El PRI ganará las elecciones de gobernador en el Estado de México. No lo deseo, claro que no. Simplemente, es lo que afirman todas las encuestas. Y dicen algo todavía más lamentable: que el PRI y su candidato, Eruviel Ávila, vencerán con una gran facilidad a Alejandro Encinas, del PRD-PT-Convergencia, y a Luis Felipe Bravo Mena, del PAN. Inclusive, Ávila ganaría, de acuerdo a los sondeos, si se sumaran los votos de Encinas y Bravo. Tan grande es la ventaja del viejo partido autoritario que amenaza (literalmente, a-me-na-za) con volver a la presidencia.
Lo anterior se explica de tres maneras, en mi opinión. La primera, el factor Enrique Peña Nieto: es tan popular el actual gobernador mexiquense (gracias a Televisa, sin lugar a dudas) que simple y sencillamente no era posible que el candidato de su partido perdiera. La segunda: el desastre que ha sido el gobierno de Felipe Calderón le ha restado fuerza electoral al PAN en todo el país. La tercera, la indecisión de la izquierda que coqueteó demasiado con la posibilidad de una alianza con la derecha y que, por lo mismo, tardó demasiado tiempo en decidirse a lanzar como candidato a Alejandro Encinas al que, evidentemente, le faltó tiempo (y tal vez algo de empuje) para alcanzar a Eruviel Ávila.
¿La posible, casi segura victoria del PRI en las próximas elecciones de gobernador en el Estado de México, significa que este partido se impondrá en las presidenciales de 2012?
Esta es una pregunta fundamental.
Claramente, el PRI y su candidato presidencial, que no puede ser otro que Peña Nieto, llegarán a 2012 como favoritos y con amplia ventaja sobre sus rivales del PAN (muy probablemente Ernesto Cordero, secretario de Hacienda) y de la izquierda (Andrés Manuel López Obrador, que sigue siendo mucho más popular que Marcelo Ebrard Casaubón). Pero esto, empezar 2012 con ventaja, es lo único que tiene garantizado el priismo.
La competencia electoral en 2012 será durísima. El PAN y Los Pinos harán hasta lo imposible, sobre todo recurrir a la guerra sucia contra Peña Nieto, para evitar la victoria priista. Así, veremos, a partir del último trimestre de 2011, no pocas filtraciones sobre conductas irregulares, inmorales o ilegales de prominentes líderes del PRI, aun del propio Peña Nieto. El poder es para usarse, particularmente al momento de luchar por conservarlo, y segura estoy que Calderón lo usará para golpear con fuerza al priismo. Esto emparejará el marcador ya que pondrá al PAN, necesariamente, en competencia.
¿Qué hará López Obrador? Simplemente, dejar que Calderón golpee al PRI y continuar en lo suyo: recorriendo el país para organizar a sus bases de apoyo. ¿Esto le resultará suficiente a AMLO para aspirar a la victoria? No lo creo. El famoso Peje necesitará mucho más si quiere ganar. Para empezar, Andrés Manuel tiene que insistir en convencer a las clases medias y altas, que lo siguen viendo con desconfianza, de que él no es un peligro para México. Después, AMLO deberá poner orden en los partidos que lo apoyan: el PRD, cuya burocracia no controla; el PT, que tendrá que alejarse del venezolano Hugo Chávez y del peruano Ollanta Humala, y Convergencia, que sigue sin consolidar una imagen sólida. Sin eso, López Obrador no podrá aspirar a la victoria.
Y bueno, hay otro elemento, todavía no del todo considerado en los análisis rumbo al 2012: el movimiento de Javier Sicilia. Si este se desinfla, no pesará en las presidenciales. Pero si se mantiene o incrementa su fuerza, podrá decidir las elecciones dependiendo de si se inclina hacia el PAN o hacia la izquierda porque, de plano, no lo veo apoyando al PRI. Sicilia, sin proponérselo, se ha convertido en un activo electoral y así será visto en cuanto arranque el próximo año.
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viernes, 1 de julio de 2011
martes, 14 de junio de 2011
Las redes sociales y el factor sorpresa
En mi columna de ayer hablé de que si los políticos están acostumbrados a comprar “menciones positivas” en los medios tradicionales y eso es algo que les funciona, cuando intentan hacerlo en las redes sociales de internet fracasan totalmente. ¿Por qué? Porque en las redes abunda lo que en los medios falta: libertad.
Así lo probó el debate reciente entre los candidatos a gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, del PRI; Alejandro Encinas, del PRD-PT-Convergencia, y Luis Felipe Bravo Mena, del PAN. Los tres organizaron equipos de tuiteros profesionales o voluntarios para generar menciones positivas y ninguno tuvo éxito: la gente en Twitter y Facebook ignoró por completo los mensajes que ellos pretendieron lanzar o los temas que buscaron imponer como TT.
El panista Bravo Mena ni siquiera llamó la atención para ser criticado y el izquierdista Encinas, que se supone “ganó” el debate, no supo cómo vender esta idea. Fue Eruviel el que se llevó el show, de plano por una tontería.
