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miércoles, 12 de octubre de 2011

Ealy Ortiz premia a Margarita Zavala

No digo que Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón, no merezca el reconocimiento que la Fundación Ealy Ortiz y la Universidad Oviedo le han otorgado por su trabajo contra las adicciones de los niños.

Conozco a Margarita, la he tratado por la convivencia que uno sus hijos y el mayor de los míos tuvieron, hasta el año pasado, en el colegio. Así que me consta que, al margen de que no comparto con ella su ideología conservadora, ha sido una mujer destacada en la política mexicana desde muchos años antes de que su marido llegara a la Presidencia.

Dicho lo anterior, manifestaré mi extrañeza ante el hecho de que una fundación evidentemente ligada al diario El Universal, presidida por Juan Francisco Ealy Ortiz, decida premiar a la esposa del hombre que ocupa el principal cargo en el gobierno de México. Es que, por favor, no es correcto que un diario hago eso, ya que se supone que el periodismo debería ser crítico del poder.

Me dirán que no necesariamente el periodismo tiene ser crítico con el gobierno. Está bien, acepto esa tesis: es legítimo que la línea editorial de un diario coincida, sin corrupción de por medio, con un partido o una administración pública. Respeto, pues, la línea editorial de El Universal. Si por convicción Ealy Ortiz y sus editores aprueban lo que hace Felipe Calderón, me parece perfectamente válido.

Pero una cosa es aprobar y hasta defender a un gobierno, y otra premiar a la familia de quien está en el poder. Habiendo en México tantas mujeres que luchan contra las  adicciones de los niños y los jóvenes, es de muy mal gusto que se premie a la única de ellas que reside en Los Pinos.

Insisto, no discuto los méritos de Margarita Zavala. Y con sinceridad digo que si, antes de 2006, la Fundación Ealy Ortiz la hubiera premiado, yo habría aplaudido esa acción. Pero, ¿premiar a Margarita cuando está en el poder? Peor aún, ¿que la premie una Fundación ligada a un diario? Es algo que no beneficia ni al diario ni a la galardonada.

Entiendo que Margarita Zavala no haya rechazado, por elemental sentido de las relaciones públicas, ese premio. Pero segura estoy de que cuando se enteró del reconocimiento no mejoró, sino empeoró, la opinión que ella tiene del periodismo practicado en El Universal.

viernes, 1 de julio de 2011

Edomex, 2012 y Sicilia: ¿de Guatemala a Guatepeor?

El PRI ganará las elecciones de gobernador en el Estado de México. No lo deseo, claro que no. Simplemente, es lo que afirman todas las encuestas. Y dicen algo todavía más lamentable: que el PRI y su candidato, Eruviel Ávila, vencerán con una gran facilidad a Alejandro Encinas, del PRD-PT-Convergencia, y a Luis Felipe Bravo Mena, del PAN. Inclusive, Ávila ganaría, de acuerdo a los sondeos, si se sumaran los votos de Encinas y Bravo. Tan grande es la ventaja del viejo partido autoritario que amenaza (literalmente, a-me-na-za) con volver a la presidencia.

Lo anterior se explica de tres maneras, en mi opinión. La primera, el factor Enrique Peña Nieto: es tan popular el actual gobernador mexiquense (gracias a Televisa, sin lugar a dudas) que simple y sencillamente no era posible que el candidato de su partido perdiera. La segunda: el desastre que ha sido el gobierno de Felipe Calderón le ha restado fuerza electoral al PAN en todo el país. La tercera, la indecisión de la izquierda que coqueteó demasiado con la posibilidad de una alianza con la derecha y que, por lo mismo, tardó demasiado tiempo en decidirse a lanzar como candidato a Alejandro Encinas al que, evidentemente, le faltó tiempo (y tal vez algo de empuje) para alcanzar a Eruviel Ávila.

¿La posible, casi segura victoria del PRI en las próximas elecciones de gobernador en el Estado de México, significa que este partido se impondrá en las presidenciales de 2012?

Esta es una pregunta fundamental.

