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miércoles, 17 de agosto de 2011

Las trampas de Andrés Manuel

Al mejor cazador se le va la liebre, dice el dicho. Podría ser el caso de Andrés Manuel López Obrador, tal vez el líder social más importante que ha habido en México en los últimos años.

No voy a discutir acerca de si hubo o no fraude electoral en 2006 (los argumentos tanto de quienes lo afirman como de quienes lo niegan, ahí están y que cada quien saque sus conclusiones). Lo que sí expresaré, con claridad, es que Felipe Calderón ha realizado uno de los peores gobiernos que se recuerden porque llegó al poder con dudas acerca de su legitimidad: la mitad de los mexicanos no creían, ni creen, que él ganó limpiamente las elecciones y eso lo obligó a empezar su gobierno con una acción tan espectacular que hiciera posible olvidar los comicios presidenciales.

Esa acción espectacular de Calderón fue la guerra contra el narco, que si en un principio funcionó, con el paso del tiempo acabó no solo con la paz en México, sino con la credibilidad de los gobiernos panistas.

Ha sido tan malo el resultado del gobierno calderonista que López Obrador tuvo la mesa servida para construir una candidatura potente para las presidenciales de 2012. Y así lo ha hecho AMLO, solo que su movimiento solo tiene fuerza en un sector de la población, amplio, pero insuficiente para llegar a Los Pinos.

El 20% de preferencias que AMLO alcanza en muchos estudios, al margen de los partidos que lo postulen, es mucho, pero al mismo tiempo muy poco, sobre todo si se le compara con el más de 50% que tiene el priista Enrique Peña Nieto.

El PRI, tercer lugar en 2006, es hoy el puntero indiscutible en las encuestas. ¿Por qué? Por López Obrador.

Andrés Manuel, quien sin duda habría gobernado mejor que Calderón, se ha dedicado con éxito a destruir al gobierno federal y, con ello, a dejar sin votos al PAN. El problema es que esos sufragios no se han ido a la izquierda, sino al PRI.

La gente, sin memoria, piensa que el regreso del PRI le devolvería a México la estabilidad perdida. Es un error, evidentemente, pero es lo que demasiados mexicanos piensan ahora.

Esa es la trampa en la que cayó Andrés Manuel. Realizó muy bien el trabajo de demolición del gobierno panista, pero no ha construido todavía un discurso que convenza a los mexicanos de que él es mejor opción que el PRI.

¿Tiene tiempo Andrés Manuel? Claro que sí. Para eso son las campañas, para vender ideas, propuestas y programas. Tiempo le sobra, de hecho. Pero no sé si tenga la voluntad.

No le ayuda a AMLO en la construcción de un nuevo discurso la forma en que se está decidiendo quién va a ser el candidato de izquierda en 2012, si él o Marcelo Ebrard Casaubón.

Yo no tengo ninguna duda de que a la izquierda le iría peor con Ebrard que con AMLO. Digo, las frivolidades de Marcelo, malas copias de lo que hace Peña Nieto, terminarán por hundirlo. Pero el jefe de gobierno ha tenido éxito al vender una idea, con ayuda de los medios: la de que AMLO no respetará el resultado de las encuestas.

Esa, la encuesta, es la otra trampa en la que ha caído AMLO. Se ha comprometido a respetar el resultado de no sé qué estudio en el que se preguntará quién debe ser el candidato del PRD, del PT y de Movimiento Ciudadano. Y seguramente AMLO cumplirá (mal haría en no hacerlo siendo el puntero indiscutible a la hora en que se pregunta solo a los votantes de izquierda, que es lo correcto, ya que se elegirá al candidato de ellos). Pero, pase lo que pase, lo que se dirá es que Andrés Manuel no cumplió.

Creo que, al final, Ebrard se echará para atrás y AMLO será el candidato presidencial de la izquierda, pero nacerá con un pecado original que se encargarán de difundir con profusión los simpatizantes de Marcelo: que Andrés Manuel los venció por terco y por autoritario, porque se impuso a pesar de que el novio de la hondureña era el líder en las encuestas. Eso dirán y los medios lo repetirán.

En fin, son las trampas de Andrés Manuel. Tiempo tiene para salir de ellas. Pero no le resultará sencillo.

jueves, 14 de julio de 2011

Sobre AMLO "sí o sí" y el debate con @ferbelaunzaran


Hoy jueves el diario Reforma dedica a Andrés Manuel López Obrador una de sus notas principales: “Seré candidato sí o sí.- AMLO” (http://www.reforma.com/nacional/articulo/616/1230260/). La firman Erika Hernández y Claudia Guerrero y narra una reunión que el famoso Peje sostuvo con coordinadores de su movimiento de todo el país.

