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miércoles, 21 de diciembre de 2011
Marín admite que censuró a Tajonar por criticar a Televisa
Reproduzco ahora la respuesta, en mi opinión un tanto cínica, que el director de Milenio, Carlos Marín, dio a la carta de renuncia de Héctor Tajonar en el que este dijo que se fue de ese periódico porque le prohibieron criticar a Televisa y a Enrique Peña Nieto.
Adiós a los periodicazos
Basta leer en MILENIO a Álvaro Cueva o ver los cartones de Jabaz y Rapé para saber que Tajonar miente al decir que le pedí “dejar de criticar a Televisa”.
Le llamé hace pocos días, eso sí, para comentarle que sus colaboraciones trasminaban rencor hacia la empresa en que trabajó 20 años; recordarle que esta casa editorial está asociada en los sistemas de cable en el norte de México (para nada en la señal de MILENIO Televisión) con Televisa; que en este diario no hacemos campañas para denostar ni encumbrar a nadie, y le previne de que sus textos estaban descendiendo a nivel de periodicazos (de septiembre a la fecha, uno de cada tres contra Televisa).
Tajonar imagina que mi comentario es “resultado de una presión de los estrategas de Peña Nieto…”.
No, Héctor: desconozco quiénes y cuántos sean, y ni ellos ni nadie me ha buscado nunca para comentarme nada que hayas escrito jamás.
Carlos Marín
Adiós a los periodicazos
Basta leer en MILENIO a Álvaro Cueva o ver los cartones de Jabaz y Rapé para saber que Tajonar miente al decir que le pedí “dejar de criticar a Televisa”.
Le llamé hace pocos días, eso sí, para comentarle que sus colaboraciones trasminaban rencor hacia la empresa en que trabajó 20 años; recordarle que esta casa editorial está asociada en los sistemas de cable en el norte de México (para nada en la señal de MILENIO Televisión) con Televisa; que en este diario no hacemos campañas para denostar ni encumbrar a nadie, y le previne de que sus textos estaban descendiendo a nivel de periodicazos (de septiembre a la fecha, uno de cada tres contra Televisa).
Tajonar imagina que mi comentario es “resultado de una presión de los estrategas de Peña Nieto…”.
No, Héctor: desconozco quiénes y cuántos sean, y ni ellos ni nadie me ha buscado nunca para comentarme nada que hayas escrito jamás.
Carlos Marín
Por dignidad Tajonar renunció a Milenio
Reproduzco enseguida íntegramente el artículo de Héctor Tajonar quien hoy renunció a Milenio porque le prohibieron criticar a Televisa y a Enrique Peña Nieto. Toda mi solidaridad con el señor Tajonar.
Apreciado Carlos Marín:
He reflexionado acerca de la breve conversación telefónica que sostuvimos la semana pasada y he tomado la decisión de suspender mi colaboración semanal en MILENIO Diario. Antes de exponer mis razones, quiero agradecerte el haberme invitado hace cinco años y medio a colaborar en este diario después de haber publicado, a solicitud mía y en calidad de columnista invitado, el texto titulado “¿La rebelión de las masas?”, fechado el 16 de julio de 2006. Desde entonces he podido expresar con toda libertad mi visión personal, independiente y crítica acerca del acontecer político nacional. Tu proposición de modificar esas condiciones me obliga a escribir esta carta de renuncia, con la atenta solicitud de que sea publicada en el espacio que tuviste a bien asignarme en Acentos.
Me has pedido que dejara de criticar a Televisa en mi columna, aduciendo que MILENIO Televisión está asociado con esa empresa para sus transmisiones en cable. Comprendo que en la actual coyuntura preelectoral mis puntos de vista puedan resultar disfuncionales para los legítimos intereses empresariales de esta casa editorial. Sin embargo, sabemos que en el ámbito de los medios de comunicación, los intereses empresariales se traducen en políticas editoriales. Ello me impide aceptar tu planteamiento. Permanecer en esas condiciones significaría no sólo coartar mi libertad de expresión sino convertirme en cómplice pasivo de una situación política con la cual no comulgo. Ha llegado el momento de marcharme.
Durante 40 años he estudiado la relación entre el poder político y los medios de comunicación, en especial la televisión, y como sabes trabajé en Televisa durante dos décadas. Por tanto, puedo decir sin el menor asomo de vanidad que cuento con las herramientas teóricas y empíricas para hablar acerca de estos temas con suficiente conocimiento. Así lo he hecho desde la soledad de mi escritorio y mi conciencia en este espacio del que hoy me despido.
Ahora más que nunca cobra actualidad la conocida advertencia de Karl Popper: La televisión se ha convertido en un poder político colosal, el más importante de todos… Se ha vuelto un poder demasiado grande para la democracia. Ninguna democracia puede sobrevivir si no se pone fin al abuso de este poder.
Televisa es el ejemplo más claro del abuso de ese poder sin control, su inocultable vínculo con el candidato del PRI representa una burla a las leyes electorales del país y el riesgo de un grave retroceso democrático. La televisora y el candidato tricolor constituyen un binomio político-electoral indivisible y, para muchos, invencible. Los concesionarios de la televisión han pasado de ser soldados del presidente a inventores de presidenciables. Por ello, dejar de criticar a Televisa, como me lo has pedido, equivaldría a dejar de criticar a Peña Nieto. No puedo aceptar el ejercicio de un periodismo amordazado.
