Juego nuevo. A partir de septiembre, en función sobre todo del resultado electoral de este año, los principales actores políticos mexicanos tienen que redefinir sus políticas de alianzas, lo que incluye consolidar o destruir viejas relaciones, establecer nuevos acuerdos y hasta realizar cambios en sus equipos de trabajo. El Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, enfrenta los siguientes retos:
1.- Pensar de nuevo su relación política con el Presidente Enrique Peña Nieto. Durante la primera parte de la administración de ambos, Mancera y Peña han colaborado muy estrechamente. Sin perder cada uno su identidad ideológica han podido trabajar coordinadamente por el bienestar de la Capital. Las ventajas para el Jefe de Gobierno han sido notables, ya que ha podido contar con apoyo para sacar adelante sus proyectos. El PRD lo entendió y lo alentó en la alianza con EPN. Pero esto lo alejó de los grupos radicales de Morena, aunque con habilidad Mancera logró mantener relaciones cordiales y de respeto con Andrés Manuel López Obrador. En la segunda etapa de su gobierno Mancera va a tener que replantear sus acuerdos con Peña Nieto. No lo veo como un opositor dogmático o arrebatado al Gobierno Federal, pero nadie se va a sorprender si Miguel Ángel Mancera empieza a marcar una sana distancia política respecto del Presidente de la República. El reto para Mancera será distanciarse -políticamente hablando, insisto- de EPN sin fracturar una positiva relación personal y quizá ya inclusive amistosa con el propio titular del Ejecutivo y con sus colaboradores, como Luis Videgaray, Miguel Ángel Osorio Chong y Aurelio Nuño, etcétera.
2.- Mancera tendrá que replantear sus relaciones con Morena, sobre todo con su sector más radical, y desde luego con López Obrador. Mancera es de izquierda, ha trabajado con AMLO, participó en un gabinete con Martí Batres, se lleva bien con Ricardo Monreal, no tiene problemas con Claudia Sheinbaum y sobre todo trabajó con todos ellos para mantener la Ciudad de México en manos de las fuerzas progresistas. La división en la izquierda entre Morena y el PRD la ha pagado Mancera sufriendo una dosis de incomprensión de parte de algunos militantes de Morena, que olvidan un dato fundamental en la biografía del Jefe de Gobierno: Mancera no es perredista ni está inscrito en ningún partido político. Hasta ahora las relaciones de Miguel Ángel Mancera con Morena han sido las de un Jefe de Gobierno de izquierda con aquellos que rompieron con el partido que los unía a todos, el PRD. En la nueva situación, Morena ya no es solamente un grupo disidente en la izquierda, sino un partido que va a gobernar en la Ciudad de México. Necesariamente tendrán que darse nuevas relaciones institucionales entre Mancera y los delegados y diputados de Morena. En este sentido a todos les conviene llevar la fiesta en paz. Y así ocurrirá. Las relaciones políticas entre el actual gobernante capitalino y Morena las tendrán que pactar, ellos dos solos y a solas, Mancera y López Obrador. Confío, porque así lo han demostrado, en que se trata de dos hombres sensatos que sabrán hacer lo que más beneficie a la Ciudad y lo que mejor ubique a la izquierda en las elecciones presidenciales del 2018.
3.- El Jefe de Gobierno está obligado a replantear de fondo sus relaciones con el partido de izquierda que hizo crisis, el PRD. Por elemental lealtad con el más importante de los partidos que lo llevó al GDF, Mancera apoyó o al menos no obstaculizó las acciones que realizaron los perredistas. Pero el PRD no resultó ser lo que parecía y prácticamente entró en la ruta de su extinción. Es muy triste decirlo así, pero el PRD derrotado este año en las urnas y al que abandonaron personajes fundamentales como López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas, entre muchos otros, es un partido sin futuro que me parece es un instrumento muy pobre para arropar al Jefe de Gobierno en la segunda etapa de su periodo. Desde luego, Mancera no puede darle la espalda al PRD. Pero tampoco puede verlo como su más trascendente relación política. El PRD todavía no es un lastre para Mancera, pero si no se reforma podría llegar a serlo. Así que el Jefe de Gobierno no tiene por qué cargar con un partido que a la hora buena se quebró.
4.- Mancera deberá estar muy atento a la suerte de los independientes que van a gobernar, como el "Bronco" Rodríguez de Nuevo León, y al surgimiento de nuevos actores políticos sin partido. Aunque llegó al GDF con una alianza de tres partidos, Mancera puede presumir de ser el primer ciudadano que gobierna una gran Ciudad, de hecho, la mayor Ciudad de nuestro país, sin militar en ningún instituto político. Bastantes analistas y hasta los independientes como el "Bronco" y Clouthier, consideran al alcalde electo de Guadalajara, Enrique Alfaro, como uno de ellos, es decir, un independiente que por necesidad tuvo que recurrir al registro de un partido. Pues bien, es el caso de Mancera. No milita en el PRD, no se va a afiliar al perredismo, no participa en Morena, nada tiene que ver con Movimiento Ciudadano y el desaparecido Partido del Trabajo, menos todavía ha colaborado con el PAN el PRI o el Partido Verde. El Jefe de Gobierno de la Ciudad de México es un ciudadano sin partido, como el "Bronco", sí. Por lo tanto, si en una próxima convención de políticos independientes el "Bronco", Clouthier, Alfaro y Lorenia Canavati invitan a Mancera a dar una charla, cumplirá con el requisito básico de no tener partido. Ojo, esto de que Mancera sea independiente es algo de lo más relevante para él.
5.- Mancera tendrá que analizar, uno a uno, a los integrantes de su gabinete. No está obligado a cambiarlos, pero tampoco a mantenerlos en sus cargos. Después de tres años parece sensato revisar el funcionamiento del equipo, y es lógico que ya esté en ello. Es una tarea que solo puede realizar, casi sin ayuda, el propio Mancera.
6.- Todo lo anterior le servirá a Mancera para plantear un nuevo tipo de relación con los actores más importantes de todos, los ciudadanos, que son finalmente a los que se debe, los que mandan.
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lunes, 29 de junio de 2015
Las nuevas relaciones de @ManceraMiguelMX con @EPN y @lopezobrador_
domingo, 13 de noviembre de 2011
Michocacán: El PRD de derrota en derrota
No hace mucho, el PRD perdió Zacatecas. Por el mal gobierno de Amalia García, sí, pero también por la división en la izquierda. El PT, que apoyó al hermano del exgobernador Ricardo Monreal, no hizo ninguna clase de alianza con el Partido de la Revolución Democrática. Sí la hizo Convergencia, que hoy se llama Movimiento Ciudadano, pero no fue suficiente para derrotar al PRI. Y, así, casi como una consecuencia natural, la izquierda entregó el poder al priismo en ese estado después de dos sexenios consecutivos de haberlo mantenido.