Claramente, el PRI y su candidato presidencial, que no puede ser otro que Peña Nieto, llegarán a 2012 como favoritos y con amplia ventaja sobre sus rivales del PAN (muy probablemente Ernesto Cordero, secretario de Hacienda) y de la izquierda (Andrés Manuel López Obrador, que sigue siendo mucho más popular que Marcelo Ebrard Casaubón). Pero esto, empezar 2012 con ventaja, es lo único que tiene garantizado el priismo.

La competencia electoral en 2012 será durísima. El PAN y Los Pinos harán hasta lo imposible, sobre todo recurrir a la guerra sucia contra Peña Nieto, para evitar la victoria priista. Así, veremos, a partir del último trimestre de 2011, no pocas filtraciones sobre conductas irregulares, inmorales o ilegales de prominentes líderes del PRI, aun del propio Peña Nieto. El poder es para usarse, particularmente al momento de luchar por conservarlo, y segura estoy que Calderón lo usará para golpear con fuerza al priismo. Esto emparejará el marcador ya que pondrá al PAN, necesariamente, en competencia.

¿Qué hará López Obrador? Simplemente, dejar que Calderón golpee al PRI y continuar en lo suyo: recorriendo el país para organizar a sus bases de apoyo. ¿Esto le resultará suficiente a AMLO para aspirar a la victoria? No lo creo. El famoso Peje necesitará mucho más si quiere ganar. Para empezar, Andrés Manuel tiene que insistir en convencer a las clases medias y altas, que lo siguen viendo con desconfianza, de que él no es un peligro para México. Después, AMLO deberá poner orden en los partidos que lo apoyan: el PRD, cuya burocracia no controla; el PT, que tendrá que alejarse del venezolano Hugo Chávez y del peruano Ollanta Humala, y Convergencia, que sigue sin consolidar una imagen sólida. Sin eso, López Obrador no podrá aspirar a la victoria.

Y bueno, hay otro elemento, todavía no del todo considerado en los análisis rumbo al 2012: el movimiento de Javier Sicilia. Si este se desinfla, no pesará en las presidenciales. Pero si se mantiene o incrementa su fuerza, podrá decidir las elecciones dependiendo de si se inclina hacia el PAN o hacia la izquierda porque, de plano, no lo veo apoyando al PRI. Sicilia, sin proponérselo, se ha convertido en un activo electoral y así será visto en cuanto arranque el próximo año.

domingo, 15 de mayo de 2011

El pequeño Calderón que Churchill llevaba dentro

Ya ha sido suficientemente cuestionado Felipe Calderón por haberse comprado con Winston Churchill. No añadiré una crítica más. Porque tampoco se trata de abusar. A mí lo que me interesa destacar es lo inverso: que Churchill, el gran estadista británico, llevaba a un pequeño Calderón dentro de su persona y lo sacaba cada vez que necesitaba mantener en la ignorancia a su pueblo.

Una vez, para que no cundiera el pánico en territorio inglés, Winston Churchill, ocultó el avistamiento de un ovni. ¡De un ovni! Esta fue una nota del año pasado, publicada después de que el Archivo de Estado británico desclasificara centenares de documentos sobre objetos voladores no identificados. En uno de los documentos, Churchill ordena silencio sobre el tema. El ovni lo había visto, según eso, un piloto militar durante la Segunda Guerra Mundial.

Lo que pasó es que Churchill contó al norteamericano Dwight Eisenhower lo que el piloto británico decía: que un avión de la Fuerza Aérea de su Majestad había sido escoltado por un ovni de metal. Después de analizar el tema, los dos políticos acordaron no hacer público el asunto, en primer lugar para no provocar pánico y, en segundo, para no alterar las convicciones religiosas de la gente.

Hoy podemos decir que no es tan grave ocultar los avistamientos de ovnis. De hecho, tales fenómenos en la actualidad no se ocultan, sino todo lo contrario: se hacen públicos y suelen servir para programas de televisión poco rigurosos y creíbles y cada día con menores audiencias.