Interpreto tu exhorto a la autocensura como el resultado de una presión de los estrategas de Peña Nieto, cuya función primordial es cuidar la imagen pública del candidato, la cual ha resultado un tanto dañada en días recientes. Entiendo que les haya incomodado mi texto publicado hace dos semanas en este espacio, titulado “Los dos Peña Nieto”, en el cual menciono que la popularidad del personaje está íntimamente vinculada al secreto mejor guardado por el candidato del PRI: el costo financiero y político de su alianza con Televisa.
Hace seis años, Santiago Creel fue derrotado en la elección interna del PAN por Felipe Calderón debido a que se dio a conocer que, siendo secretario de Gobernación, el delfín de Fox intercambió presencia en la pantalla televisiva por permisos de casas de apuestas para Televisa. Los artífices de esa táctica son los mismos que se han encargado de diseñar la hasta ahora exitosa estrategia de comunicación política de Peña Nieto. Es comprensible que la máxima prioridad de dichos estrategas sea impedir que el fracaso de la alianza de Televisa con Creel se repita ahora con Peña. Si alguien estorba es preciso neutralizarlo.
En consecuencia, se ha recurrido al método del PRI de siempre: cooptar o silenciar. El mismo que usaron antes Echeverría, López Portillo y Salinas. Surge ahora el neoautoritarismo peñista. El episodio del que soy protagonista involuntario constituye un grave precedente de lo que tendríamos si el candidato de la pantalla resultara vencedor en las elecciones del año próximo.
El disenso no debe equipararse con la enemistad. Felicidades.
Apreciado Carlos Marín:
He reflexionado acerca de la breve conversación telefónica que sostuvimos la semana pasada y he tomado la decisión de suspender mi colaboración semanal en MILENIO Diario. Antes de exponer mis razones, quiero agradecerte el haberme invitado hace cinco años y medio a colaborar en este diario después de haber publicado, a solicitud mía y en calidad de columnista invitado, el texto titulado “¿La rebelión de las masas?”, fechado el 16 de julio de 2006. Desde entonces he podido expresar con toda libertad mi visión personal, independiente y crítica acerca del acontecer político nacional. Tu proposición de modificar esas condiciones me obliga a escribir esta carta de renuncia, con la atenta solicitud de que sea publicada en el espacio que tuviste a bien asignarme en Acentos.
Me has pedido que dejara de criticar a Televisa en mi columna, aduciendo que MILENIO Televisión está asociado con esa empresa para sus transmisiones en cable. Comprendo que en la actual coyuntura preelectoral mis puntos de vista puedan resultar disfuncionales para los legítimos intereses empresariales de esta casa editorial. Sin embargo, sabemos que en el ámbito de los medios de comunicación, los intereses empresariales se traducen en políticas editoriales. Ello me impide aceptar tu planteamiento. Permanecer en esas condiciones significaría no sólo coartar mi libertad de expresión sino convertirme en cómplice pasivo de una situación política con la cual no comulgo. Ha llegado el momento de marcharme.
Durante 40 años he estudiado la relación entre el poder político y los medios de comunicación, en especial la televisión, y como sabes trabajé en Televisa durante dos décadas. Por tanto, puedo decir sin el menor asomo de vanidad que cuento con las herramientas teóricas y empíricas para hablar acerca de estos temas con suficiente conocimiento. Así lo he hecho desde la soledad de mi escritorio y mi conciencia en este espacio del que hoy me despido.
Ahora más que nunca cobra actualidad la conocida advertencia de Karl Popper: La televisión se ha convertido en un poder político colosal, el más importante de todos… Se ha vuelto un poder demasiado grande para la democracia. Ninguna democracia puede sobrevivir si no se pone fin al abuso de este poder.
Televisa es el ejemplo más claro del abuso de ese poder sin control, su inocultable vínculo con el candidato del PRI representa una burla a las leyes electorales del país y el riesgo de un grave retroceso democrático. La televisora y el candidato tricolor constituyen un binomio político-electoral indivisible y, para muchos, invencible. Los concesionarios de la televisión han pasado de ser soldados del presidente a inventores de presidenciables. Por ello, dejar de criticar a Televisa, como me lo has pedido, equivaldría a dejar de criticar a Peña Nieto. No puedo aceptar el ejercicio de un periodismo amordazado.
Interpreto tu exhorto a la autocensura como el resultado de una presión de los estrategas de Peña Nieto, cuya función primordial es cuidar la imagen pública del candidato, la cual ha resultado un tanto dañada en días recientes. Entiendo que les haya incomodado mi texto publicado hace dos semanas en este espacio, titulado “Los dos Peña Nieto”, en el cual menciono que la popularidad del personaje está íntimamente vinculada al secreto mejor guardado por el candidato del PRI: el costo financiero y político de su alianza con Televisa.
Hace seis años, Santiago Creel fue derrotado en la elección interna del PAN por Felipe Calderón debido a que se dio a conocer que, siendo secretario de Gobernación, el delfín de Fox intercambió presencia en la pantalla televisiva por permisos de casas de apuestas para Televisa. Los artífices de esa táctica son los mismos que se han encargado de diseñar la hasta ahora exitosa estrategia de comunicación política de Peña Nieto. Es comprensible que la máxima prioridad de dichos estrategas sea impedir que el fracaso de la alianza de Televisa con Creel se repita ahora con Peña. Si alguien estorba es preciso neutralizarlo.
