Este no es el López Obrador que conocíamos. No reconozco en el Andrés Manuel que hoy habló con Carmen Aristegui al guerrero indomable que nunca se echó para atrás en la batalla. Sospecho que tantos golpes recibidos durante tantos años ya lo han debilitado, le han quitado energía, le han hecho perder el empuje.
No voy a defender a Martí Batres, ese no es el punto. Solo estoy mencionando, lo que ya otros han dicho en estas horas, que Andrés Manuel ha enviado el peor mensaje a sus seguidores, el de que es un general que ya no está dispuesto a dar la batalla por su gente.
¿Qué estará pensando Ricardo Monreal, que tanto se la ha jugado por López Obrador? Seguramente se dirá a sí mismo que en cuanto se meta en problemas por defender a AMLO, el tabasqueño le va a dar la espalda. Lo mismo pensarán Alberto Anaya, Dante Delgado (@DanteDelgado), Alfonso Durazo (@AlfonsoDurazo), Jesusa Rodríguez, Héctor Vasconcelos, y tantos otros personajes que todo lo han arriesgado por el proyecto lopezobradorista.
Después de años de exigir un comportamiento vertical sustentado en el hecho de que nadie en el movimiento debía, ya no se diga saludar a Felipe Calderón, sino ni siquiera reconocerlo como el presidente, salir ahora, como lo hizo AMLO con Aristegui, con la declaración de que eso no tiene importancia, pues habla de que López Obrador está en serios problemas para conservar la serenidad y la fortaleza de ánimo que se necesitan para encabezar un ejército en el gran combate que viene.
El general está herido, sin fuerza, desfalleciente. Y la tropa desmoralizada y sin rumbo. Mal augurio.
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miércoles, 7 de septiembre de 2011
jueves, 11 de agosto de 2011
Sicilia, la guerra de Jorge Fernández y el “envilecido” de Revueltas
En la prensa mexicana hay de todo, como en botica. O como en farmacia, que es lo mismo. Y, como en farmacia moderna, en la prensa mexicana, aunque de todo hay, abundan más los productos chatarra. Digo, ir ahora a la farmacia San Pablo en el Distrito Federal ya no es llegar al mostrador que está a un paso de la entrada y en el que se venden solo medicamentos para cuidar la salud. Ahora, las medicinas están hasta el fondo de auténticos supermercados en los que se exhiben infinidad de mercancías perfectamente irrelevantes si una lo que busca son remedios para los males del cuerpo, como perfumes, juguetes, cacerolas, y en los que también sobran los productos dañinos como papitas, refrescos, chocolates engordadores, etcétera.
Así la prensa mexicana. Hay diarios y periodistas que informan bien y con independencia del poder. Pienso en Reforma, La Jornada, en Carmen Aristegui, en Lorenzo Meyer, en Sergio Aguayo, en Julio Hernández y otros. Pero si uno va a los kioscos también se topa, y en exceso, con el periodismo chatarra, como el de Milenio, el de Televisa, el de la mayoría de las estaciones de radio.
Leo y no puedo creer que un hijo del ilustre escritor José Revueltas, Román Revueltas Retes, sea capaz de denigrar tanto su apellido con las cosas que escribe –a diario, desgraciadamente- en Milenio. Ahora, en su afán por defender al poder, Román Revueltas (tan distinto a su padre siempre enfrentado a los que mandan) se burla del trabajo del poeta Javier Sicilia. ¿Qué hizo Sicilia que molestó a Revueltas Retes? Decir, lo que es verdad, que “tenemos la necesidad de que el Ejército y la Marina no se envilezcan más en tareas que no les corresponden”. A partir de ahí, Román Revueltas se lanza contra el poeta. Qué pena me da el caso del señor Revueltas Retes, pero no me sorprende: él desde hace años decidió manchar su apellido al convertirse en uno de los tantos columnistas al servicio de los poderosos. Allá él.
Ahora hablaré de un periodista cercano al poder, pero que, con frecuencia, es serio en sus análisis y hasta objetivo. Pero que este jueves no lo fue. Me refiero a Jorge Fernández Menéndez, de Excélsior.
En su columna “¿Esfuerzo nacional o guerra de Calderón?” también critica a Sicilia (lo llama “el inefable”, es decir, según la Academia Española, el que “no se puede explicar con palabras”). Y lo hace solo para justificar la guerra de Calderón.