Según las reporteras, Andrés Manuel dijo que “en cualquier escenario, él será candidato a la Presidencia de la República en 2012, ya sea por uno, dos o los tres partidos de la izquierda”.

La información la obtuvieron las periodistas de asistentes a esa reunión que, inclusive, citaron palabras textuales de López Obrador: “No me quieren ver en las boletas, pero no les voy a dar el gusto. Voy a estar en las boletas como candidato de un partido, de dos o de tres”.

Lo será, dijo AMLO, porque en comparación con la campaña de 2006, él ahora cuenta con una estructura nacional que lo respalda, la de Morena.

Eso, en opinión de las periodistas de Reforma, contradice lo que el propio López Obrador había dicho en mayo pasado, cuando aceptó la propuesta del otro precandidato de la izquierda mexicana, Marcelo Ebrard Casaubón, de seleccionar al candidato presidencial del PRD, del PT y de Convergencia en un proceso que incluya dos debates en octubre y una encuesta en noviembre.

Se explayó López Obrador en la reunión de la que informa Reforma, hablando del “linchamiento mediático” en su contra. Dijo que a toda costa se busca crear una imagen negativa de él, y para probarlo mencionó un monitoreo de noticias realizado por su equipo, según el cual de 200 notas informativas, en 178 se le acusa de ser el responsable de la derrota de Alejandro Encinas en el Estado de México, lo que desde luego es absurdo.

A pesar de eso, López Obrador pidió a los coordinadores de Morena “no desanimarse ante resultados como los del Edomex y los llamó a intensificar esfuerzos para que a finales de año tengan 65 mil comités seccionales de Morena y 4 millones de protagonistas del cambio”.

Seguramente a perredistas que pertenecen a la corriente de los chuchos como Fernando Belaunzarán, @ferbelaunzaran en twitter, y desde luego a quienes apoyan a Ebrard les va a molestar, y mucho, la nota de Reforma. Me los puedo imaginar furiosos diciendo lindezas de AMLO al que no bajarán de antidemocrático. Pero, en este caso, López Obrador simplemente ejerce sus derechos constitucionales y para nada violenta las reglas de la democracia.

1.- López Obrador, como cualquier mexicano, tiene derecho a aspirar a ser presidente de México.

2.- AMLO fue candidato presidencial de la izquierda en 2006 y, para millones, Felipe Calderón lo derrotó recurriendo a un gran fraude electoral. Va por su segunda oportunidad, lo que no es inusual. Lula, por ejemplo, antes de llegar al poder en Brasil lo intentó varias veces.

3.- Andrés Manuel ha trabajado durante años en organizar un movimiento que tiene representantes en todos los municipios de México, algo que ninguno de los partidos de izquierda (PRD, PT y Convergencia) puede presumir.

4.- El movimiento de López Obrador, en el que participan millones de mexicanos, se ha estructurado sobre la idea, explícita o implícitamente, de que él será el candidato presidencial en 2012. Si no lo fuera, el movimiento, Morena, se desintegraría. Ni siquiera proponiéndoselo podría AMLO hacer que la gente que participa en Morena apoyase a un candidato distinto, digamos a Ebrard.

5.- Es más idealismo que obsesión por el poder decir que él será candidato de uno, de dos o de tres partidos de izquierda. Significa que, aunque el mayor partido de izquierda, el PRD, no lo apoye, él cumplirá con la que cree es su obligación política y moral. Recuerdo haber leído que Javier Sicilia dijo que, antes de salir de Cuernavaca en una de sus marchas, él cargaba la bandera y que pensó: “Si me siguen muchos, qué bueno. Si no me sigue nadie, llegaré yo solo al Zócalo del DF cargando la bandera nacional”. Claramente es lo mismo que piensa AMLO.

6.- La encuesta de noviembre. AMLO no ha dicho que no esperará el resultado de la misma. Simplemente sabe desde ahora mismo, y lo saben Ebrard y los chuchos, que supera entre los votantes de izquierda muy fácilmente a Ebrard. Los chuchos y Ebrard dirán que entre la población abierta no es así (hay una especie de empate técnico), y aquí está la diferencia que hará imposible, en mi opinión, que se pongan de acuerdo. ¿Cuál encuesta es la válida, la aplicada a priistas, panistas e izquierdistas o solo la aplicada a izquierdistas? Como se trata de elegir al candidato de izquierda para defender valores y principios de izquierda, lógicamente la encuesta válida debe ser la que solo se aplique a izquierdistas, y en esta la ventaja de AMLO sobre Ebrard es enorme, lo saben Ebrard y los chuchos. Es tan grande esa ventaja que no disminuirá en unos cuantos meses. Por eso Ebrard y los chuchos quieren una encuesta en la que se pregunte también a la gente que, en el PRI y el PAN, desprecia a AMLO. Pero eso es trampa.