En consecuencia, se ha recurrido al método del PRI de siempre: cooptar o silenciar. El mismo que usaron antes Echeverría, López Portillo y Salinas. Surge ahora el neoautoritarismo peñista. El episodio del que soy protagonista involuntario constituye un grave precedente de lo que tendríamos si el candidato de la pantalla resultara vencedor en las elecciones del año próximo.
El disenso no debe equipararse con la enemistad. Felicidades.
martes, 6 de diciembre de 2011
Fea defensa de Ciro Gómez Leyva a Peña Nieto
Qué cosa ha escrito el director editorial adjunto de Milenio y conductor del noticiero principal de Milenio TV, Ciro Gómez Leyva.
“Me resulta insoportable el esnobismo que se burla del incapaz de citar de bote pronto un título, autor. Y ya me tocó padecer a un presidente culto que acompañaba sus decisiones con frases que iban de Séneca y el México tiene puertos de destino, a defenderé el peso como un perro. Daba lo mismo.”
Es decir, los críticos de Peña Nieto son snobs y los presidentes cultos resultan tan dañinos para el país como lo fue José López Portillo.
Además de eso, Ciro dice que casi todos los políticos son tan incultos como Peña Nieto: “He tratado a tres generaciones de políticos y dudo que más de un puñado haya leído, en serio, un par de novelas de Fuentes o Vargas Llosa.”
O sea que, para defender al mexiquense, Ciro dice que sobran los ignorantes en la política mexicana. El señor Gómez Leyva ha usado el argumento lamentable del mal de muchos… consuelo de candidatos presidenciales.
Así que, usando como símbolo al inculto Vicente Fox y a su José Luis Borgues, Ciro Gómez Leyva ha decidido mandar mucho al carajo a los que se burlan de Peña Nieto.
Viva nuestra prensa libre e independiente que tanto presume de no tomar partido.
“Me resulta insoportable el esnobismo que se burla del incapaz de citar de bote pronto un título, autor. Y ya me tocó padecer a un presidente culto que acompañaba sus decisiones con frases que iban de Séneca y el México tiene puertos de destino, a defenderé el peso como un perro. Daba lo mismo.”
Es decir, los críticos de Peña Nieto son snobs y los presidentes cultos resultan tan dañinos para el país como lo fue José López Portillo.
Además de eso, Ciro dice que casi todos los políticos son tan incultos como Peña Nieto: “He tratado a tres generaciones de políticos y dudo que más de un puñado haya leído, en serio, un par de novelas de Fuentes o Vargas Llosa.”
O sea que, para defender al mexiquense, Ciro dice que sobran los ignorantes en la política mexicana. El señor Gómez Leyva ha usado el argumento lamentable del mal de muchos… consuelo de candidatos presidenciales.
Así que, usando como símbolo al inculto Vicente Fox y a su José Luis Borgues, Ciro Gómez Leyva ha decidido mandar mucho al carajo a los que se burlan de Peña Nieto.
Viva nuestra prensa libre e independiente que tanto presume de no tomar partido.
viernes, 18 de noviembre de 2011
Encuesta o dedazo en el GDF
“GDF: A 48 horas de que López Obrador hiciera público que dejaba en manos de Marcelo Ebrard la sucesión en la Ciudad de México, se destapó Martí Batres, dando a conocer la lista de precandidatos. Hasta donde sé, Ebrard sigue con Mario Delgado y de acuerdo con lo pactado, AMLO también”.
Lo anterior lo dijo Joaquín López-Dóriga en su columna de Milenio este viernes 18 de noviembre.
Hoy mismo, en La Jornada, en la nota en la que se da a conocer el “destape” de Batres, este afirma que no ve con malos ojos la realización de una encuesta para definir al candidato a la jefatura de gobierno del Distrito Federal.
Si ese, el de la encuesta, fuera el camino, la pelea se centraría en cuatro aspirantes, los mejor posicionados en todos los sondeos conocidos: Alejandra Barrales, líder indiscutible; Miguel Ángel Mancera, bien consolidado en el segundo lugar, y Carlos Navarrete y Martí Batres, que se estancaron desde hace meses.
Al que ninguna encuesta le da oportunidad es a Mario Delgado, el favorito de Ebrard que, si hemos de creer en lo expresado por López-Dóriga, ha sido aceptado por Andrés Manuel López Obrador como parte de la negociación por la candidatura presidencial.
¿Se atreverán Ebrard y AMLO a ser tan inconsecuentes rechazando la encuesta y, a la priista, dedeando al peor posicionado?
Ojalá no. Porque eso garantizaría la derrota en el Distrito Federal y, por consecuencia, en todo el país.
Lo anterior lo dijo Joaquín López-Dóriga en su columna de Milenio este viernes 18 de noviembre.
Hoy mismo, en La Jornada, en la nota en la que se da a conocer el “destape” de Batres, este afirma que no ve con malos ojos la realización de una encuesta para definir al candidato a la jefatura de gobierno del Distrito Federal.
Si ese, el de la encuesta, fuera el camino, la pelea se centraría en cuatro aspirantes, los mejor posicionados en todos los sondeos conocidos: Alejandra Barrales, líder indiscutible; Miguel Ángel Mancera, bien consolidado en el segundo lugar, y Carlos Navarrete y Martí Batres, que se estancaron desde hace meses.
