían esa burla. Qué ruin puede ser a veces la política en México.
A continuación reproduzco un texto que hace días publiqué, y que hoy, necesariamente repito.
La oportunista alianza que no cuaja
A pesar de todo, no habrá alianza. Es lo que, con otras palabras, dice Jorge Fernández Menéndez hoy lunes, en Excélsior. En opinión de este columnista, la nominación de Eruviel Ávila como candidato del PRI en el Estado de México ha cancelado ese acuerdo político, independientemente del resultado de la famosa consulta en la que, como se sabe, ayer ganó el “Sí” en forma aplastante, aunque tal vez no con todas las de la ley.
Lo anterior significa que el PAN y el PRD esperaban hacer de Eruviel Ávila su candidato, una vez que se concretara el, para muchos, inevitable destape del priista Alfredo del Mazo. Es decir, los dirigentes panistas y perredistas pensaban repetir las experiencias de Sinaloa y Guerrero, donde el priismo no designó candidatos a los políticos más populares quienes, molestos, abandonaron a su partido, aceptaron participar en la alianza izquierda-derecha y terminaron arrasando al PRI.
Enrique Peña Nieto, al no favorecer a su amigo Del Mazo, evitó que su partido regalara al PAN-PRD otro Malova u otro Aguirre. Hasta donde estoy informada, Peña Nieto actuó contra su voluntad presionado por el expresidente Carlos Salinas de Gortari, quien en todo momento apoyó a Eruviel Ávila.
El caso es que, sin duda, Jorge Fernández Menéndez podría tener razón: al margen del resultado de la consulta en el Estado de México, la alianza PAN-PRD se ve de muy difícil realización sobre todo por la falta de un candidato aliancista de peso. Y es que el aspirante mejor posicionado en la izquierda, Alejandro Encinas, abiertamente ha rechazado la alianza, mientras que no parece haber ningún panista con los tamaños que se requieren para enfrentar con posibilidades de éxito a la poderosa maquinaria del PRI.
Todos los nombres que han manejado los dirigentes del PAN y del PRD se han caído. Uno de ellos, por cierto, se cayó por la terquedad de Andrés Manuel López Obrador de rechazar la alianza. Hablo del exrector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente.
Sé que De la Fuente aceptó ser candidato aliancista una vez que se lo propuso el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón. Pero puso una condición: “Seré candidato, Marcelo, si convences a Andrés Manuel de que me apoye. Si Andrés Manuel no está de acuerdo, no seré candidato de la alianza”.
Ebrard buscó a AMLO para plantearle lo anterior. El jefe de gobierno pensaba que podría convencer al tabasqueño dada la buena relación que este siempre ha tenido con el exrector, al que inclusive pensó hacer, en 2006, su secretario de Gobernación si llegaba a la presidencia. Pero Marcelo Ebrard se equivocó. La respuesta que varias veces recibió de López Obrador fue: “No apoyo la alianza en el Estado de México ni siquiera si Juan Ramón es el candidato”. Por lo que me dicen, Ebrard se retiró muy molesto de esa reunión. Y con razón, porque El Peje dejaba a la alianza PAN-PRD solo con una posibilidad: que Eruviel Ávila rompiera con el PRI, lo que no ocurrió.
Ahora bien, para el PAN y el PRD ir en alianza sin un candidato fuerte, y no lo tienen, sería un suicidio. No solo porque quedarían muy lejos del poderoso PRI, sino también porque podrían terminar por debajo del candidato que el movimiento de López Obrador apoyara a través del PT y Convergencia y que podría ser, o no, Alejandro Encinas, quien no acaba de decidirse a romper con el perredismo.
¿Podría irse al tercer lugar en el Estado de México la alianza del PAN y el PRD? Sí, sin duda. Básicamente porque no ha habido fracturas en el PRI. Pero también porque, gracias sobre todo a López Obrador, cada día más gente está convencida de que una alianza de ese tipo es inmoral.
En mi opinión, es clara la inmoralidad de una alianza electoral como la planteada por el PAN y el PRD, si no por otra cosa, porque en 2006 todos los dirigentes perredistas acusaron con absoluta seriedad al PAN de haberse robado las elecciones presidenciales. Así que, evidentemente, si hoy el PRD busca juntarse con quienes a la mala le arrebataron el poder, solo puede atribuirse al más detestable de los vicios políticos: el oportunismo.
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