Fernández realiza un largo alegato, empieza citando a periodistas de Colombia a los que no deja de “asombrarles que en México no se terminara de comprender y asumir la batalla contra el narcotráfico como un tema, un desafío, realmente nacional”. Jorge Fernández les da la razón, ya que, dice, para algunos periodistas “éste sí es un esfuerzo nacional y debe ser entendido como tal, pero para otros simplemente es ‘la guerra de Calderón’; hay quienes consideran que en ese enfrentamiento entre los narcotraficantes y el Estado hay que permanecer ‘neutrales’ y otros que creen que lo mejor es mantener una línea declarativa de apoyo pero, en realidad, no involucrarse en algo en lo que sienten que no tienen nada que ganar”.
Para Fernández Menéndez, está claro, la del narco es la guerra de todos los mexicanos, no solo de Felipe Calderón. Pues se equivoca. Esta guerra absurda no es mi guerra ni la de millones de mexicanos, solo es la guerra de Calderón quien, irresponsablemente, se lanzó a la misma como primer acto de gobierno para buscar que, con esa acción espectacular, los mexicanos olvidáramos todo lo que pasó en las elecciones de 2006. Pues ni lo olvidamos ni lo apoyamos en su guerra que pronto sumará sus primeros 50 mil muertos y que no tiene para cuándo acabar.
¿Inefable el poeta Sicilia? Claro que no. Inefable el apoyo que periodistas inteligentes como Fernández Menéndez le dan a la guerra de Calderón. Porque ese apoyo, evidentemente, no se puede explicar con palabras. Al menos no con palabras honorables.
miércoles, 15 de junio de 2011
Ciro y la vanidad
“Hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir”, dijo Balzac. Viene a mi mente esta expresión del gran escritor francés después de haber leído, este miércoles, la columna de Ciro Gómez Leyva en Milenio Diario.
Desde luego, el señor Gómez Leyva hace referencia a las críticas, fuertes casi todas, que él ha recibido en Twitter por sus juicios, sin duda injustos, inclusive mezquinos, sobre la Caravana por la Paz encabezada por el poeta Javier Sicilia.
Este columnista fue TT en la mencionada red social, es decir, hubo muchos comentarios sobre su persona. Casi todos, desde luego, en su contra. De rabia, de indignación. Hubo algunos, sí, que lo defendían. Las clásicas excepciones que rompen la regla.
Pues bien, el columnista, en vez de avergonzarse y pedir perdón por haber ofendido al movimiento social más puro que hay en México, publicó un artículo en el que ¡evidentemente presume! haber sido tópico relevante en Twitter. Empieza citando unos pocos comentarios en su contra, para después dar a conocer muchos a su favor. El colmo de la vanidad. Y Gómez Leyva termina presumiendo que solo su noticiero cubrió la caravana de Sicilia. Vaya, vaya. ¿Y Carmen Aristegui? ¿Y el Reforma? ¿Y la Jornada? Y los sitios alternativos de internet. Yo escuché y leí sobre la caravana en varios medios. Grandes crónicas las del reportero enviado por Aristegui, cuyo nombre no recuerdo.
En fin, Ciro ha intentado hacer de la peor crisis que ha sufrido su credibilidad, ya desde antes bastante golpeada, una victoria de su popularidad. Vanidad, solo vanidad. Aderezada con mentiras, por cierto. ¿Solo Ciro cubrió la caravana? Por favor.
martes, 14 de junio de 2011
Las redes sociales y el factor sorpresa
En mi columna de ayer hablé de que si los políticos están acostumbrados a comprar “menciones positivas” en los medios tradicionales y eso es algo que les funciona, cuando intentan hacerlo en las redes sociales de internet fracasan totalmente. ¿Por qué? Porque en las redes abunda lo que en los medios falta: libertad.
Así lo probó el debate reciente entre los candidatos a gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, del PRI; Alejandro Encinas, del PRD-PT-Convergencia, y Luis Felipe Bravo Mena, del PAN. Los tres organizaron equipos de tuiteros profesionales o voluntarios para generar menciones positivas y ninguno tuvo éxito: la gente en Twitter y Facebook ignoró por completo los mensajes que ellos pretendieron lanzar o los temas que buscaron imponer como TT.
El panista Bravo Mena ni siquiera llamó la atención para ser criticado y el izquierdista Encinas, que se supone “ganó” el debate, no supo cómo vender esta idea. Fue Eruviel el que se llevó el show, de plano por una tontería.