Al que ninguna encuesta le da oportunidad es a Mario Delgado, el favorito de Ebrard que, si hemos de creer en lo expresado por López-Dóriga, ha sido aceptado por Andrés Manuel López Obrador como parte de la negociación por la candidatura presidencial.
¿Se atreverán Ebrard y AMLO a ser tan inconsecuentes rechazando la encuesta y, a la priista, dedeando al peor posicionado?
Ojalá no. Porque eso garantizaría la derrota en el Distrito Federal y, por consecuencia, en todo el país.
jueves, 13 de octubre de 2011
Marín, Puig, García Luna y Fernández Noroña
Todos sabemos que el diputado Gerardo Fernández Noroña es un impresentable. Él daña más a la izquierda que cualquier campaña de guerra sucia emprendida por la derecha.
Pero, bueno, lo que Carlos Marín hizo este jueves, en Milenio, para defender a Genaro García Luna de los ataques, mezquinos sin duda, que Noroña le lanzó al secretario de Seguridad Pública federal… eso fue todavía más mezquino.
Si Noroña fue ruin al atacar con cantidades industriales de golpes bajos a García Luna, Marín lo fue todavía más al ofender al diputado.
No sé qué compromisos tenga Carlos Marín con Genaro García Luna, pero vaya que lo defiende apasionadamente (lo hace con mucha frecuencia) cada vez que alguien se atreve a criticar al cuestionado secretario de Seguridad.
Otro que defendió en Milenio a García Luna de los ataques de Fernández Noroña fue Carlos Puig. Este columnista lo hizo con más inteligencia que Marín, pero creo que con mal español.
Puig tituló su artículo “¿Quién se coaliciona con Fernández Noroña?”. Creo que debió haber dicho “¿quién se coaliga con Fernández Noroña?”.
Si estoy mal, me gustaría que alguien me corrigiera, y en tal caso con gusto reconocería mi error y ofrecería una disculpa.
Pero si el equivocado es el señor Puig, bueno, pues que se disculpe él, ya que un profesional de la comunicación tan conocido y experimentado no puede salir con semejantes cosas.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
La defensa de Carlos Marín a Larrazábal
Lo grave de la columna de hoy del director editorial de Milenio no es el pequeñito y, desde luego, absolutamente perdonable error ortográfico en el título de su columna (le falta la tilde a la segunda “a” de “Larrazábal”) “¿Estalinazo ¡del PAN! contra Larrazábal? http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9025917.
Nadie es perfecto, ni Carlos Marín ni los editores y correctores del diario que él dirige. Así que no hagamos mayor escándalo por esa falta, que ojalá corrijan al menos en su edición de internet.
Lo lamentable de esa columna es otra cosa: la defensa que hace el señor Marín del presidente municipal de Monterrey cuyo hermano Jonás y sus principales colaboradores han sido exhibidos en videos recibiendo dinero de parte de directivos de los casinos.
Aunque es muy breve la columna de Marín, pierde más o menos el 20% de la misma en una disquisición intelectual con la que su autor, seguramente, quiso presentarse a sí mismo como un erudito, lo que claramente no ha logrado. Don Carlos más bien ha quedado como el clásico presumido. El arranque de su texto no me dejará mentir:
“Por variadas, contrapuestas e irreconciliables que sean, las ideologías se diluyen y convierten en una sola, despreciable práctica política: la del extremismo. Los extremos se tocan, y por eso no hay diferencias sustantivas en regímenes totalitarios, como no las hubo, para efectos prácticos, entre los falangistas de Franco, los fascistas de Mussolini, los nacionalsocialistas de Hitler o los comunistas de Stalin”.
A partir de ahí, Marín pone en duda la solidez de las imágenes que exhibieron a Jonás Larrazábal, ya que según el directivo de Milenio el hermano del alcalde no recibió 400 mil pesos, como se dijo en la nota de Reforma, sino solo 12 mil. ¿Y cómo le hizo Carlos Marín para contar ese dinero?
A partir de esa reducción al moche (como si solo recibir en forma ilegal 12 mil pesos, y no 400 mil, le diera valor moral al asunto), Carlos Marín cuestiona a “los extremistas del CEN del PAN” que se han atrevido a exigir a Fernando Larrazábal que pida licencia a su cargo de presidente municipal regiomontano.
Ya después, Marín hace suya la principal tesis de la defensa de Larrazábal para ganar tiempo (al que, se sabe, asesora Diego Fernández de Cevallos): que el PAN, antes de castigarlo, lo escuche. Por favor. Si todo el mundo ha escuchado a Larrazábal decir que él, por más evidencia que se acumule en contrario, nada tiene que ver con los irregulares casinos que han florecido durante su periodo en Monterrey.