7.- López Obrador, que por estrategia, cortesía y hasta por amistad y compañerismo siempre habla bien en público de Marcelo Ebrard, debe estar convencido desde hace tiempo que se equivocó al apoyarlo para llegar a la jefatura de gobierno del Distrito Federal. Porque Ebrard y, sobre todo, su aliado de toda la vida Manuel Camacho, han terminado por acercarse al PAN y a Felipe Calderón y a líderes sindicales de dudosa ética política.

8.- La evidencia mayor de que el corazón de Ebrard no es de izquierda la dio el excanciller Jorge Castañeda, el pasado domingo, en Reforma. Amigo personal de Elba Esther Gordillo, Castañeda dijo que Gordillo ve a Ebrard como el candidato de su partido, el Panal. Eso no sorprendió a nadie que sepa de las relaciones amistosas y políticas que, durante años, han mantenido en un alto nivel de cordialidad, la líder del SNTE y el actual jefe de gobierno del DF.

9.- Ojalá un perredista antipejista como @ferbelaunzaran aceptara debatir conmigo en Twitter (se la pasa pidiendo debates con todo el mundo, ahora yo se lo pido a él). Creo que puedo demostrar que los chuchos, Camacho y Ebrard son mucho menos izquierdistas y, sobre todo, mucho más pragmáticos, en el mal sentido de la palabra, que López Obrador y su gente. Veremos si @ferbelaunzaran acepta el intercambio de ideas, tuit contra tuit, en la red social.

10.- Me anima solamente la convicción de la necesidad de dialogar con respeto y en libertad.

miércoles, 29 de junio de 2011

Elba Esther: La confesión

Ha dicho ahora la líder del sindicato de maestros, Elba Esther Gordillo, que en 2006 apoyó la candidatura de Felipe Calderón Hinojosa a cambio de un arreglo político que incluyó cargos y posiciones diversas en el gobierno federal.

Eso no es nuevo, claro que no. Ya lo había denunciado, desde los tiempos del plantón de Reforma, Andrés Manuel López Obrador. Pero si hoy es noticia relevante en todas partes se debe a que la propia Elba Esther lo ha confesado.

Debido a ese acuerdo, dijo la maestra Gordillo, Roberto Campa ingresó al Sistema Nacional de Seguridad Pública, Francisco Yáñez a la Lotería Nacional y Miguel Ángel Yunes al ISSSTE.

Elba Esther añadió:

“Mea culpa, mea culpa. Vino la sucesión y llegamos al acuerdo de ir con el Presidente Calderón por la Presidencia de la República, previos arreglos de orden político que no deben avergonzar a nadie, a mí no me avergüenzan, yo hago política. Pero no eran para satisfacer mis ambiciones personales, ni de mi gremio, sino para que aquellos que trabajaban en Nueva Alianza tuvieran un espacio político y pudieran seguirse desarrollando, y esto es legítimo”.

Ahora, todo el mundo lo sabe, la maestra Elba Esther Gordillo apoya al priista Enrique Peña Nieto, lo que seguramente tampoco le avergüenza.

¿Qué le dará Peña Nieto a Elba Esther en caso de que el actual gobernador del Estado de México llegue a la presidencia de México? Como mínimo, los mismos cargos que le dio Calderón.

No voy a criticar los métodos de la maestra. Solo diré que, en lo personal, me parecen excesivamente pragmáticos, escasamente basados en la ética política y de ninguna manera recomendables si lo que se quiere es cambiar al sistema político mexicano que, en mi opinión, ya no funciona.

Lo que diré es que, en el ejercicio de la política, lo que prefiero es otra cosa: una conducta más basada en principios y menos en intereses, más orientada a la moral que a los cargos públicos, más idealista que enfocada a las ganancias electorales de corto plazo.

Elba Esther Gordillo ha sido, sin lugar a dudas, la mujer más poderosa en México en los últimos años. De esto no puede haber la menor duda. Su poder, gigantesco, lo fundamenta en su capacidad para ganar elecciones con su ejército de maestros bien adiestrados en materia comicial. Pero lo que ella no ha sido, claro que no, es una mujer idealista. Por lo mismo, no ha sido la más admirable.

domingo, 3 de abril de 2011

Don Quijote a la reconquista de la democracia mexicana

Leo en el libro “Visiones del Quijote”, de Álvaro Armero, que un día Gabriel García Márquez le dijo a Bill Clinton: “Usted lo que tiene que hacer es leer el Quijote, que ahí están las soluciones a todo”. Cuánta verdad hay en esa expresión. Por cierto, Clinton, un paradigma de gobernante exitoso a pesar de sus desatinos sexuales, le contestó al novelista colombiano que ya había leído la obra cumbre de la literatura española. Quizá por eso, como administrador público, Bill Clinton lo hizo tan bien.