Las mejillas coloreteadas de Eruviel ha sido el único tema de campaña en el Estado de México que realmente ha formado una caja de resonancia en Twitter, cuyos ecos se expandieron por toda la red social. Fueron tan notorios tales ecos que llegaron, y en qué forma, a los medios tradicionales.
El tema de #memaquillocomoeruviel pareció una estrategia de sus rivales políticos, pero no creo que lo haya sido. Funcionó porque a diferencia de #encinasgobernador, un tópico que a nadie importó, ponía el acento en lo negativo, no en lo positivo.
Una vez más los tuiteros criticones, que son la mayoría, decidieron presenciar un evento político buscando lo criticable, a diferencia de los simpatizantes que vieron el debate buscando lo elogiable.
Es fundamental entender que la llamada “contrapropaganda” suele ser más eficaz que la propaganda. Lo que más se recuerda de las presidenciales de 2006 es “López Obrador, un peligro para México”. Era mentira, pero cumplió su objetivo. En ese caso se trató de un profesional diseño de campaña, y tuvo impacto. En lo referente a #memaquillocomomeruviel, golpeó al candidato puntero pero nadie identificable estuvo detrás de ello. En mi opinión, es lo que a la gente llamó la atención y la creatividad tuitera se encargó de hacer crecer el tema.
El periodismo, y las redes lo son, solo funciona en negativo. Es decir, organizar en las redes sociales equipos para favorecer a alguien o a algo, no funciona. Lo contrario, la gente organizada a sí misma para molestar, tiene consecuencias de alto impacto. Esto es algo, básico en el periodismo, que no debería sorprender a nadie que más o menos conozca el oficio. Es que, como suele decirse, las buenas noticias no son noticia.
En el debate en el Estado de México se impusieron los tuiteros que buscaron lo ridículo del candidato rival. Los usuarios de Twitter vieron las chapitas de Eruviel, y todo se fue por ahí en las redes sociales. Confieso que yo no las había visto, pero en cuanto advertí que al priista lo comparaban en Twitter con Heidi, entendí que el candidato del PRI estaba en un problema. En el mismo acto también se ridiculizó de alguna manera a Encinas, ya que pasó a la historia tuitera como el abuelito de Heidi, es decir, de Eruviel.
Los mexicanos que han sido TT mundiales no lo han sido totalmente en positivo. Si entre nosotros algunos usuarios de Twitter han podido colarse entre los temas más mencionados en el planeta, ha sido por la burla.
Más o menos en positivo solo ha sido TT mundial en México la señora Carmen Aristegui o el Chicharito Hernández, pero este ha basado sus menciones en la potencia de los tuiteros británicos. Aristegui destacó mucho en Twitter por algo más o menos positivo: la habían golpeado y era necesario defenderla de una agresión el estado represor.
Recientemente la #marchadelasputas fue TT en México sin duda por defender una causa justa, pero también por original, porque era una marcha “rara”. Volvemos al inicio. Lo periodístico no es necesariamente lo importante, sino lo sorprendente, lo extraño, lo llamativo.
El supuesto dopaje de los seleccionados mexicanos con clembuterol, algo rarísimo, tuvo muchas más menciones en Twitter que el premio Príncipe de Asturias al neurocirujano mexicano Arturo Álvarez Buylla.
A diferencia de la marcha de las putas, que llamó mucho la atención por sorprendente, hace años nadie se daba cuenta de que, a diario, el Paseo de la Reforma se llenaba de personas desnudas, creo que de Antorcha Campesina, que protestaban quién sabe por qué. A estas personas, a pesar de su desnudez, los automovilistas terminamos por ignorarlos. Se convirtieron en parte del paisaje y en ese momento su protesta dejó de ser vista. Como se sabe, santo que no es visto no es adorado.
Si los candidatos no sorprenden, no son nota, punto. Es lo que pasó con Encinas y Bravo Mena. No sorprendieron y nadie ha comentado lo que hicieron en el debate. Para su desgracia, Eruviel sorprendió con sus coloreteados cachetes y fue uno de los TT con más menciones que ha habido en México.
En resumidas cuentas, creo que los estrategas en redes no deben ser expertos en Twitrer y Facebook, sino en comunicación periodística, y nada hay más periodístico que la sorpresa.