En Baja California Sur ocurrió exactamente lo mismo. También por culpa del mal gobierno que hizo la izquierda, pero sobre todo porque acudió a las últimas elecciones de gobernador dividida. La división la llevó a la derrota. Ahora fue Movimiento Ciudadano el partido que no participó plenamente en la alianza izquierdista. Como en Zacatecas, la izquierda cedió el poder, al PAN por cierto, después de dos sexenios consecutivos de haberlo conservado.
Hoy domingo, en Michoacán, aunque los partidos de izquierda se han mantenido formalmente unidos, perderán. Después de dos sexenios de haber tenido el poder, lo entregarán, probablemente al PAN, cuya candidata, “Cocoa”, es hermana de Felipe Calderón. ¿Por qué perderá la izquierda en tierras michoacanas si hubo unidad de los tres partidos, esto es, el PRD, el PT y Movimiento CIudadano? Porque en el plano nacional, por más que las palabras de Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard Casaubón digan otra cosa, no hay unidad. La disputa por la candidatura presidencial, que se supone se resolverá en estos días cuando se conozcan los resultados de las encuestas, ha dañado de más al perredismo. Y se reflejará, con una aplastante derrota, en Michoacán.
Hay en eso una lección para la contienda por la jefatura de gobierno en el Distrito Federal. Si el PRD, el PT y Movimiento Ciudadano eligen a su candidato en negociaciones que privilegien los intereses de sus líderes, sin considerar la verdadera popularidad de los aspirantes, que es el único factor que puede mantener la unidad, perderán la Ciudad de México. ¡Después de tres sexenios de haberla gobernado!
Es el reto de la izquierda en el DF: elegir como su candidato, o candidata, a la persona que mejor posicionada esté. Ojalá no se equivoquen sus dirigentes.
En Baja California Sur ocurrió exactamente lo mismo. También por culpa del mal gobierno que hizo la izquierda, pero sobre todo porque acudió a las últimas elecciones de gobernador dividida. La división la llevó a la derrota. Ahora fue Movimiento Ciudadano el partido que no participó plenamente en la alianza izquierdista. Como en Zacatecas, la izquierda cedió el poder, al PAN por cierto, después de dos sexenios consecutivos de haberlo conservado.
Hoy domingo, en Michoacán, aunque los partidos de izquierda se han mantenido formalmente unidos, perderán. Después de dos sexenios de haber tenido el poder, lo entregarán, probablemente al PAN, cuya candidata, “Cocoa”, es hermana de Felipe Calderón. ¿Por qué perderá la izquierda en tierras michoacanas si hubo unidad de los tres partidos, esto es, el PRD, el PT y Movimiento CIudadano? Porque en el plano nacional, por más que las palabras de Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard Casaubón digan otra cosa, no hay unidad. La disputa por la candidatura presidencial, que se supone se resolverá en estos días cuando se conozcan los resultados de las encuestas, ha dañado de más al perredismo. Y se reflejará, con una aplastante derrota, en Michoacán.
Hay en eso una lección para la contienda por la jefatura de gobierno en el Distrito Federal. Si el PRD, el PT y Movimiento Ciudadano eligen a su candidato en negociaciones que privilegien los intereses de sus líderes, sin considerar la verdadera popularidad de los aspirantes, que es el único factor que puede mantener la unidad, perderán la Ciudad de México. ¡Después de tres sexenios de haberla gobernado!
Es el reto de la izquierda en el DF: elegir como su candidato, o candidata, a la persona que mejor posicionada esté. Ojalá no se equivoquen sus dirigentes.
viernes, 9 de septiembre de 2011
De Beatriz Paredes a @Ale_BarralesM pasando por @GabrielaRodr108
No sé quién sea Gabriela Rodríguez, @GabrielaRodr108 en Twitter, pero, por el hecho de publicar artículos en La Jornada, ella debe tener un nivel intelectual importante. La crítica que le haré, y que considero justa, partirá, pues, del respeto que toda mujer inteligente me merece.
Este viernes, en La Jornada, ella cuestionó muy fuertemente a la priista Beatriz Paredes en su texto “Beatriz Paredes: ser mujer y ser priista” http://www.jornada.unam.mx/2011/09/09/opinion/024a1pol. Desde el arranque mismo de su escrito, Gabriela Rodríguez se ve influida por prejuicios. La pregunta con la que empieza su colaboración es, de plano, lamentable: “¿Se puede ser mujer y ser priista?”. Por favor. Después de expresar lo anterior, ella pide perdón a las “compañeras” del PRI y afirma que “las feministas hemos aprendido que uno no nace mujer, sino que se llega a serlo”. Lamentable.
Gabriela Rodríguez utiliza a la escritora Rosario Castellanos para agredir a Beatriz Paredes. ¿A Rosario Castellanos? En efecto. Lo ha hecho así enojada porque el gobernador de Chiapas, Juan Sabines, impuso “la Medalla Rosario Castellanos a Beatriz Paredes Rangel”. Según la colaboradora de La Jornada, Castellanos se habría indignado si hubiera encontrado “su nombre asociado al de la legisladora tlaxcalteca”. No lo creo. Porque, evidentemente, nos guste o no, simpaticemos o no con su partido, la señora Paredes es una mujer destacadísima.
Es falso lo que Rodríguez afirma en el sentido de que un error de Paredes haya sido su “mayor mérito político”: “negar el derecho a decidir de las mujeres y de las indígenas en 18 entidades del país”. Para empezar, Beatriz Paredes no decidió ella sola, sino que fue un acuerdo de su partido, que el PRI votara en varios congresos estatales “para cambiar las constituciones locales y defender la vida desde el momento de la concepción”.
Muchas mujeres podremos no estar de acuerdo con las que se oponen a la interrupción legal del embarazo, pero muchas más en México, hay que aceptarlo, rechazan en forma tajante tal medida, y eso no las hace mujeres de menor calidad.
Según Gabriela Rodríguez, se trató de una medida electoral con la que Beatriz Paredes “buscó desprestigiar al PRD, y en especial al gobierno de la ciudad de México, que había despenalizado el aborto el año anterior”.
La verdad de las cosas es que el PRD capitalino no necesita que nadie lo empuje al desprestigio ya que se desprestigia brutalmente a sí mismo.
Y si de faltar al respeto a la dignidad de las mujeres se trata, el perredista jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón, acaba de dar una muestra gigantesca: tuvo al mismo tiempo, en la nómina oficial de su administración que no es su negocio privado, a su futura esposa, que será la tercera, la hondureña Rosalindo Bueso; a su primera esposa, Francisca Ramos Morgan, y a su segunda esposa, Mariagna Prats. Qué vergüenza para un gobernante de izquierda.