La duda que me asalta es por qué, de pronto, Carlos Marín y los otros periodistas de Milenio se han puesto a defender a Larrazábal. ¿Por qué será? ¿Por amor al queso Oaxaca? ¿Por algo más?
jueves, 11 de agosto de 2011
Sicilia, la guerra de Jorge Fernández y el “envilecido” de Revueltas
En la prensa mexicana hay de todo, como en botica. O como en farmacia, que es lo mismo. Y, como en farmacia moderna, en la prensa mexicana, aunque de todo hay, abundan más los productos chatarra. Digo, ir ahora a la farmacia San Pablo en el Distrito Federal ya no es llegar al mostrador que está a un paso de la entrada y en el que se venden solo medicamentos para cuidar la salud. Ahora, las medicinas están hasta el fondo de auténticos supermercados en los que se exhiben infinidad de mercancías perfectamente irrelevantes si una lo que busca son remedios para los males del cuerpo, como perfumes, juguetes, cacerolas, y en los que también sobran los productos dañinos como papitas, refrescos, chocolates engordadores, etcétera.
Así la prensa mexicana. Hay diarios y periodistas que informan bien y con independencia del poder. Pienso en Reforma, La Jornada, en Carmen Aristegui, en Lorenzo Meyer, en Sergio Aguayo, en Julio Hernández y otros. Pero si uno va a los kioscos también se topa, y en exceso, con el periodismo chatarra, como el de Milenio, el de Televisa, el de la mayoría de las estaciones de radio.
Leo y no puedo creer que un hijo del ilustre escritor José Revueltas, Román Revueltas Retes, sea capaz de denigrar tanto su apellido con las cosas que escribe –a diario, desgraciadamente- en Milenio. Ahora, en su afán por defender al poder, Román Revueltas (tan distinto a su padre siempre enfrentado a los que mandan) se burla del trabajo del poeta Javier Sicilia. ¿Qué hizo Sicilia que molestó a Revueltas Retes? Decir, lo que es verdad, que “tenemos la necesidad de que el Ejército y la Marina no se envilezcan más en tareas que no les corresponden”. A partir de ahí, Román Revueltas se lanza contra el poeta. Qué pena me da el caso del señor Revueltas Retes, pero no me sorprende: él desde hace años decidió manchar su apellido al convertirse en uno de los tantos columnistas al servicio de los poderosos. Allá él.
Ahora hablaré de un periodista cercano al poder, pero que, con frecuencia, es serio en sus análisis y hasta objetivo. Pero que este jueves no lo fue. Me refiero a Jorge Fernández Menéndez, de Excélsior.
En su columna “¿Esfuerzo nacional o guerra de Calderón?” también critica a Sicilia (lo llama “el inefable”, es decir, según la Academia Española, el que “no se puede explicar con palabras”). Y lo hace solo para justificar la guerra de Calderón.
Fernández realiza un largo alegato, empieza citando a periodistas de Colombia a los que no deja de “asombrarles que en México no se terminara de comprender y asumir la batalla contra el narcotráfico como un tema, un desafío, realmente nacional”. Jorge Fernández les da la razón, ya que, dice, para algunos periodistas “éste sí es un esfuerzo nacional y debe ser entendido como tal, pero para otros simplemente es ‘la guerra de Calderón’; hay quienes consideran que en ese enfrentamiento entre los narcotraficantes y el Estado hay que permanecer ‘neutrales’ y otros que creen que lo mejor es mantener una línea declarativa de apoyo pero, en realidad, no involucrarse en algo en lo que sienten que no tienen nada que ganar”.
Para Fernández Menéndez, está claro, la del narco es la guerra de todos los mexicanos, no solo de Felipe Calderón. Pues se equivoca. Esta guerra absurda no es mi guerra ni la de millones de mexicanos, solo es la guerra de Calderón quien, irresponsablemente, se lanzó a la misma como primer acto de gobierno para buscar que, con esa acción espectacular, los mexicanos olvidáramos todo lo que pasó en las elecciones de 2006. Pues ni lo olvidamos ni lo apoyamos en su guerra que pronto sumará sus primeros 50 mil muertos y que no tiene para cuándo acabar.
¿Inefable el poeta Sicilia? Claro que no. Inefable el apoyo que periodistas inteligentes como Fernández Menéndez le dan a la guerra de Calderón. Porque ese apoyo, evidentemente, no se puede explicar con palabras. Al menos no con palabras honorables.
martes, 5 de julio de 2011
Señor Gómez Leyva: Qué pena me da usted
Pensaba que usted, Ciro, había tocado fondo, hace semanas, en lo referente a su ética como periodista. Veo que no. Para los que han perdido el sentido de la decencia, siempre es posible ir más abajo. Lo digo a propósito de su columna de hoy en Milenio: “Perdieron porque fuiste un mal candidato, Alejandro”.
En qué forma tan miserable trata usted, señor Gómez Leyva, a Alejandro Encinas, un hombre que, si tuvo un mal desempeño electoral (en las competencias se está expuesto a todo, a perder y a ganar) ha sido durante años, muchos, un ejemplo de dignidad política, de congruencia ideológica, de honradez y de sensatez.
Seguramente, si yo buscara en las hemerotecas, podría encontrar expresiones suyas, Ciro, elogiando al señor Encinas, lo que me llevaría a preguntarme por qué hoy, después de la victoria del PRI en el Estado de México, usted cambia de opinión y se lanza a golpear sin piedad a Encinas. Creo que si lo hiciera me respondería que usted, señor Gómez Leyva, desde hace tiempo responde a intereses ajenos al periodismo y no a la moral con la que debe conducirse un informador.