Desde ahora mismo anticipo una situación: no soy experta en comunicación en redes sociales. Solo doy mi opinión en mi blog como periodista, todavía inexperta, que soy. Se me empieza a buscar para discutir estos temas con políticos o con expertos en Twitter y Facebook. No lo haré. No tengo nada que aportar. Cualquier cosa que deba decir sobre este tema, la expresaré en mi blog, y será suficiente para mí.
El periodista no debe involucrarse de más con las fuentes. De hecho, el ideal es que no se involucre para nada. Por mi columna de ayer he recibido invitaciones a “intercambiar puntos de vista” con asesores expertos en el tema. No me interesa. Sin pretender ser mal educada, digo con toda claridad que no quiero ayudar o perjudicar a nadie, sino simplemente dar mi opinión, y ya la he dado, acerca de la utilización de las redes sociales en las campañas políticas, específicamente en la del Estado de México.
Sé que de mi columna de ayer llamaron la atención dos cosas:
La primera, lo que dije acerca de que los políticos están acostumbrados a comprar, lo que literalmente es cierto, noticias favorables en los medios. Y es lo que intentan en las redes sociales. En los medios tradicionales eso “funciona” porque son muy pocos, y de bajas audiencias, los medios realmente críticos y libres, casi ninguno electrónico (la excepción sería el noticiario de Aristegui). Las redes sociales, en cambio, son el espacio de la libertad por excelencia. Así que es inútil comprar menciones positivas donde hay millones de personas dialogando libremente.
Lo segundo que llamó la atención de mi columna de ayer fue el título, que a muchos pareció atrevido, polémico, sorprendente, para el debate: “Edomex: la derrota de las redes sociales”. Evidentemente me refería con eso a la mala utilización que tres candidatos han hecho de un instrumento tan poderoso. Tienen razón quienes me dijeron que los derrotados no fueron ni Twitter ni Facebook, sino los asesores de esos Eruviel Ávila, Alejandro Encinas y Luis Felipe Bravo Mena, que simple y sencillamente no han entendido nada sobre tal materia.
sábado, 2 de abril de 2011
Se sulfura @ezcarraga en su guerra contra Slim
Conducidos por Televisa, hace pocas semanas los medios más grandes, pero no necesariamente los más influyentes y con mayor credibilidad, firmaron un acuerdo para la cobertura informativa de la violencia.
Desde el momento mismo en que ese acuerdo se dio a conocer, quedó evidenciado que se trataba de un instrumento para reforzar la autocensura en medios que, por la cantidad de intereses empresariales que los respaldan, es más lo que callan que lo que dicen.
De hecho, ese acuerdo murió en cuanto se supo qué medios y periodistas no lo habían firmado: los dos más importantes diarios de México, Reforma y La Jornada, el primero dirigido por Alejandro Junco de la Vega y el segundo por Carmen Lira; la más influyente revista política, Proceso, fundada por un periodista de leyenda, Julio Scherer; la cadena de radio MVS, en la que participa la periodista mexicana más destacada en la actualidad, Carmen Aristegui, y figuras del periodismo como Miguel Ángel Granados Chapa, por mucho el columnista más prestigiado del país.
Ya estaba muerto el acuerdo para la cobertura informativa de la violencia, así que no tenía por qué Emilio Azcárraga Jean, @eazcarraga, lanzarse a patear a ese cadáver, lo que hizo en Twitter al atacar ruinmente, en sus personas, a la familia de Carlos Slim Helú, según publicó Reforma. Azcárraga, para ese propósito, recurrió al barato recurso de recomendar a sus seguidores tuiteros una página de internet especializada en calumniar a los Slim.
La violencia que está echando a perder a México no solo se manifiesta en la guerra contra el narco. La violencia tiene muchas caras y todas deben ser denunciadas. Una de ella es la calumnia, algo que, me temo, fue lo que hizo el promotor principal, a través de Iniciativa México, del acuerdo para la cobertura de los hechos violentos.