Por fortuna para la izquierda capitalina hay una mujer, desde joven luchadora social, que puede superar el problema: Alejandra Barrales, la única capaz de enfrentar a Paredes.
jueves, 8 de septiembre de 2011
Rémora Larrazábal, Lastre Moreira, Estorbo Bejarano
He ahí los grandes pasivos en las contabilidades electorales de nuestros tres principales partidos políticos.
Leo en el diccionario de la Real Academia Española que rémora es “una cosa que detiene, embarga o suspende”.
Eso es, ni más ni menos, Fernando Larrazábal para el PAN. Porque, no hay duda, cuánto daña al PAN el presidente municipal de Monterrey, sobre todo debido a que, en mala hora, Felipe Calderón le pidió que coordinara, en Nuevo León, la precampaña presidencial del secretario de Hacienda, Ernesto Cordero.
Por lo anterior a los líderes de Acción Nacional les urge que Larrazábal deje su cargo. El cínico alcalde lo sabe, y no puede tener la menor duda de que, sin el apoyo de su partido, está perdido. Pero, provocando males mayores, insiste en recurrir a trucos baratos como el de una “consulta” para ver si logra, a última hora, salvar el pellejo.
Buena parte de la suerte electoral de Acción Nacional antes del arranque formal de los comicios presidenciales dependerá de la velocidad con que los albiazules se deshagan de esa rémora.
En el PRI, por su parte, si bien el escándalo de Larrazábal y el Casino Royale le ha quitado atención al gran lastre tricolor, Humberto Moreira, en cualquier momento resurgirá el escándalo financiero provocado por la enorme deuda que este exgobernador de Coahuila dejó y que pudo consolidar porque engañó por igual a la Secretaría de Hacienda, a las agencias calificadoras y a los bancos.
El actual presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional tendrá que renunciar si no quiere disminuir él mismo las posibilidades electorales de quien, con certeza, será el candidato presidencial del priismo, Enrique Peña Nieto. Porque, evidentemente, si es grave la corrupción del alcalde de Monterrey, lo realizado por Moreira hasta podría ser peor ya que comprometió, durante generaciones, el erario coahuilense, lo que hizo, insisto, con engaños, de mala fe, tramposamente.
El PRD también tiene a su estorbo, el poderosísimo líder social capitalino René Bejarano, del que dependen las movilizaciones masivas en la Ciudad de México.
Nadie en el perredismo se atreve a ir contra Bejarano, o contra su esposa, Dolores Padierna, porque son los que manejan, evidentemente con métodos poco democráticos, a los grupos populares que representan la principal reserva de votos de la izquierda mexicana.
Pero si Bejarano da algunos cientos de miles de sufragios en el Distrito Federal, quita muchos más a nivel nacional por causa de los videoescándalos de 2004 en los que a él se le descubrió recibiendo fuertes cantidades de dinero en efectivo de parte del impresentable empresario de origen argentino Carlos Ahumada.
Lo triste para el PRD es que si, por una parte, en el PAN ya están exigiendo la renuncia de Larrazábal, y si en el PRI no se dudará en echar a Moreira si este llega a convertirse en un obstáculo mayor para Peña Nieto, no hay nadie capaz en el perredismo de hacer a un lado a Bejarano quien no solo controla, a través de su esposa, la segunda posición más importante en el Partido de la Revolución Democrática, sino que está buscando quedarse, a través de Laura Velázquez, con el GDF.
lunes, 5 de septiembre de 2011
Entre Alejandra Barrales y Laura Velázquez
Digno de reconocimiento el esfuerzo de la diputada
Alejandra Barrales por posicionar su imagen. Ella quiere, y evidentemente
puede, llegar a la jefatura de gobierno del Distrito Federal postulada por la
coalición o alianza de partidos de izquierda, el PRD, el PT y Movimiento
Ciudadano (antes Convergencia).
En todas las encuestas publicadas ella está muy bien
posicionada. En algunas, entre los aspirantes de izquierda, solo la supera
Porfirio Muñoz Ledo, y en otras Carlos Navarrete, pero invariablemente ella
aparece entre las líderes.
Barrales no es la única mujer que busca la candidatura
izquierdista a la jefatura de gobierno del Distrito Federal. Hay otra,
Laura Velázquez, a la que promueve el grupo de René Bejarano y Dolores
Padierna. Pero hay dos diferencias entre Velázquez y Barrales: una, la
popularidad; la otra, el trabajo político.
Laura Velázquez está muy lejos de la aceptación que Alejandra
Barrales tiene entre los electores capitalinos. Y, además, Velázquez, si bien
colabora con Marcelo Ebrard Casaubón como su secretaria de Desarrollo
Económico, seguramente será vetada por el actual jefe de gobierno.
El hecho de que los jefes reales de Velázquez (Bejarano y
Padierna) estén tan en contra de Ebrard y tan a favor de Andrés Manuel López
Obrador, hace inviable la candidatura de la secretaria de Desarrollo Económico.
Barrales, con habilidad, ha sabido mantenerse cerca de
Ebrard y, al mismo tiempo, muy en el ánimo de López Obrador. Lo ha hecho tan
bien que nadie sabe a ciencia cierta a quién apoya ella para obtener la
candidatura presidencial de izquierda.
Es más, Barrales, gracias a que se ha mantenido leal tanto a Ebrard como a
AMLO podría ser un factor de unidad entre estos dos políticos que, si no
trabajan juntos, se van a hundir y van a hundir a la izquierda toda.
lunes, 18 de julio de 2011
Debate #Izquierda2012
Invité al señor Fernando Belaunzarán a un debate por Twitter acerca de dos temas de relevancia para la izquierda: el método de elección de su candidato presidencial y la popularidad de los precandidatos a la jefatura de gobierno del Distrito Federal.
Belaunzarán aceptó y hoy intercambiaremos puntos de vista a partir de las once de la mañana en la mencionada red social de internet.
Mi oponente, a quien respeto, pertenece al PRD, partido en el que ha ocupado diversos cargos de responsabilidad.
Pero Fernando Belaunzarán no solo es un militante del Partido de la Revolución Democrática, sino que es un muy activo representante de Nueva Izquierda (“los chuchos”), la corriente que domina las estructuras burocráticas de ese instituto político y que ha declarado, en los últimos años, una guerra sin cuartel a Andrés Manuel López Obrador, el izquierdista más popular que hay en México.
En lo personal, debo decir que no soy perredista (ni panista ni priista), soy simplemente una ciudadana sin partido interesada en la política.
A mis 32 años de edad, he votado en dos elecciones presidenciales, ninguna por los candidatos de izquierda.
Ahora bien, si las elecciones fueran hoy, como dicen los encuestadores cuando hacen sus preguntas, creo que por primera vez en mi vida votaría por la izquierda, específicamente por Andrés Manuel López Obrador.