No es el único político exitoso que ha leído las aventuras de Don Quijote. En el libro que he mencionado, se cita a John J. Allen y Patricia S. Finch, quienes afirman que “el 17 de septiembre de 1787, el día que se adoptó la Constitución de Estados Unidos, George Washington anotó en su agenda que pagó a un librero de Filadelfia veintidós chelines con seis peniques por una traducción al inglés  de Don Quijote”.

Y si Clinton fue exitoso, creo que Washington lo fue un poco más. Esto me lleva a preguntarme si nuestros gobernantes recientes, Vicente Fox y Felipe Calderón, han leído a Miguel de Cervantes. Me respondo que no, no lo han leído. Pero si ellos no lo han hecho, tendremos que leer al Quijote nosotros, los ciudadanos, para encontrar en sus sueños una salida a nuestra crisis actual.

Escribió Fedor Dostoievksi que Don Quijote, “el hombre que puso en acción los sueños más locos, los más fantásticos, llega de pronto a la duda y a la perplejidad”. Ocurrió que ese hombre con ideas de otro mundo experimentó, un buen día, “la nostalgia de lo real”.

Sí, Don Quijote se sintió engañado por cierto absurdo que encontró en uno de esos libros de aventuras que leía, y se angustió pensando que si un libro lo había engañado, quizá todos los otros también le habían mentido.

¿Cómo podía Don Quijote volver a su verdad? Responde el novelista ruso: “Imaginando un absurdo mayor que el primero”.

Dostoievsky, basado en lo anterior, sugiere a sus propios lectores interrogarse a sí mismos para ver si no les ha ocurrido cien veces algo parecido a lo que angustió a Don Quijote: Si no han dudado al sentirse enamorados de una idea, de un proyecto o de una persona. Y si, para salir de la duda, esto es, para poder seguir enamorados, no han terminado por crearse una ilusión más engañosa que la primera.

Encuentro esas palabras perfectamente aplicables a México y a los mexicanos en la actual coyuntura histórica.

Después de mucho luchar contra los molinos de viento del autoritarismo, conquistamos en el año 2000, al fin, la democracia, el sueño del que millones estábamos enamorados. La conquistamos, sí, solo para sentirnos de inmediato perplejos porque, por los malos gobiernos que sustituyeron a los del PRI, pronto descubrimos que el sueño de la democracia era en realidad una pesadilla.

Hay desencanto democrático entre nosotros, sin lugar a dudas. Antes del año 2000 considerábamos a la democracia un sueño lindo pero irrealizable. Ahora al ideal democrático lo sentimos como un absurdo que nos ha engañado.

¿Cómo podemos dejar la duda que nos genera ahora la democracia, duda que nos ha llevado a organizar movimientos tan profundamente antidemocráticos como el preferir, en forma masiva, echar a perder el sufragio votando en blanco?

Solo hay una salida, la misma que encontró Don Quijote: crear una nueva ilusión que nos haga volver a ilusionarnos con la democracia hoy considerada, por muchos, simple y sencillamente una farsa.

¿A qué nueva ilusión podemos aferrarnos? Solo veo una:la de que siempre es posible volver a empezar. Es lo que deberemos hacer en 2012: comenzar de nuevo, es decir, reconstruir un sistema que está destruido.

No será fácil porque, es un hecho, las reconstrucciones son infinitamente más difíciles que las construcciones. Pero no hay de otra. Construimos en el año 2000 el edificio de nuestra democracia, solo para destruirlo a golpes de incompetencia y corrupción; pues bien, por complicado que resulte, hay que entrarle con fe a la reconstrucción pensando que es posible.

Decía yo el otro día en twitter que es más difícil reconquistar a una mujer que conquistarla, y agregué que , finalmente, las relaciones duraderas están hechas de una solo conquista y de numerosas reconquistas, ya que nada hay más inestable que el amor.

Nos costó trabajo conquistar nuestra democracia en el año 2000. Mucho trabajo, a pesar de que, antes de que el PRI saliera de Los Pinos todos los mexicanos consideráramos un sueño loco el sufragio efectivo. Es que, después de 70 años del mismo partido en el poder, solo los ilusos quijotes de la oposición mexicana creían posible vencer al priismo.