Así que Emilio Azcárraga, como mínimo, deberá disculparse con los Slim. Ya que si estos han criticado al presidente de Televisa, no se han metido con su persona, lo que Azcárraga sí hizo abriendo una peligrosa caja de pandora que, es un hecho, nadie sabe a quién terminará dañando más.
domingo, 27 de marzo de 2011
Iniciativa México y el diario Clarín
Miguel Ángel Granados Chapa y Carmen Aristegui son dos de los más importantes periodistas que hay en nuestro país. El primero, desde hace al menos dos décadas, es uno de los columnistas más respetados e influyentes de México. La segunda, sobre todo en el último lustro, se ha convertido en el referente principal de la radio informativa mexicana. No hay en Televisa, TV Azteca o en los grupos radiofónicos o de diarios impresos que acaban de firmar un acuerdo para la cobertura informativa de la violencia, nadie, y lo digo con toda claridad, nadie, con mayores méritos periodísticos que Granados Chapa y Aristegui (los habrá con los mismos méritos, pero no superiores). Pues bien, esos dos personajes, fundamentales en nuestro periodismo, simple y sencillamente no fueron invitados a participar en la firma, mucho menos en la redacción, del mencionado acuerdo.
¿Puede funcionar un acuerdo entre periodistas al que no se invita a participar a los mejores? No, desde luego. Valga la comparación futbolera, una selección a la que no se convocara al Chicharito Hernández y a Andrés Guardado, que el sábado metieron los goles contra Paraguay, sería cualquier cosa menos la selección nacional. Es que, hay que admitirlo, el mundo está hecho de figuras. Siguiendo con los ejemplos tomados del balompié, contratar al Barcelona campeonísimo (con Messi, Xavi, Villa y el novio de Shakira) cuesta una cantidad de dinero, pero por el Barca sin esos cuatro jugadores nadie pagaría ni la décima parte de lo que vale el equipo completo.
¿De dónde saco la información de que Aristegui y Granados Chapa no fueron invitados a firmar el acuerdo para la cobertura de la violencia? De que ambos así lo dijeron en sus columnas del diario Reforma.
No sé por qué no los invitaron, pero me atrevo a plantear algunas hipótesis:
1. Tanto Aristegui como Granados Chapa son muy críticos de Televisa, que es la empresa que más empujó el acuerdo. Así que, para no incomodar a la televisora, nadie se acordó de invitarlos.
2. Tanto Aristegui como Granados Chapa son abiertamente despreciados por el director editorial de Milenio, Carlos Marín (las columnas de Marín no me dejarán mentir), un hombre muy escuchado por el poderoso Bernardo Gómez, el número dos en Televisa. Así que, es probable, a pesar de su naturaleza conciliadora y negociadora que tan buenos resultados le ha dado, Bernardo se dejó llevar por intrigas para no dar el paso de tomar el teléfono y llamar a Miguel Ángel y a Carmen.
3. Si se planteó la posibilidad de invitar a Miguel Ángel Granados Chapa y a Carmen Aristegui al proceso de redacción de acuerdo para su posterior firma, seguramente alguien llegó a la conclusión de que era inútil llamarlos ya que, bajo ninguna circunstancia, ni Miguel Ángel ni Carmen lo iban a firmar.
Sea lo que fuera, a Granados Chapa y a Aristegui no se les convocó al acuerdo mediático. Y por lo tanto no lo firmaron. Ni lo firmaron, tampoco, los dos más importantes diarios mexicanos, Reforma y La Jornada, ni la revista Proceso ni otros medios que, como MVS, comparten una característica que los distingue: son muy críticos hacia los poderes políticos y económicos que dominan a México.
Lo más lamentable es que, periodistas menos críticos que sí firmaron el acuerdo, se han dado a la tarea de cuestionar a quienes no lo hicieron, generando en buena parte de la opinión pública (los medios electrónicos que sí firmaron tienen grandes audiencias) la idea de que hay periodistas “irresponsables” que no son capaces de pensar en lo que al país le conviene en un momento de auténtica guerra contra el narcotráfico.
Es muy peligroso que se empiece a dividir a los medios entre “patrióticos y responsables” y “antipatrióticos e irresponsables”. Porque esto es la antesala de hechos contra la libre prensa como los que tienen enfrentado, desde hace años, al gran diario Clarín, de Argentina, con el régimen de los Kirchner (el expresidente Néstor, que en paz descanse, y Cristina, la actual presidenta). Un enfrentamiento que, en las últimas horas, permitió que un líder gremial corrupto impidiera, con el gobierno de simple espectador, la circulación de ese, el gran diario de América del Sur que, tristemente, este domingo no llegó a los quioscos.
En México estamos lejos de llegar a tales extremos. Pero con acciones a favor de las estrategias del gobierno como la de Iniciativa México en la que solo se permitió opinar a unos medios, dejando fuera de la discusión a otros, poco a poco nos acercamos a los episodios lamentables que este domingo enlutaron a la prensa libre en Argentina.
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