Luego hablaré de las razones que me llevan a preferir, ahora, a Andrés Manuel, que básicamente tienen que ver con el conocimiento de sus propuestas y de algunos de sus colaboradores más importantes, como Alfonso Durazo, Dante Delgado y Ricardo Cantú.
Hoy, sin representar a la izquierda ni al PRD ni, mucho menos, a sus tribus, debatiré con un conocido perredista.
Belaunzarán defiende un método de selección del candidato presidencial de izquierda que podría favorecer a uno de los precandidatos, Marcelo Ebrard Casaubón.
A mí, lo que Belaunzarán y los otros integrantes de Nueva Izquierda proponen me parece inadecuado, por lo que considero que la selección de su candidato para el 2012 tiene que darse de otra forma, en la que, ciertamente, la ventaja la lleva López Obrador, y por mucho.
En unas horas quedará evidenciado qué tan buenos o tan malos son los argumentos de Belaunzarán y los míos.
He escrito este texto solo para responder a una crítica que me han estado haciendo en Twitter: que no represento a la izquierda ni a AMLO. Claro que no los represento. Hablo por mí misma y agradezco que un representante de la mitad del PRD se dé tiempo para debatir conmigo.
Belaunzarán aceptó y hoy intercambiaremos puntos de vista a partir de las once de la mañana en la mencionada red social de internet.
Mi oponente, a quien respeto, pertenece al PRD, partido en el que ha ocupado diversos cargos de responsabilidad.
Pero Fernando Belaunzarán no solo es un militante del Partido de la Revolución Democrática, sino que es un muy activo representante de Nueva Izquierda (“los chuchos”), la corriente que domina las estructuras burocráticas de ese instituto político y que ha declarado, en los últimos años, una guerra sin cuartel a Andrés Manuel López Obrador, el izquierdista más popular que hay en México.
En lo personal, debo decir que no soy perredista (ni panista ni priista), soy simplemente una ciudadana sin partido interesada en la política.
A mis 32 años de edad, he votado en dos elecciones presidenciales, ninguna por los candidatos de izquierda.
Ahora bien, si las elecciones fueran hoy, como dicen los encuestadores cuando hacen sus preguntas, creo que por primera vez en mi vida votaría por la izquierda, específicamente por Andrés Manuel López Obrador.
Luego hablaré de las razones que me llevan a preferir, ahora, a Andrés Manuel, que básicamente tienen que ver con el conocimiento de sus propuestas y de algunos de sus colaboradores más importantes, como Alfonso Durazo, Dante Delgado y Ricardo Cantú.
Hoy, sin representar a la izquierda ni al PRD ni, mucho menos, a sus tribus, debatiré con un conocido perredista.
Belaunzarán defiende un método de selección del candidato presidencial de izquierda que podría favorecer a uno de los precandidatos, Marcelo Ebrard Casaubón.
A mí, lo que Belaunzarán y los otros integrantes de Nueva Izquierda proponen me parece inadecuado, por lo que considero que la selección de su candidato para el 2012 tiene que darse de otra forma, en la que, ciertamente, la ventaja la lleva López Obrador, y por mucho.
En unas horas quedará evidenciado qué tan buenos o tan malos son los argumentos de Belaunzarán y los míos.
He escrito este texto solo para responder a una crítica que me han estado haciendo en Twitter: que no represento a la izquierda ni a AMLO. Claro que no los represento. Hablo por mí misma y agradezco que un representante de la mitad del PRD se dé tiempo para debatir conmigo.
miércoles, 13 de julio de 2011
Tres mujeres por el DF, ojalá
No sé si alguna vez, en la historia de México, tres mujeres han competido en la misma elección por un cargo de primer nivel.
Seguramente nunca ha ocurrido así, y es una pena. Pero, con algo de suerte y si las circunstancias se siguen acomodando, eso podría pasar el próximo año en los comicios para jefe de gobierno en el Distrito Federal. Sería una gran cosa para nuestra ciudad que ya ha dado muestras de su avanzada cultura política con la autorización de que se realicen matrimonios entre personas del mismo sexo y con la aprobación de la interrupción legal del embarazo. Veamos quiénes son y qué posibilidades tienen de triunfo tres mujeres profesionales de la política de los tres principales partidos, PAN, PRD y PRI.
En el Distrito Federal el PAN tiene todavía menos presencia que en el Estado de México. Por lo tanto, si el partido blanquiazul compitió en las elecciones mexiquenses con un candidato de relleno como Luis Felipe Bravo Mena, lo mismo podría hacer, en 2012, en la capital del país. No sería nada raro, pues, que el panismo, ante la certeza de la derrota, decidiera entregar la candidatura a la jefatura de gobierno del DF a una mujer como Mariana Gómez del Campo, sin posibilidades actualmente, pero que, en opinión del matrimonio integrado por Felipe Calderón y Margarita Zavala, podría crecer en el futuro. ¿Por qué la pareja Calderón-Zavala confía en Gómez del Campo? Pues nada más porque Mariana es prima de Margarita, por ninguna otra razón. Mariana Gómez del Campo, que presidió a su partido en el Distrito Federal y que ahora es diputada en la Asamblea Legislativa, tiene grandes posibilidades de ser la candidata panista a jefa de gobierno. Pero hasta ahí. Porque, de plano, son nulas sus posibilidades, no solo de alcanzar la victoria, sino inclusive de quedar en segundo lugar. El PRD no está lejos de nominar como su candidata a jefa de gobierno del Distrito Federal a una mujer, Alejandra Barrales, que encabeza todas las encuestas. La trayectoria de esta es mucho más amplia y destacada que la de Mariana Gómez del Campo. Barrales ha presidido a su partido en el DF, es diputada en la Asamblea Legislativa, en la que dirige la Comisión de Gobierno. Antes fue secretaria de Desarrollo Social en al gobierno de Michoacán, con Lázaro Cárdenas Batel, y Marcelo Ebrard la nombró secretaria de Turismo en el gobierno del Distrito Federal. Pero lo más importante que ha hecho ocurrió lejos de la política partidista y de la burocracia. Alejandra Barrales, desde muy joven, ha sido luchadora social. A los 22 años de edad se convirtió en secretaria general del Sindicato de Sobrecargos de México, en el que desarrolló tan buen papel que fue nombrada secretaria general de la Federación de Sindicatos de Empresas de Bienes y Servicios y, también, vicepresidenta de Asuntos Políticos de la Unión Nacional de Trabajadores. No sería raro que lograra la candidatura del PRD, y de los otros partidos de izquierda (PT y Convergencia), a la jefatura de gobierno del Distrito Federal. Y sería, sin duda, una candidata fuerte con posibilidades reales de alcanzar la victoria.