En la primera mitad del siglo XX no habría sido tan grave, en mi opinión, hablar de ovnis. En primer lugar, porque todo el mundo habla de ellos, y en segundo porque los platillos voladores nunca terminan por realmente hacerse presentes en los cielos de nuestro planeta.

Pero a Churchill, el pequeño Calderón que llevaba dentro lo obligó a ocultar la historia que contaba el piloto británico. Para no asustar, se justificó a sí mismo, y le dio carpetazo al asunto.

Hablo del pequeño Calderón que Winston Churchill llevaba dentro porque, segura estoy, es mucho lo que el gobierno federal mexicano no nos informa a los ciudadanos. Y no pienso en cobros extraordinarios de los funcionarios públicos o en la renta de aviones privados para sus viajes de placer. Nada de eso. Me temo que no se nos ha dicho toda la verdad acerca de la guerra del narco.

¿Cuál es la verdadera capacidad de fuego de las mafias? ¿Es inferior a la de las fuerzas armadas mexicanas? ¿Es superior? ¿Cuántos kilómetros de territorio nacional controla el narco? ¿Cuántos políticos de todos los partidos han sido financiados con dinero ilícito? ¿Es posible derrotar al crimen organizado en la forma en que Calderón ha planteado su guerra? ¿En cuánto tiempo? ¿Cuántos mexicanos más tendrán que ser asesinados antes de que se logre algún tipo de “victoria”? ¿Contempla la mafia, entre sus planes, el recurrir al terrorismo?

Con toda seguridad existen las respuestas a tales preguntas. En México y en el extranjero sobran expertos que deben haber sido contratados por el gobierno Calderón para analizar todos los escenarios. Los diagnósticos objetivos ahí deben estar en algunos escritorios de Los Pinos, la Secretaría de la Defensa, la Secretaría de Marina, la PGR, Gobernación. Los que encabezan estas dependencias saben lo que viene. El problema es que informan poco, pero a cambio recurren demasiado a la propaganda. Lo harán, estoy segura, para no generar pánico. El problema es que la falta de respuestas a todas las preguntas nos deja a los ciudadanos en estado de indefensión, a merced de la dinámica terrible de una guerra que no queremos, no pedimos, no entendemos y en la que solo participamos como espantados espectadores pasivos y, cada día en más casos, como víctimas.

lunes, 25 de abril de 2011

Los Azcárraga

En México no tenemos, estrictamente hablando, una familia real, pero compensamos esta falta con los Azcárraga. Los integrantes de este grupo son lo más parecido, entre nosotros, a los príncipes, princesas, condes y todo eso que en las monarquías brinda los mejores espectáculos a la gente común y corriente que se emboba con los matrimonios, los pleitos, las ambiciones, las traiciones de sus nobles.

Por muchas razones los Azcárraga son la familia más conocida entre los mexicanos y, por lo mismo, la que más motivos brinda para el comentario entre los ciudadanos comunes y corrientes. 

Hace más de diez años, cuando falleció Emilio "El Tigre" Azcárraga Milmo, la gran noticia fue su testamento. Lo que dejó a sus mujeres, sobre todo a Adriana Abascal y a Paula Cussi. Lo que dejó a los otros miembros de su familia. Pero sobre todo la manera en que organizó las cosas en su imperio para que lo controlara su hijo Emilio Azcárraga Jean, de tal forma de que nunca quedara en poder de Alejandro "El Güero" Burillo.

Gran noticia fue también todo lo que tuvo que hacer Emilio chico para afianzarse en el poder en Televisa, ya que si la voluntad de su padre era que él mandara en el negocio más influyente que hay en México, lo único que heredó el actual presidente de la televisora fueron problemas más muchas deudas. Deudas con medio mundo y problemas derivados de que las acciones de la compañía estaban repartidas en muchas manos. 

Tuvo que intervenir otra familia que pronto será también una familia real en México, los Slim, para garantizarle al heredero del "Tigre" el control de Televisa. 