Las mejillas coloreteadas de Eruviel ha sido el único tema de campaña en el Estado de México que realmente ha formado una caja de resonancia en Twitter, cuyos ecos se expandieron por toda la red social. Fueron tan notorios tales ecos que llegaron, y en qué forma, a los medios tradicionales.
El tema de #memaquillocomoeruviel pareció una estrategia de sus rivales políticos, pero no creo que lo haya sido. Funcionó porque a diferencia de #encinasgobernador, un tópico que a nadie importó, ponía el acento en lo negativo, no en lo positivo.
Una vez más los tuiteros criticones, que son la mayoría, decidieron presenciar un evento político buscando lo criticable, a diferencia de los simpatizantes que vieron el debate buscando lo elogiable.
Es fundamental entender que la llamada “contrapropaganda” suele ser más eficaz que la propaganda. Lo que más se recuerda de las presidenciales de 2006 es “López Obrador, un peligro para México”. Era mentira, pero cumplió su objetivo. En ese caso se trató de un profesional diseño de campaña, y tuvo impacto. En lo referente a #memaquillocomomeruviel, golpeó al candidato puntero pero nadie identificable estuvo detrás de ello. En mi opinión, es lo que a la gente llamó la atención y la creatividad tuitera se encargó de hacer crecer el tema.
El periodismo, y las redes lo son, solo funciona en negativo. Es decir, organizar en las redes sociales equipos para favorecer a alguien o a algo, no funciona. Lo contrario, la gente organizada a sí misma para molestar, tiene consecuencias de alto impacto. Esto es algo, básico en el periodismo, que no debería sorprender a nadie que más o menos conozca el oficio. Es que, como suele decirse, las buenas noticias no son noticia.
En el debate en el Estado de México se impusieron los tuiteros que buscaron lo ridículo del candidato rival. Los usuarios de Twitter vieron las chapitas de Eruviel, y todo se fue por ahí en las redes sociales. Confieso que yo no las había visto, pero en cuanto advertí que al priista lo comparaban en Twitter con Heidi, entendí que el candidato del PRI estaba en un problema. En el mismo acto también se ridiculizó de alguna manera a Encinas, ya que pasó a la historia tuitera como el abuelito de Heidi, es decir, de Eruviel.
Los mexicanos que han sido TT mundiales no lo han sido totalmente en positivo. Si entre nosotros algunos usuarios de Twitter han podido colarse entre los temas más mencionados en el planeta, ha sido por la burla.
Más o menos en positivo solo ha sido TT mundial en México la señora Carmen Aristegui o el Chicharito Hernández, pero este ha basado sus menciones en la potencia de los tuiteros británicos. Aristegui destacó mucho en Twitter por algo más o menos positivo: la habían golpeado y era necesario defenderla de una agresión el estado represor.
Recientemente la #marchadelasputas fue TT en México sin duda por defender una causa justa, pero también por original, porque era una marcha “rara”. Volvemos al inicio. Lo periodístico no es necesariamente lo importante, sino lo sorprendente, lo extraño, lo llamativo.
El supuesto dopaje de los seleccionados mexicanos con clembuterol, algo rarísimo, tuvo muchas más menciones en Twitter que el premio Príncipe de Asturias al neurocirujano mexicano Arturo Álvarez Buylla.
A diferencia de la marcha de las putas, que llamó mucho la atención por sorprendente, hace años nadie se daba cuenta de que, a diario, el Paseo de la Reforma se llenaba de personas desnudas, creo que de Antorcha Campesina, que protestaban quién sabe por qué. A estas personas, a pesar de su desnudez, los automovilistas terminamos por ignorarlos. Se convirtieron en parte del paisaje y en ese momento su protesta dejó de ser vista. Como se sabe, santo que no es visto no es adorado.
Si los candidatos no sorprenden, no son nota, punto. Es lo que pasó con Encinas y Bravo Mena. No sorprendieron y nadie ha comentado lo que hicieron en el debate. Para su desgracia, Eruviel sorprendió con sus coloreteados cachetes y fue uno de los TT con más menciones que ha habido en México.
En resumidas cuentas, creo que los estrategas en redes no deben ser expertos en Twitrer y Facebook, sino en comunicación periodística, y nada hay más periodístico que la sorpresa.
Desde ahora mismo anticipo una situación: no soy experta en comunicación en redes sociales. Solo doy mi opinión en mi blog como periodista, todavía inexperta, que soy. Se me empieza a buscar para discutir estos temas con políticos o con expertos en Twitter y Facebook. No lo haré. No tengo nada que aportar. Cualquier cosa que deba decir sobre este tema, la expresaré en mi blog, y será suficiente para mí.
El periodista no debe involucrarse de más con las fuentes. De hecho, el ideal es que no se involucre para nada. Por mi columna de ayer he recibido invitaciones a “intercambiar puntos de vista” con asesores expertos en el tema. No me interesa. Sin pretender ser mal educada, digo con toda claridad que no quiero ayudar o perjudicar a nadie, sino simplemente dar mi opinión, y ya la he dado, acerca de la utilización de las redes sociales en las campañas políticas, específicamente en la del Estado de México.