El problema para Barrales sería enfrentar a la priista Beatriz Paredes, experimentadísima política. Mujer culta y aun progresista, Paredes fue presidenta nacional del PRI, gobernadora de Tlaxcala, ha sido diputada varias veces, ha ocupado cargos importantes en la administración federal, ha sido embajadora, líder de la CNC, ha sido todo, pues, en el sistema priista. Buscará ser candidata a la jefatura de gobierno del DF porque, se supone, Enrique Peña Nieto es inalcanzable. Pero si Peña Nieto por cualquier razón se cayera, Beatriz Paredes disputaría al senador Manlio Fabio Beltrones la candidatura presidencial del PRI. Así de importante es la señora Paredes, a la que no conozco y en la que no confío (difícil para mí es confiar en gente priista), pero a la que concedo con objetividad analítica méritos de primer orden. Por eso, ella ha crecido mucho en las encuestas y si fuera candidata al DF podría, tal vez, empezar la contienda mejor ubicada en las encuestas de preferencias electorales que la candidata del PRD, el único partido que ha gobernado a la capital de México desde que aquí se elige a su gobernante.
Seguramente nunca ha ocurrido así, y es una pena. Pero, con algo de suerte y si las circunstancias se siguen acomodando, eso podría pasar el próximo año en los comicios para jefe de gobierno en el Distrito Federal. Sería una gran cosa para nuestra ciudad que ya ha dado muestras de su avanzada cultura política con la autorización de que se realicen matrimonios entre personas del mismo sexo y con la aprobación de la interrupción legal del embarazo. Veamos quiénes son y qué posibilidades tienen de triunfo tres mujeres profesionales de la política de los tres principales partidos, PAN, PRD y PRI.
En el Distrito Federal el PAN tiene todavía menos presencia que en el Estado de México. Por lo tanto, si el partido blanquiazul compitió en las elecciones mexiquenses con un candidato de relleno como Luis Felipe Bravo Mena, lo mismo podría hacer, en 2012, en la capital del país. No sería nada raro, pues, que el panismo, ante la certeza de la derrota, decidiera entregar la candidatura a la jefatura de gobierno del DF a una mujer como Mariana Gómez del Campo, sin posibilidades actualmente, pero que, en opinión del matrimonio integrado por Felipe Calderón y Margarita Zavala, podría crecer en el futuro. ¿Por qué la pareja Calderón-Zavala confía en Gómez del Campo? Pues nada más porque Mariana es prima de Margarita, por ninguna otra razón. Mariana Gómez del Campo, que presidió a su partido en el Distrito Federal y que ahora es diputada en la Asamblea Legislativa, tiene grandes posibilidades de ser la candidata panista a jefa de gobierno. Pero hasta ahí. Porque, de plano, son nulas sus posibilidades, no solo de alcanzar la victoria, sino inclusive de quedar en segundo lugar. El PRD no está lejos de nominar como su candidata a jefa de gobierno del Distrito Federal a una mujer, Alejandra Barrales, que encabeza todas las encuestas. La trayectoria de esta es mucho más amplia y destacada que la de Mariana Gómez del Campo. Barrales ha presidido a su partido en el DF, es diputada en la Asamblea Legislativa, en la que dirige la Comisión de Gobierno. Antes fue secretaria de Desarrollo Social en al gobierno de Michoacán, con Lázaro Cárdenas Batel, y Marcelo Ebrard la nombró secretaria de Turismo en el gobierno del Distrito Federal. Pero lo más importante que ha hecho ocurrió lejos de la política partidista y de la burocracia. Alejandra Barrales, desde muy joven, ha sido luchadora social. A los 22 años de edad se convirtió en secretaria general del Sindicato de Sobrecargos de México, en el que desarrolló tan buen papel que fue nombrada secretaria general de la Federación de Sindicatos de Empresas de Bienes y Servicios y, también, vicepresidenta de Asuntos Políticos de la Unión Nacional de Trabajadores. No sería raro que lograra la candidatura del PRD, y de los otros partidos de izquierda (PT y Convergencia), a la jefatura de gobierno del Distrito Federal. Y sería, sin duda, una candidata fuerte con posibilidades reales de alcanzar la victoria.
El problema para Barrales sería enfrentar a la priista Beatriz Paredes, experimentadísima política. Mujer culta y aun progresista, Paredes fue presidenta nacional del PRI, gobernadora de Tlaxcala, ha sido diputada varias veces, ha ocupado cargos importantes en la administración federal, ha sido embajadora, líder de la CNC, ha sido todo, pues, en el sistema priista. Buscará ser candidata a la jefatura de gobierno del DF porque, se supone, Enrique Peña Nieto es inalcanzable. Pero si Peña Nieto por cualquier razón se cayera, Beatriz Paredes disputaría al senador Manlio Fabio Beltrones la candidatura presidencial del PRI. Así de importante es la señora Paredes, a la que no conozco y en la que no confío (difícil para mí es confiar en gente priista), pero a la que concedo con objetividad analítica méritos de primer orden. Por eso, ella ha crecido mucho en las encuestas y si fuera candidata al DF podría, tal vez, empezar la contienda mejor ubicada en las encuestas de preferencias electorales que la candidata del PRD, el único partido que ha gobernado a la capital de México desde que aquí se elige a su gobernante.
jueves, 7 de julio de 2011
Lo que debe hacer Andrés Manuel
Desde luego, Andrés Manuel López Obrador no tiene la culpa del triunfo priista del domingo pasado. Ni es tampoco el gran derrotado en los comicios de este año. Eso solo lo pueden afirmar la propaganda panista, los integrantes del equipo de Marcelo Ebrard y los chuchos del PRD. Si hubiese que hablar de un perdedor, ese "privilegio" le correspondería a Felipe Calderón cuyo partido quedó en un tristísimo tercer lugar en el Estado de México, algo que muy bien pudiera interpretarse como un voto de castigo al mal desempeño del gobierno federal.
De hecho, la gran crisis política que se ha presentado en México después de las elecciones de 2011, el enfrentamiento entre Elba Esther Gordillo y Miguel Ángel Yunes viene a darle la razón a López Obrador en su rechazo a las alianzas. Queda claro luego de las acusaciones que Gordillo y Yunes se han lanzado, que el PRI y el PAN son grupos en pugna de la misma mafia política, corrupta, autoritaria y muy poco interesada en el bienestar de los ciudadanos.
Está claro que una izquierda que se respete y que aspire a gobernar basada en principios y no en intereses no puede pactar con un partido como el PAN que tiene entre sus filas a alguien como el señor Yunes, miembro destacadísimo que ha llegado a acuerdos para formar gobierno con alguien como Elba Esther Gordillo.