Durante años los Slim y los Azcárraga se llevaron maravillosamente, hasta que las ambiciones y el dinero los separaron. Hoy las dos familias se encuentran enfrentadas, en un combate que la nación entera ve con expectación y que los está convirtiendo en algo así como en una versión criolla de los Montesco y los Capuleto. Habrá que esperar, si siguen peleados varios años más, si no ocurre que se enamoren algún hijo o hija de Azcárraga y un nieto o nieta de Slim, lo que nos dará a los mexicanos si no una tragedia del nivel de “Romeo y Julieta” de Shakespeare, si al menos una buena telenovela para casos de la vida real. 

Todo lo que han hecho los Azcárraga, como ocurre en las familias reales europeas, divierte al populacho. Desde las historias del súper yate que tenía "El Tigre" Azcárraga hasta la contradicción de que el mexicano más guadalupano que hay, Emilio chico, se casó con una judía, lo que significa que sus hijos oficialmente no podrán ser guadalupanos: en algún momento esto podría meter en serios aprietos culturales al imperio televisivo. 

Si en Inglaterra tienen matrimonios reales de alto impacto en la opinión pública, a nosotros Emilo Azcárraga Jean nos ha regalado ya dos bodas y un divorcio más lo que logre acumular en los 40 años que, más o menos, le quedarán de vida. 

"El Tigre" escandalizó cuando declaró que él era un soldado del presidente y del PRI. Emilio chico, ya de otra generación, con toda naturalidad se asume como el que manda en Los Pinos, en el PRI y en el PAN y está empeñado en tener su propio presidente, Enrique Peña Nieto, al que ya hasta mujer le consiguió.

Azcárraga Jean detiene al país cuando se le pega la gana, por el Teletón, por los capítulos finales de sus telenovelas, por sus programas de concursos o por un buen partido de futbol. Y se da el lujo de convocar a todos los medios que le hacen caso, que son casi todos (excepto los poquitos con credibilidad), para anunciar los más descabellados disparates periodísticos, algo que, pasmada, la nación entera sigue en cadena nacional.

Ahora, Azcárraga Jean está en pleito con la última esposa de su padre, disputando ambos la herencia del famoso "Tigre". En este duelo de poder a poder, pudo más Emilio, quien logró el arresto de Paula Cussi antes de que ella rindiera su declaración.

No puedo juzgar, porque no conozco los detalles legales del asunto, quién tiene razón en este litigio. Lo que sí sé es que los Azcárraga seguirán dando de qué hablar. Ojalá algún día surja en la literatura mexicana un Thomas Mann que escriba la gran novela de "Los Azcárraga" por lo menos con la décima parte del talento con el que Mann redactó "Los Buddenbrook".

domingo, 3 de abril de 2011

Don Quijote a la reconquista de la democracia mexicana

Leo en el libro “Visiones del Quijote”, de Álvaro Armero, que un día Gabriel García Márquez le dijo a Bill Clinton: “Usted lo que tiene que hacer es leer el Quijote, que ahí están las soluciones a todo”. Cuánta verdad hay en esa expresión. Por cierto, Clinton, un paradigma de gobernante exitoso a pesar de sus desatinos sexuales, le contestó al novelista colombiano que ya había leído la obra cumbre de la literatura española. Quizá por eso, como administrador público, Bill Clinton lo hizo tan bien.

No es el único político exitoso que ha leído las aventuras de Don Quijote. En el libro que he mencionado, se cita a John J. Allen y Patricia S. Finch, quienes afirman que “el 17 de septiembre de 1787, el día que se adoptó la Constitución de Estados Unidos, George Washington anotó en su agenda que pagó a un librero de Filadelfia veintidós chelines con seis peniques por una traducción al inglés  de Don Quijote”.

Y si Clinton fue exitoso, creo que Washington lo fue un poco más. Esto me lleva a preguntarme si nuestros gobernantes recientes, Vicente Fox y Felipe Calderón, han leído a Miguel de Cervantes. Me respondo que no, no lo han leído. Pero si ellos no lo han hecho, tendremos que leer al Quijote nosotros, los ciudadanos, para encontrar en sus sueños una salida a nuestra crisis actual.