Molesto usted, Ciro, porque Encinas ha denunciado una elección inequitativa en el Estado de México, en la que claramente las encuestas diarias, ¡diarias!, publicadas por Milenio (eso representa mucho dinero, ¿quién lo pagó?) jugaron un papel en el apoyo al candidato del PRI, Eruviel Ávila, se lanza usted, señor Gómez Leyva, a descalificar en forma realmente mezquina a un hombre que simple y sencillamente lo único que hizo fue participar con honradez en una contienda electoral, después de la cual ejerció su derecho a decir la verdad, y la dijo: No hubo equidad en ese proceso, por lo que sí, Ciro, Encinas perdió porque la democracia mexicana es un desastre en el que solo se escuchan las voces de quienes participan en los oligopolios mediáticos, como usted que goza de la dicha de estar en Milenio Diario, en Milenio Televisión, en Televisa y en Radio Fórmula, usted que cuando estaba en el pequeño Canal 40 era un periodista digno y que, hoy que empieza a ser una estrella más del Canal de las Estrellas, es usted un periodista entregado al poder.
En alguna de sus noches de insomnio, cuando quizá lo asalten los remordimientos por el giro que dio su vida profesional, usted, Ciro, recordará lo bueno que era como periodista antisistema y lo malo que hoy es como un peón más del señor Azcárraga y los otros barones de los medios siempre cómplices del poder político.
Por eso, porque a usted lo que en el fondo verdaderamente le duele es no estar más en el lado de la dignidad que busca un cambio para México, se atreve, Ciro, a decirle a Encinas barbaridades como las siguientes:
“Hasta la noche del domingo tenía la impresión de que él (Alejandro Encinas) no era de los que se refugian en los cuentos y las supersticiones para pasar los tragos amargos. Ahora sé que es uno más. Encinas perdió porque no entusiasmó a nadie. Porque su campaña fue insulsa, plagada de lugares comunes. Porque le habló a los suyos, a su clientela. Queda su récord: perdedor en la delegación Álvaro Obregón en 2000, perdedor por la presidencia del PRD en 2008, es ya el peor candidato a gobernador del PRD en el Estado de México desde… Alejandro Encinas en 1993. Peor que Yeidckol Polevnski en 2005, que Higinio Martínez en 1999. Le ganaron por 41 puntos; por ser un mal candidato”.
No, señor Gómez Leyva, así no son las cosas. Le exijo que respete a uno de los hombres más dignos que tiene la política mexicana. Discúlpese con Alejandro Encinas si todavía le queda a usted un mínimo de decencia en su corazón.
jueves, 23 de junio de 2011
#estamoshastalamadre
Mañana lluviosa. Día que bien empieza en el Distrito Federal y que con optimismo emprendo desde temprano, como siempre, atendiendo a mis niños, bebiendo una taza de buen café y leyendo lo diarios en el iPad (impreso ya solo leo Reforma, que por cierto es una complicación salir a recoger entre los charcos; ni duda cabe, el formato de papel para consumir opiniones y noticias está, sin lugar a dudas, absolutamente superado).
Mientras mis niños desayunan antes de que yo los lleve al colegio (por fortuna cercanísimo), veo en el iPad, masoquismo que no se me quita, entre otras columnas periodísticas las de Carlos Marín y Ciro Gómez Leyva de Milenio… Pero si yo ya sé lo que van a comentar, para qué les hago caso.
Los dos, Marín y Ciro, hablan sobre el diálogo que sostendrán el poeta Javier Sicilia y otras víctimas de la guerra del narcotráfico con Felipe Calderón. Y los dos reprochan al poeta que no vaya a asistir al evento el secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna.
Carlos Marín y Ciro Gómez Leyva han defendido ya tantas veces al señor García Luna que empiezo a sospechar un affaire que rebasa con mucho los intereses periodísticos y políticos para inscribirse en las más profundas emociones humanas. Digo, cuánto amor el de esos periodistas a García Luna.
Marín lamenta la ausencia de Genaro García Luna con estas palabras:
“El que nunca ha faltado (a reuniones del tipo de la que hoy se celebra) es… ¡el secretario federal de Seguridad Pública!: el mismo cuyo cese demandó (Sicilia), a pesar de que la Policía Federal a cargo de Genaro García Luna resolvió el asesinato de su hijo Juan Francisco (Sicilia) y otras seis personas, y capturó pronto a los probables autores materiales e intelectuales. Pero, ¿acaso no tendría mayor sentido una reunión como la que vino promoviendo con la presencia de los principales implicados oficiales en la tramposamente llamada guerra de Calderón? En vez de festejar esas ausencias e ilusionarse con gestos, detalles o signos, Sicilia debió exigir que le pusieran enfrente a los mariscales clave”.
Gómez Leyva, a su vez, dice:
“No pateen esta extraordinaria oportunidad… creo que fue un error de la negociación excluir a los apellidos centrales: García Luna, Galván, Saynez”.
Si para ellos ha sido un error excluir de ese diálogo a los secretarios de Seguridad Pública, Genaro García Luna; de Defensa, Guillermo Galván, y de Marina Francisco Saynez, para el resto de los mexicanos ha sido un acierto. Porque lo que todos esperamos es que el movimiento de Javier Sicilia vaya con Calderón a decirle verdades, y ojalá las diga con absoluta crudeza, y no a escuchar rollo y rollo y más rollo acerca de estrategias bélicas que ya nos tienen ¡hasta la madre!
miércoles, 15 de junio de 2011
Ciro y la vanidad
“Hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir”, dijo Balzac. Viene a mi mente esta expresión del gran escritor francés después de haber leído, este miércoles, la columna de Ciro Gómez Leyva en Milenio Diario.