Muy bien, la izquierda debe ir sola a las elecciones de 2012. Convencida estoy de que López Obrador será el candidato presidencial de los partidos de izquierda el próximo año. La pregunta que me hago, y que se hace mucha gente, es la de cómo podrá Andrés Manuel obtener el 10% de votos que le hacen falta para ser competitivo frente al poderosísimo PRI.
La respuesta que me doy a la anterior pregunta creo que es muy sencilla: un cambio profundo en la estrategia lopezobradorista. Hablo de algo mucho más elaborado que cambiar el discurso, reunirse con empresarios y mejorar sus propuestas de gobierno.
López Obrador ya ha cambiado su discurso, y qué bueno. Pero no es suficiente. Andrés Manuel tiene tiempo reuniéndose con empresarios, y le ha ido muy bien con ellos. Pero no es suficiente. Andrés Manuel es el único que ha presentado un programa de gobierno en el que han participado muy importantes académicos e intelectuales mexicanos. Pero no es suficiente. AMLO necesita, en mi opinión, para superar la campaña de desprestigio en su contra que lleva ya varios años, ir a una gran alianza.
Pienso en una alianza política, sí. En una alianza electoral, sin duda. En una alianza con instituciones y ciudadanos que no piensen como Andrés Manuel y sus seguidores. En una alianza con los que son diferentes. Pero no me estoy refiriendo a una alianza con partidos políticos, como el PAN, evidentemente dominados por burocracias que responden más a intereses que a principios.
La alianza que con urgencia debe buscar López Obrador, si quiere llegar al 2012 con posibilidades de triunfo, es con las clases medias y con sus líderes morales. No hablo de líderes religiosos, o no necesariamente. Hablo de todos esos personajes que son escuchados y respetados en las escuelas, las universidades, las cámaras empresariales, los clubes deportivos, las asociaciones profesionales, etc.
Andrés Manuel debe identificar a esos líderes, en su equipo sobra gente capaz de hacerlo, buscarlos, dialogar con ellos, y comprometerse abiertamente a dos cosas: la primera, integrar a los líderes de las clases medias a su gobierno si gana las presidenciales; la segunda, que no habrá espacio en el gobierno de López Obrador ni para los izquierdistas con imagen de corruptos como René Bejarano ni para los radicales que no se han dado cuenta de la caída del muro de Berlín ni del fracaso al finalizar los 80 del siglo pasado del "socialismo real".
Para volverse creíble ante los líderes de las clases medias y antes de dialogar con ellos, López Obrador tiene que acercarse a izquierdistas prestigiados del extranjero como Lula, al mismo tiempo que sin complejos decir que ni se parece ni está de acuerdo con izquierdistas autoritarios y malos gobernantes como Hugo Chávez y los hermanos Castro de Cuba.
Si Andrés Manuel no hace algo como lo aquí planteado, que entiendo le generará fuertes críticas entre sus partidarios, no le veo muchas posibilidades de ganar en 2012, lo que no deja de ser una pena.
De hecho, la gran crisis política que se ha presentado en México después de las elecciones de 2011, el enfrentamiento entre Elba Esther Gordillo y Miguel Ángel Yunes viene a darle la razón a López Obrador en su rechazo a las alianzas. Queda claro luego de las acusaciones que Gordillo y Yunes se han lanzado, que el PRI y el PAN son grupos en pugna de la misma mafia política, corrupta, autoritaria y muy poco interesada en el bienestar de los ciudadanos.
Está claro que una izquierda que se respete y que aspire a gobernar basada en principios y no en intereses no puede pactar con un partido como el PAN que tiene entre sus filas a alguien como el señor Yunes, miembro destacadísimo que ha llegado a acuerdos para formar gobierno con alguien como Elba Esther Gordillo.
Muy bien, la izquierda debe ir sola a las elecciones de 2012. Convencida estoy de que López Obrador será el candidato presidencial de los partidos de izquierda el próximo año. La pregunta que me hago, y que se hace mucha gente, es la de cómo podrá Andrés Manuel obtener el 10% de votos que le hacen falta para ser competitivo frente al poderosísimo PRI.
La respuesta que me doy a la anterior pregunta creo que es muy sencilla: un cambio profundo en la estrategia lopezobradorista. Hablo de algo mucho más elaborado que cambiar el discurso, reunirse con empresarios y mejorar sus propuestas de gobierno.
López Obrador ya ha cambiado su discurso, y qué bueno. Pero no es suficiente. Andrés Manuel tiene tiempo reuniéndose con empresarios, y le ha ido muy bien con ellos. Pero no es suficiente. Andrés Manuel es el único que ha presentado un programa de gobierno en el que han participado muy importantes académicos e intelectuales mexicanos. Pero no es suficiente. AMLO necesita, en mi opinión, para superar la campaña de desprestigio en su contra que lleva ya varios años, ir a una gran alianza.
Pienso en una alianza política, sí. En una alianza electoral, sin duda. En una alianza con instituciones y ciudadanos que no piensen como Andrés Manuel y sus seguidores. En una alianza con los que son diferentes. Pero no me estoy refiriendo a una alianza con partidos políticos, como el PAN, evidentemente dominados por burocracias que responden más a intereses que a principios.
La alianza que con urgencia debe buscar López Obrador, si quiere llegar al 2012 con posibilidades de triunfo, es con las clases medias y con sus líderes morales. No hablo de líderes religiosos, o no necesariamente. Hablo de todos esos personajes que son escuchados y respetados en las escuelas, las universidades, las cámaras empresariales, los clubes deportivos, las asociaciones profesionales, etc.
Andrés Manuel debe identificar a esos líderes, en su equipo sobra gente capaz de hacerlo, buscarlos, dialogar con ellos, y comprometerse abiertamente a dos cosas: la primera, integrar a los líderes de las clases medias a su gobierno si gana las presidenciales; la segunda, que no habrá espacio en el gobierno de López Obrador ni para los izquierdistas con imagen de corruptos como René Bejarano ni para los radicales que no se han dado cuenta de la caída del muro de Berlín ni del fracaso al finalizar los 80 del siglo pasado del "socialismo real".
Para volverse creíble ante los líderes de las clases medias y antes de dialogar con ellos, López Obrador tiene que acercarse a izquierdistas prestigiados del extranjero como Lula, al mismo tiempo que sin complejos decir que ni se parece ni está de acuerdo con izquierdistas autoritarios y malos gobernantes como Hugo Chávez y los hermanos Castro de Cuba.
Si Andrés Manuel no hace algo como lo aquí planteado, que entiendo le generará fuertes críticas entre sus partidarios, no le veo muchas posibilidades de ganar en 2012, lo que no deja de ser una pena.
lunes, 13 de junio de 2011
Edomex: La derrota de las redes sociales
Hace un año, cuando ni siquiera estaban definidos los candidatos al gobierno del Estado de México de las tres principales fuerzas políticas nacionales, era un lugar común en la prensa la tesis de que las elecciones mexiquenses iban a ser muy importantes por tres razones:
(1) Porque se trata de la entidad más poblada y económicamente importante del país.