El caso es que a ese monstruo, el del priismo, se le derrotó. Pero pronto descubrimos que los nuevos gobiernos del PAN resultaron peores que los del PRI. El desencanto democrático alcanzó su punto máximo en las irregulares, por decir lo menos, elecciones de 2006, y a partir de entonces nuestro sistema democrático ha venido rodando cuesta abajo.

Ahora, en el proceso de reconquista de nuestra democrcia, debemos ilusionarnos de nuevo, volver a creer en la pareja que nos falló. Que nos digan locos, si quieren. Pero tenemos que volver a soñar con que el cambio es posible.

Leamos a Cervantes para entender que, en última instancia, como dijo Roger Garaudy, “no es Don Quijote el loco: es el mundo. El suyo. Y todavía más el nuestro”.

Otra vez AMLO derrota a Ebrard

“La resurrección de AMLO, el Ocaso de Ebrard”. Me despierto y leo este análisis del encuestador Federico Berrueto en Milenio. Al margen de lo que se piense de su trabajo estadístico, que no es ciertamente el mejor, creo que esta vez Berrueto ha dicho la verdad: Andrés Manuel López Obrador, en la arena del Estado de México, ha derrotado, y con facilidad, a Marcelo Ebrard Casaubón. Y, bueno, AMLO no solo venció al jefe de gobierno capitalino: también a Manuel Camacho, a los chuchos (Jesús Ortega y Jesús Zambrano) y a Felipe Calderón.

Dice Berrueto: “En poco más de una semana se aclaró la política nacional. La obsesión por la alianza en el Estado de México ya tiene lista de derrotados: el presidente Calderón, Marcelo Ebrard, Los Chuchos, el ‘mejor imposible’ Gustavo Madero y los ‘cívicos’ antipriistas”. Y dice más el encuestador: “Todos subestimaron a López Obrador y a los suyos”.

Ciertamente, como bien dice Berrueto, “lo peor del saldo es para Ebrard, no sólo pierde posición para alcanzar la candidatura presidencial de la izquierda, sino que será difícil que pueda influir en la de la jefatura de Gobierno del DF, la joya de la corona del PRD. No era poco lo que ya tenía: pacto con la dirigencia del PRD, el favor del presidente Calderón, el apoyo discreto del PAN, entendimiento con la élite nacional, acuerdo con lo más relevante de los medios y aliados en los estados ganados por la alianza, incluido Guerrero. López Obrador, con mucho menos, pero con la integridad de que carece Ebrard, se impuso. Más vale un puñado de leales, que un montón de incompetentes convenencieros, lección que han propinado Alejandro Encinas y Dolores Padierna”.

Solo en algo no estoy de acuerdo con Federico Berrueto: con la  mitad del título de su artículo. Porque es inadecuado hablar de “La resurrección de AMLO…”. No hay tal.

Berrueto, al hablar de “resurrección” le da la razón a una mentira tantas veces repetida, desde septiembre de 2006, por los medios de comunicación afines al gobierno federal: que López Obrador y su movimiento habían perdido tanta fuerza que estaban no solo derrotados, sino desaparecidos.

Nunca ha sido así. Más allá de si con lo que tiene le alcanza o no a López Obrador para ganar  la presidencia de la república en 2012 (es una cálculo en el que ahora no quiero entrar), lo cierto es que Andrés Manuel y los suyos en ningún momento han dejado de trabajar en cada pueblo de México organizando, sembrando, dialogando con la gente. A veces en mítines de decenas de miles de personas, a veces en reuniones de unos cuantos. Pero no han dejado de hacerlo. Para organizarse bien a veces recurrieron a la discreción, y por eso dejaron de aparecer en los medios durante períodos prolongados. Pero no estaban muertos, sino trabajando. Y el trabajo siempre es redituable.

Hoy lo prueba López Obrador al derrotar una vez más, sin presupuesto para publicidad, a un gobernante que ha gastado en imagen tanto como Enrique Peña Nieto, pero al que su inversión no le ha resultado rentable.

¿Por qué a Ebrard la publicidad excesiva no le ha resultado benéfica y a Peña Nieto sí? Tal vez porque a Ebrard, a diferencia de Peña Nieto, le ha faltado humildad para someterse al guión escrito por un estratega mayor.

Ebrard no ha aceptado seguir ningún plan impuesto por gente que sí sabe porque, arrogante, cree ser el mayor experto en esa y en todas las materias políticas. Hoy se prueba que no es así. Peña Nieto, en cambio, ha sido lo suficientemente listo como para dejarse plenamente conducir por la habilidad superior del más grande fabricante de estrellas que hay en México: Televisa.