Desde luego, el señor Gómez Leyva hace referencia a las críticas, fuertes casi todas, que él ha recibido en Twitter por sus juicios, sin duda injustos, inclusive mezquinos, sobre la Caravana por la Paz encabezada por el poeta Javier Sicilia.
Este columnista fue TT en la mencionada red social, es decir, hubo muchos comentarios sobre su persona. Casi todos, desde luego, en su contra. De rabia, de indignación. Hubo algunos, sí, que lo defendían. Las clásicas excepciones que rompen la regla.
Pues bien, el columnista, en vez de avergonzarse y pedir perdón por haber ofendido al movimiento social más puro que hay en México, publicó un artículo en el que ¡evidentemente presume! haber sido tópico relevante en Twitter. Empieza citando unos pocos comentarios en su contra, para después dar a conocer muchos a su favor. El colmo de la vanidad. Y Gómez Leyva termina presumiendo que solo su noticiero cubrió la caravana de Sicilia. Vaya, vaya. ¿Y Carmen Aristegui? ¿Y el Reforma? ¿Y la Jornada? Y los sitios alternativos de internet. Yo escuché y leí sobre la caravana en varios medios. Grandes crónicas las del reportero enviado por Aristegui, cuyo nombre no recuerdo.
En fin, Ciro ha intentado hacer de la peor crisis que ha sufrido su credibilidad, ya desde antes bastante golpeada, una victoria de su popularidad. Vanidad, solo vanidad. Aderezada con mentiras, por cierto. ¿Solo Ciro cubrió la caravana? Por favor.
viernes, 6 de mayo de 2011
Gómez Leyva y la pequeñez de ese periodismo
De dar pena la columna de hoy viernes de Ciro Gómez Leyva, en Milenio Diario. Trata sobre el tema del momento. No, no habla de la marcha por la paz. Tampoco de las consecuencias globales del asesinato de Bin Laden. Y ni siquiera del Pumas - Monterrey. El señor Gómez Leyva no se ocupa de pequeñeces. Él es un periodista que siempre va a "lo importante", a lo que sí tiene relevancia para la nación. Don Ciro se ha ocupado de la fundamental comida que sostuvieron Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto.
A juzgar por el escrito de Gómez Leyva, nuestra república se ha salvado. ¡Beltrones y Peña Nieto son amigos y se quieren! ¡Ciro ha descubierto que hay un pacto entre Beltrones y Peña Nieto y que en el PRI reinan la paz y la armonía! Dice el señor Gómez Leyva: "Peña Nieto será el abanderado tricolor. Y Beltrones lo acompañará desde una posición estratégica". Y a partir de esta alianza la felicidad llegará a todos los hogares mexicanos.
Es realmente lamentable la columna de Ciro Gómez Leyva por varias razones:
1. Exhibe la decadencia absoluta de un periodista que fue muy importante, muy valiente y muy combativo.
2. Prueba que tenían razón los editores de Reforma cuando a mediados de los 90´s despidieron a Gómez Leyva por sus inexplicables relaciones con Manlio Fabio Beltrones.
3. Ratifica el hecho de que los periodistas mexicanos más conocidos, por lo mismo, los más influyentes y desde luego los mejor pagados, no están dedicados a analizar lo que a la gente realmente le interesa (la marcha, Bin Laden, el Monterrey - Pumas), sino lo que al poder le sirve porque ellos, los periodistas conocidos, son servidores y hasta sirvientes del poder.
Con miles de mexicanos preparándose para apoyar de alguna manera, no necesariamente acudiendo a la marcha, resulta ofensivo para nuestra sociedad que los periodistas "importantes" traten de llevar la discusión hacia chismes palaciegos como la comida Beltrones - Peña Nieto. Porque leyendo a Gómez Leyva me entero que el miércoles, en Televisa, el más visto programa de "análisis periodístico", Tercer Grado, tuvo también como tema central a don Manlio Fabio y a don Enrique. ¡Qué vergüenza!
A juzgar por el escrito de Gómez Leyva, nuestra república se ha salvado. ¡Beltrones y Peña Nieto son amigos y se quieren! ¡Ciro ha descubierto que hay un pacto entre Beltrones y Peña Nieto y que en el PRI reinan la paz y la armonía! Dice el señor Gómez Leyva: "Peña Nieto será el abanderado tricolor. Y Beltrones lo acompañará desde una posición estratégica". Y a partir de esta alianza la felicidad llegará a todos los hogares mexicanos.
Es realmente lamentable la columna de Ciro Gómez Leyva por varias razones:
1. Exhibe la decadencia absoluta de un periodista que fue muy importante, muy valiente y muy combativo.
2. Prueba que tenían razón los editores de Reforma cuando a mediados de los 90´s despidieron a Gómez Leyva por sus inexplicables relaciones con Manlio Fabio Beltrones.
3. Ratifica el hecho de que los periodistas mexicanos más conocidos, por lo mismo, los más influyentes y desde luego los mejor pagados, no están dedicados a analizar lo que a la gente realmente le interesa (la marcha, Bin Laden, el Monterrey - Pumas), sino lo que al poder le sirve porque ellos, los periodistas conocidos, son servidores y hasta sirvientes del poder.