(2) Porque tales comicios iban a ser un ensayo de las presidenciales de 2012.
(3) Porque iba a ser la contienda electoral de las redes sociales,
La importancia demográfica y económica del Estado de México no ha disminuido en un año, y tal vez hasta ha aumentado, pero si el proceso electoral en marcha es un ensayo de 2012, pues, no hay duda, qué insípidos comicios presidenciales conoceremos el próximo año, si no por otra circunstancia, porque las actuales campañas en el Edomex han sido cualquier cosa menos innovadoras, lo que es evidente en el pobre manejo que los tres candidatos a gobernador han hecho de Twitter y Facebook.
Ni Alejandro Encinas, del PRD, ni Eruviel Ávila, del PRI, ni Luis Felipe Bravo Mena, del PAN, han logrado impactar seriamente en las redes sociales de internet. ¿Por qué? Porque ellos y sus colaboradores simple y sencillamente no saben usarlas. Esta es la verdad: no saben.
Estoy segura (porque tengo información al respecto) de que los tres candidatos han invertido importantes cantidades de dinero en asesoría y operación de Twitter y Facebook. Pero ha sido, literalmente, dinero tirado a la basura porque, sin duda, los resultados de tales proyectos han sido nulos.
¿Qué es lo que han hecho mal? Confiar el tema de las redes sociales a las personas equivocadas. Es que, no debería ser tan difícil entenderlo, saber de mercadotecnia electoral no garantiza conocer los secretos de las redes sociales, que no son tecnológicos, sino simple y llanamente comunicacionales.
La comunicación, en general, tiene reglas. Y en Twitter y Facebook tiene reglas específicas que ni Encinas ni Eruviel ni Bravo Mena han respetado. Estos políticos y sus equipos no han pasado de tratar de imponer algunos temas a través del fácil, pero ineficaz, procedimiento de repetirlos hasta la saciedad en las redes sociales. No lo han logrado porque la gente simple y sencillamente los ha ignorado. Y han sido ignorados porque, al actuar en las redes, se les nota la intención política.
Los candidatos a gobernador del Estado de México y sus equipos han saturado las redes sociales y el resto de los espacios de internet con mensajes que no llegan, que no impactan, que no conmueven y que, por lo mismo, no interesan y son ignorados. Recursos han invertido, y bastantes; se nota al abrir cualquier página web. Pero no pasan la elemental prueba de ser tomados en cuenta por la gente no manipulada ni manipulable que a diario utiliza Twitter y Facebook para comunicarse.
No daré consejos a los equipos de campaña del PAN, del PRD y del PRI. Ni me corresponde ni sabría qué decirles ya que, está claro, no soy asesora electoral en materia de redes sociales. Solo diré, como una usuaria más de Twitter y Facebook, que una presencia efectiva en estas redes no se logra a base de billetes. Claro que no.
Creo que el problema de fondo, en la elección mexiquense tiene que ver con una confusión: pensar que a Twitter y a Facebook se les puede manipular como se manipulan los medios de comunicación tradicionales: pagando. En los medios no se comunica, se compra. En efecto, los políticos se han acostumbrado a adquirir espacios privilegiados en las páginas de los diarios o en los noticiarios de radio y TV.
Pero en internet eso no funciona. Si los medios se venden e imponen la nota que se les antoje a sus lectores, en las redes sociales solo se consumen los mensajes fabricados con algo muy distinto al dinero: honestidad, pasión, sentido del humor, sensatez y buena fe.
lunes, 11 de abril de 2011
No a la alianza: ¿Tomó el PRD la mejor decisión?
Solo la candidatura de Alejandro Encinas a gobernador del Estado de México podía convencer a Marcelo Ebrard Casaubón y a sus aliados más cercanos, sobre todo a Manuel Camacho Solís, de decir no a la alianza del PRD con el PAN.
Ebrard, con el tema de la alianza, pasó de llevar la ofensiva, a defenderse y a quedar contra la pared debido a las fuertes presiones de Andrés Manuel López Obrador.
El jefe de gobierno del Distrito Federal apostó todo a la alianza PAN-PRD, desde luego contra López Obrador (ellos son los dos principales aspirantes de izquierda a la candidatura presidencial en 2012). Y Ebrard perdió.
Después de pasearse en las entidades en las que los candidatos aliancistas habían ganado gubernaturas (Oaxaca, Sinaloa, Guerrero, Puebla), Ebrard se veía invencible armado con la espada de la necesaria alianza para derrotar a los “malos” del PRI. (Subrayo la expresión “malos” no porque los priistas no lo sean, que desde luego lo son, sino porque de esa calidad moral abundan líderes en todos los partidos, particularmente en el PAN y el PRD, que son gobierno en muchos lugares).
El argumento de Ebrard, obviamente preparado por Camacho y siempre contando con el visto bueno del PAN y de Felipe Calderón, convenció a muchos, sobre todo a intelectuales que de buena fe prestaron sus nombres para apadrinar una de las farsas políticas más notorias de los últimos tiempos: la consulta ciudadana para decidir por el sí o por el no a la alianza entre el PAN y el PRD.
La consulta la ganó aplastantemente el sí y cuando parecía que la alianza PAN-PRD se concretaría, Ebrard decidió dejar colgados de la brocha a los panistas, Calderón incluido, y a los intelectuales.
En qué forma se burló Ebrard de los intelectuales a los que convenció de participar en un ejercicio, supuestamente cívico. Ya aprenderán la gente sensible y con cultura a no confiar en los políticos, por mejor peinados que se presenten (bueno, es que, después de Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones, don Marcelo es de los gobernantes que más se adornan antes de salir de su casa).
Marcelo Ebrard, de pronto, dijo no a la alianza, levantó la mano de Alejandro Encinas (un hombre que siempre rechazó unirse al PAN) y quiso, fiel al estilo de su mentor Manuel Camacho (que es el del cubano Fidel Castro), hacer de su gran derrota una gran victoria: convenció a Encinas de que no fuera a un mitin con AMLO en el Edomex, de tal forma de acompañarlo a él, a Ebrard, a un recorrido por tierras mexiquenses.
Es decir, partiendo de la premisa (que solo políticos como Camacho se creen) de que el ciudadano es un tonto sin memoria, Ebrard quiso presentarse como el gran impulsor de la candidatura antialiancista de Encinas.
Pero Ebrard no engañó a nadie. La opinión pública y la publicada en forma unánime presentaron a don Marcelo como el perdedor en la primera batalla del Edomex, y a AMLO como el ganador.