Sé que de mi columna de ayer llamaron la atención dos cosas:
La primera, lo que dije acerca de que los políticos están acostumbrados a comprar, lo que literalmente es cierto, noticias favorables en los medios. Y es lo que intentan en las redes sociales. En los medios tradicionales eso “funciona” porque son muy pocos, y de bajas audiencias, los medios realmente críticos y libres, casi ninguno electrónico (la excepción sería el noticiario de Aristegui). Las redes sociales, en cambio, son el espacio de la libertad por excelencia. Así que es inútil comprar menciones positivas donde hay millones de personas dialogando libremente.
Lo segundo que llamó la atención de mi columna de ayer fue el título, que a muchos pareció atrevido, polémico, sorprendente, para el debate: “Edomex: la derrota de las redes sociales”. Evidentemente me refería con eso a la mala utilización que tres candidatos han hecho de un instrumento tan poderoso. Tienen razón quienes me dijeron que los derrotados no fueron ni Twitter ni Facebook, sino los asesores de esos Eruviel Ávila, Alejandro Encinas y Luis Felipe Bravo Mena, que simple y sencillamente no han entendido nada sobre tal materia.
lunes, 13 de junio de 2011
Edomex: La derrota de las redes sociales
Hace un año, cuando ni siquiera estaban definidos los candidatos al gobierno del Estado de México de las tres principales fuerzas políticas nacionales, era un lugar común en la prensa la tesis de que las elecciones mexiquenses iban a ser muy importantes por tres razones:
(1) Porque se trata de la entidad más poblada y económicamente importante del país.
(2) Porque tales comicios iban a ser un ensayo de las presidenciales de 2012.
(3) Porque iba a ser la contienda electoral de las redes sociales,
La importancia demográfica y económica del Estado de México no ha disminuido en un año, y tal vez hasta ha aumentado, pero si el proceso electoral en marcha es un ensayo de 2012, pues, no hay duda, qué insípidos comicios presidenciales conoceremos el próximo año, si no por otra circunstancia, porque las actuales campañas en el Edomex han sido cualquier cosa menos innovadoras, lo que es evidente en el pobre manejo que los tres candidatos a gobernador han hecho de Twitter y Facebook.
Ni Alejandro Encinas, del PRD, ni Eruviel Ávila, del PRI, ni Luis Felipe Bravo Mena, del PAN, han logrado impactar seriamente en las redes sociales de internet. ¿Por qué? Porque ellos y sus colaboradores simple y sencillamente no saben usarlas. Esta es la verdad: no saben.
Estoy segura (porque tengo información al respecto) de que los tres candidatos han invertido importantes cantidades de dinero en asesoría y operación de Twitter y Facebook. Pero ha sido, literalmente, dinero tirado a la basura porque, sin duda, los resultados de tales proyectos han sido nulos.
¿Qué es lo que han hecho mal? Confiar el tema de las redes sociales a las personas equivocadas. Es que, no debería ser tan difícil entenderlo, saber de mercadotecnia electoral no garantiza conocer los secretos de las redes sociales, que no son tecnológicos, sino simple y llanamente comunicacionales.
La comunicación, en general, tiene reglas. Y en Twitter y Facebook tiene reglas específicas que ni Encinas ni Eruviel ni Bravo Mena han respetado. Estos políticos y sus equipos no han pasado de tratar de imponer algunos temas a través del fácil, pero ineficaz, procedimiento de repetirlos hasta la saciedad en las redes sociales. No lo han logrado porque la gente simple y sencillamente los ha ignorado. Y han sido ignorados porque, al actuar en las redes, se les nota la intención política.
Los candidatos a gobernador del Estado de México y sus equipos han saturado las redes sociales y el resto de los espacios de internet con mensajes que no llegan, que no impactan, que no conmueven y que, por lo mismo, no interesan y son ignorados. Recursos han invertido, y bastantes; se nota al abrir cualquier página web. Pero no pasan la elemental prueba de ser tomados en cuenta por la gente no manipulada ni manipulable que a diario utiliza Twitter y Facebook para comunicarse.
No daré consejos a los equipos de campaña del PAN, del PRD y del PRI. Ni me corresponde ni sabría qué decirles ya que, está claro, no soy asesora electoral en materia de redes sociales. Solo diré, como una usuaria más de Twitter y Facebook, que una presencia efectiva en estas redes no se logra a base de billetes. Claro que no.
Creo que el problema de fondo, en la elección mexiquense tiene que ver con una confusión: pensar que a Twitter y a Facebook se les puede manipular como se manipulan los medios de comunicación tradicionales: pagando. En los medios no se comunica, se compra. En efecto, los políticos se han acostumbrado a adquirir espacios privilegiados en las páginas de los diarios o en los noticiarios de radio y TV.
Pero en internet eso no funciona. Si los medios se venden e imponen la nota que se les antoje a sus lectores, en las redes sociales solo se consumen los mensajes fabricados con algo muy distinto al dinero: honestidad, pasión, sentido del humor, sensatez y buena fe.
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