Escribió Fedor Dostoievksi que Don Quijote, “el hombre que puso en acción los sueños más locos, los más fantásticos, llega de pronto a la duda y a la perplejidad”. Ocurrió que ese hombre con ideas de otro mundo experimentó, un buen día, “la nostalgia de lo real”.

Sí, Don Quijote se sintió engañado por cierto absurdo que encontró en uno de esos libros de aventuras que leía, y se angustió pensando que si un libro lo había engañado, quizá todos los otros también le habían mentido.

¿Cómo podía Don Quijote volver a su verdad? Responde el novelista ruso: “Imaginando un absurdo mayor que el primero”.

Dostoievsky, basado en lo anterior, sugiere a sus propios lectores interrogarse a sí mismos para ver si no les ha ocurrido cien veces algo parecido a lo que angustió a Don Quijote: Si no han dudado al sentirse enamorados de una idea, de un proyecto o de una persona. Y si, para salir de la duda, esto es, para poder seguir enamorados, no han terminado por crearse una ilusión más engañosa que la primera.

Encuentro esas palabras perfectamente aplicables a México y a los mexicanos en la actual coyuntura histórica.

Después de mucho luchar contra los molinos de viento del autoritarismo, conquistamos en el año 2000, al fin, la democracia, el sueño del que millones estábamos enamorados. La conquistamos, sí, solo para sentirnos de inmediato perplejos porque, por los malos gobiernos que sustituyeron a los del PRI, pronto descubrimos que el sueño de la democracia era en realidad una pesadilla.

Hay desencanto democrático entre nosotros, sin lugar a dudas. Antes del año 2000 considerábamos a la democracia un sueño lindo pero irrealizable. Ahora al ideal democrático lo sentimos como un absurdo que nos ha engañado.

¿Cómo podemos dejar la duda que nos genera ahora la democracia, duda que nos ha llevado a organizar movimientos tan profundamente antidemocráticos como el preferir, en forma masiva, echar a perder el sufragio votando en blanco?

Solo hay una salida, la misma que encontró Don Quijote: crear una nueva ilusión que nos haga volver a ilusionarnos con la democracia hoy considerada, por muchos, simple y sencillamente una farsa.

¿A qué nueva ilusión podemos aferrarnos? Solo veo una:la de que siempre es posible volver a empezar. Es lo que deberemos hacer en 2012: comenzar de nuevo, es decir, reconstruir un sistema que está destruido.

No será fácil porque, es un hecho, las reconstrucciones son infinitamente más difíciles que las construcciones. Pero no hay de otra. Construimos en el año 2000 el edificio de nuestra democracia, solo para destruirlo a golpes de incompetencia y corrupción; pues bien, por complicado que resulte, hay que entrarle con fe a la reconstrucción pensando que es posible.

Decía yo el otro día en twitter que es más difícil reconquistar a una mujer que conquistarla, y agregué que , finalmente, las relaciones duraderas están hechas de una solo conquista y de numerosas reconquistas, ya que nada hay más inestable que el amor.

Nos costó trabajo conquistar nuestra democracia en el año 2000. Mucho trabajo, a pesar de que, antes de que el PRI saliera de Los Pinos todos los mexicanos consideráramos un sueño loco el sufragio efectivo. Es que, después de 70 años del mismo partido en el poder, solo los ilusos quijotes de la oposición mexicana creían posible vencer al priismo.

El caso es que a ese monstruo, el del priismo, se le derrotó. Pero pronto descubrimos que los nuevos gobiernos del PAN resultaron peores que los del PRI. El desencanto democrático alcanzó su punto máximo en las irregulares, por decir lo menos, elecciones de 2006, y a partir de entonces nuestro sistema democrático ha venido rodando cuesta abajo.

Ahora, en el proceso de reconquista de nuestra democrcia, debemos ilusionarnos de nuevo, volver a creer en la pareja que nos falló. Que nos digan locos, si quieren. Pero tenemos que volver a soñar con que el cambio es posible.

Leamos a Cervantes para entender que, en última instancia, como dijo Roger Garaudy, “no es Don Quijote el loco: es el mundo. El suyo. Y todavía más el nuestro”.