Con miles de mexicanos preparándose para apoyar de alguna manera, no necesariamente acudiendo a la marcha, resulta ofensivo para nuestra sociedad que los periodistas "importantes" traten de llevar la discusión hacia chismes palaciegos como la comida Beltrones - Peña Nieto. Porque leyendo a Gómez Leyva me entero que el miércoles, en Televisa, el más visto programa de "análisis periodístico", Tercer Grado, tuvo también como tema central a don Manlio Fabio y a don Enrique. ¡Qué vergüenza!
domingo, 27 de marzo de 2011
Iniciativa México y el diario Clarín
Miguel Ángel Granados Chapa y Carmen Aristegui son dos de los más importantes periodistas que hay en nuestro país. El primero, desde hace al menos dos décadas, es uno de los columnistas más respetados e influyentes de México. La segunda, sobre todo en el último lustro, se ha convertido en el referente principal de la radio informativa mexicana. No hay en Televisa, TV Azteca o en los grupos radiofónicos o de diarios impresos que acaban de firmar un acuerdo para la cobertura informativa de la violencia, nadie, y lo digo con toda claridad, nadie, con mayores méritos periodísticos que Granados Chapa y Aristegui (los habrá con los mismos méritos, pero no superiores). Pues bien, esos dos personajes, fundamentales en nuestro periodismo, simple y sencillamente no fueron invitados a participar en la firma, mucho menos en la redacción, del mencionado acuerdo.
¿Puede funcionar un acuerdo entre periodistas al que no se invita a participar a los mejores? No, desde luego. Valga la comparación futbolera, una selección a la que no se convocara al Chicharito Hernández y a Andrés Guardado, que el sábado metieron los goles contra Paraguay, sería cualquier cosa menos la selección nacional. Es que, hay que admitirlo, el mundo está hecho de figuras. Siguiendo con los ejemplos tomados del balompié, contratar al Barcelona campeonísimo (con Messi, Xavi, Villa y el novio de Shakira) cuesta una cantidad de dinero, pero por el Barca sin esos cuatro jugadores nadie pagaría ni la décima parte de lo que vale el equipo completo.
¿De dónde saco la información de que Aristegui y Granados Chapa no fueron invitados a firmar el acuerdo para la cobertura de la violencia? De que ambos así lo dijeron en sus columnas del diario Reforma.
No sé por qué no los invitaron, pero me atrevo a plantear algunas hipótesis:
1. Tanto Aristegui como Granados Chapa son muy críticos de Televisa, que es la empresa que más empujó el acuerdo. Así que, para no incomodar a la televisora, nadie se acordó de invitarlos.
2. Tanto Aristegui como Granados Chapa son abiertamente despreciados por el director editorial de Milenio, Carlos Marín (las columnas de Marín no me dejarán mentir), un hombre muy escuchado por el poderoso Bernardo Gómez, el número dos en Televisa. Así que, es probable, a pesar de su naturaleza conciliadora y negociadora que tan buenos resultados le ha dado, Bernardo se dejó llevar por intrigas para no dar el paso de tomar el teléfono y llamar a Miguel Ángel y a Carmen.
3. Si se planteó la posibilidad de invitar a Miguel Ángel Granados Chapa y a Carmen Aristegui al proceso de redacción de acuerdo para su posterior firma, seguramente alguien llegó a la conclusión de que era inútil llamarlos ya que, bajo ninguna circunstancia, ni Miguel Ángel ni Carmen lo iban a firmar.
Sea lo que fuera, a Granados Chapa y a Aristegui no se les convocó al acuerdo mediático. Y por lo tanto no lo firmaron. Ni lo firmaron, tampoco, los dos más importantes diarios mexicanos, Reforma y La Jornada, ni la revista Proceso ni otros medios que, como MVS, comparten una característica que los distingue: son muy críticos hacia los poderes políticos y económicos que dominan a México.
Lo más lamentable es que, periodistas menos críticos que sí firmaron el acuerdo, se han dado a la tarea de cuestionar a quienes no lo hicieron, generando en buena parte de la opinión pública (los medios electrónicos que sí firmaron tienen grandes audiencias) la idea de que hay periodistas “irresponsables” que no son capaces de pensar en lo que al país le conviene en un momento de auténtica guerra contra el narcotráfico.
Es muy peligroso que se empiece a dividir a los medios entre “patrióticos y responsables” y “antipatrióticos e irresponsables”. Porque esto es la antesala de hechos contra la libre prensa como los que tienen enfrentado, desde hace años, al gran diario Clarín, de Argentina, con el régimen de los Kirchner (el expresidente Néstor, que en paz descanse, y Cristina, la actual presidenta). Un enfrentamiento que, en las últimas horas, permitió que un líder gremial corrupto impidiera, con el gobierno de simple espectador, la circulación de ese, el gran diario de América del Sur que, tristemente, este domingo no llegó a los quioscos.
En México estamos lejos de llegar a tales extremos. Pero con acciones a favor de las estrategias del gobierno como la de Iniciativa México en la que solo se permitió opinar a unos medios, dejando fuera de la discusión a otros, poco a poco nos acercamos a los episodios lamentables que este domingo enlutaron a la prensa libre en Argentina.
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