Hace un año, cuando ni siquiera estaban definidos los candidatos al gobierno del Estado de México de las tres principales fuerzas políticas nacionales, era un lugar común en la prensa la tesis de que las elecciones mexiquenses iban a ser muy importantes por tres razones:
(1) Porque se trata de la entidad más poblada y económicamente importante del país.
(2) Porque tales comicios iban a ser un ensayo de las presidenciales de 2012.
(3) Porque iba a ser la contienda electoral de las redes sociales,
La importancia demográfica y económica del Estado de México no ha disminuido en un año, y tal vez hasta ha aumentado, pero si el proceso electoral en marcha es un ensayo de 2012, pues, no hay duda, qué insípidos comicios presidenciales conoceremos el próximo año, si no por otra circunstancia, porque las actuales campañas en el Edomex han sido cualquier cosa menos innovadoras, lo que es evidente en el pobre manejo que los tres candidatos a gobernador han hecho de Twitter y Facebook.
Ni Alejandro Encinas, del PRD, ni Eruviel Ávila, del PRI, ni Luis Felipe Bravo Mena, del PAN, han logrado impactar seriamente en las redes sociales de internet. ¿Por qué? Porque ellos y sus colaboradores simple y sencillamente no saben usarlas. Esta es la verdad: no saben.
Estoy segura (porque tengo información al respecto) de que los tres candidatos han invertido importantes cantidades de dinero en asesoría y operación de Twitter y Facebook. Pero ha sido, literalmente, dinero tirado a la basura porque, sin duda, los resultados de tales proyectos han sido nulos.
¿Qué es lo que han hecho mal? Confiar el tema de las redes sociales a las personas equivocadas. Es que, no debería ser tan difícil entenderlo, saber de mercadotecnia electoral no garantiza conocer los secretos de las redes sociales, que no son tecnológicos, sino simple y llanamente comunicacionales.
La comunicación, en general, tiene reglas. Y en Twitter y Facebook tiene reglas específicas que ni Encinas ni Eruviel ni Bravo Mena han respetado. Estos políticos y sus equipos no han pasado de tratar de imponer algunos temas a través del fácil, pero ineficaz, procedimiento de repetirlos hasta la saciedad en las redes sociales. No lo han logrado porque la gente simple y sencillamente los ha ignorado. Y han sido ignorados porque, al actuar en las redes, se les nota la intención política.
Los candidatos a gobernador del Estado de México y sus equipos han saturado las redes sociales y el resto de los espacios de internet con mensajes que no llegan, que no impactan, que no conmueven y que, por lo mismo, no interesan y son ignorados. Recursos han invertido, y bastantes; se nota al abrir cualquier página web. Pero no pasan la elemental prueba de ser tomados en cuenta por la gente no manipulada ni manipulable que a diario utiliza Twitter y Facebook para comunicarse.
No daré consejos a los equipos de campaña del PAN, del PRD y del PRI. Ni me corresponde ni sabría qué decirles ya que, está claro, no soy asesora electoral en materia de redes sociales. Solo diré, como una usuaria más de Twitter y Facebook, que una presencia efectiva en estas redes no se logra a base de billetes. Claro que no.
Creo que el problema de fondo, en la elección mexiquense tiene que ver con una confusión: pensar que a Twitter y a Facebook se les puede manipular como se manipulan los medios de comunicación tradicionales: pagando. En los medios no se comunica, se compra. En efecto, los políticos se han acostumbrado a adquirir espacios privilegiados en las páginas de los diarios o en los noticiarios de radio y TV.
Pero en internet eso no funciona. Si los medios se venden e imponen la nota que se les antoje a sus lectores, en las redes sociales solo se consumen los mensajes fabricados con algo muy distinto al dinero: honestidad, pasión, sentido del humor, sensatez y buena fe.