Este no es el López Obrador que conocíamos. No reconozco en el Andrés Manuel que hoy habló con Carmen Aristegui al guerrero indomable que nunca se echó para atrás en la batalla. Sospecho que tantos golpes recibidos durante tantos años ya lo han debilitado, le han quitado energía, le han hecho perder el empuje.
No voy a defender a Martí Batres, ese no es el punto. Solo estoy mencionando, lo que ya otros han dicho en estas horas, que Andrés Manuel ha enviado el peor mensaje a sus seguidores, el de que es un general que ya no está dispuesto a dar la batalla por su gente.
¿Qué estará pensando Ricardo Monreal, que tanto se la ha jugado por López Obrador? Seguramente se dirá a sí mismo que en cuanto se meta en problemas por defender a AMLO, el tabasqueño le va a dar la espalda. Lo mismo pensarán Alberto Anaya, Dante Delgado (@DanteDelgado), Alfonso Durazo (@AlfonsoDurazo), Jesusa Rodríguez, Héctor Vasconcelos, y tantos otros personajes que todo lo han arriesgado por el proyecto lopezobradorista.
Después de años de exigir un comportamiento vertical sustentado en el hecho de que nadie en el movimiento debía, ya no se diga saludar a Felipe Calderón, sino ni siquiera reconocerlo como el presidente, salir ahora, como lo hizo AMLO con Aristegui, con la declaración de que eso no tiene importancia, pues habla de que López Obrador está en serios problemas para conservar la serenidad y la fortaleza de ánimo que se necesitan para encabezar un ejército en el gran combate que viene.
El general está herido, sin fuerza, desfalleciente. Y la tropa desmoralizada y sin rumbo. Mal augurio.