Y es que así fue. ¿Qué hizo a AMLO ganar, a pesar de tener todo en contra? Su terquedad que, para muchos, es simple apego a sus principios.
Después de que Ebrard se rindió ante López Obrador, lo que siguió fue un mero trámite: que el PRD nacional rechazara la alianza.
Muy bien, pero apenas empiezan los problemas para el perredismo, que postulará a Encinas junto con el PT y Convergencia, como su candidato a gobernador del Estado de México.
El problema es que Encinas tal vez no cumple con el requisito de la residencia y, por lo mismo, tal vez no pueda ser candidato a gobernador.
Conociendo a López Obrador, puedo decir sin temor a equivocarme que eso, la inhabilitación de Encinas, es algo que no va a detener a Andrés Manuel, algo a lo que inclusive él podría sacarle provecho.
Salir victorioso del jaque mate es la especialidad de López Obrador (de hecho, cuando AMLO falla es cuando lleva la ventaja). Parecía que no superaría el desafuero, y salió en hombros en una marcha a la que asistieron 2 millones de personas. Después, en Iztapalapa, inhabilitada por el Trife Clara Brugada, Andrés Manuel se sacó de la manga a un tal “Juanito” y de la nada lo hizo ganar la elección por el PT, para después obligarlo a renunciar y entregar la jefatura delegacional a quien AMLO pensó que siempre la mereció y que injustamente se la quisieron quitar: la señora Brugada.
Así que, si a Encinas lo inhabilitan, ya podremos esperar a un Andrés Manuel jugando en su terreno, el del jaque mate, llevándose toda la atención mediática para sí mismo y para su causa, inventando sabrá Dios qué (tal vez con Yeidckol Polevnsky como candidata, para luego renunciar ya ganadora y gobernadora a favor del secretario de gobierno Encinas o cualquier cosa por el estilo).
Pero hay en eso un riesgo muy grande. Porque los grandes jugadores como Andrés Manuel suelen triunfar, pero a veces, por apostar tan alto a las causas casi perdidas, también pierden, y fuertemente.
El riesgo, obvio, es que Encinas quede inhabilitado. Eso dejaría al PRD en una situación de gran vulnerabilidad para el 2012. ¿Por qué? Porque con Encinas (primer lugar en las encuestas si se excluye a los partidos), el PRD es el segundo lugar en el Edomex, detrás del PRI y su candidato Eruviel Ávila y del PAN y su candidato, Luis Felipe Bravo Mena.
La inhabilitación de Encinas podría mandar al PRD del segundo al tercer lugar (ojo, si fallara, que podría fallar, la gran protesta que encabezará López Obrador). Y eso, el tercer lugar en el Edomex, dejaría al PRD (y al PT y a Convergencia) sin posibilidades en 2012.
Solo hay una fórmula para que el PRD salga fortalecido del Edomex después de haber dicho no a la alianza con el PAN, los líderes de la izquierda mexicana la están evaluando y de la misma hablaré en otro texto en este blog esta noche.
domingo, 3 de abril de 2011
Otra vez AMLO derrota a Ebrard
“La resurrección de AMLO, el Ocaso de Ebrard”. Me despierto y leo este análisis del encuestador Federico Berrueto en Milenio. Al margen de lo que se piense de su trabajo estadístico, que no es ciertamente el mejor, creo que esta vez Berrueto ha dicho la verdad: Andrés Manuel López Obrador, en la arena del Estado de México, ha derrotado, y con facilidad, a Marcelo Ebrard Casaubón. Y, bueno, AMLO no solo venció al jefe de gobierno capitalino: también a Manuel Camacho, a los chuchos (Jesús Ortega y Jesús Zambrano) y a Felipe Calderón.
Dice Berrueto: “En poco más de una semana se aclaró la política nacional. La obsesión por la alianza en el Estado de México ya tiene lista de derrotados: el presidente Calderón, Marcelo Ebrard, Los Chuchos, el ‘mejor imposible’ Gustavo Madero y los ‘cívicos’ antipriistas”. Y dice más el encuestador: “Todos subestimaron a López Obrador y a los suyos”.
Ciertamente, como bien dice Berrueto, “lo peor del saldo es para Ebrard, no sólo pierde posición para alcanzar la candidatura presidencial de la izquierda, sino que será difícil que pueda influir en la de la jefatura de Gobierno del DF, la joya de la corona del PRD. No era poco lo que ya tenía: pacto con la dirigencia del PRD, el favor del presidente Calderón, el apoyo discreto del PAN, entendimiento con la élite nacional, acuerdo con lo más relevante de los medios y aliados en los estados ganados por la alianza, incluido Guerrero. López Obrador, con mucho menos, pero con la integridad de que carece Ebrard, se impuso. Más vale un puñado de leales, que un montón de incompetentes convenencieros, lección que han propinado Alejandro Encinas y Dolores Padierna”.
Solo en algo no estoy de acuerdo con Federico Berrueto: con la mitad del título de su artículo. Porque es inadecuado hablar de “La resurrección de AMLO…”. No hay tal.
Berrueto, al hablar de “resurrección” le da la razón a una mentira tantas veces repetida, desde septiembre de 2006, por los medios de comunicación afines al gobierno federal: que López Obrador y su movimiento habían perdido tanta fuerza que estaban no solo derrotados, sino desaparecidos.
Nunca ha sido así. Más allá de si con lo que tiene le alcanza o no a López Obrador para ganar la presidencia de la república en 2012 (es una cálculo en el que ahora no quiero entrar), lo cierto es que Andrés Manuel y los suyos en ningún momento han dejado de trabajar en cada pueblo de México organizando, sembrando, dialogando con la gente. A veces en mítines de decenas de miles de personas, a veces en reuniones de unos cuantos. Pero no han dejado de hacerlo. Para organizarse bien a veces recurrieron a la discreción, y por eso dejaron de aparecer en los medios durante períodos prolongados. Pero no estaban muertos, sino trabajando. Y el trabajo siempre es redituable.
Hoy lo prueba López Obrador al derrotar una vez más, sin presupuesto para publicidad, a un gobernante que ha gastado en imagen tanto como Enrique Peña Nieto, pero al que su inversión no le ha resultado rentable.
¿Por qué a Ebrard la publicidad excesiva no le ha resultado benéfica y a Peña Nieto sí? Tal vez porque a Ebrard, a diferencia de Peña Nieto, le ha faltado humildad para someterse al guión escrito por un estratega mayor.
Ebrard no ha aceptado seguir ningún plan impuesto por gente que sí sabe porque, arrogante, cree ser el mayor experto en esa y en todas las materias políticas. Hoy se prueba que no es así. Peña Nieto, en cambio, ha sido lo suficientemente listo como para dejarse plenamente conducir por la habilidad superior del más grande fabricante de estrellas que hay en México: Televisa.
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