No hace mucho, el PRD perdió Zacatecas. Por el mal gobierno de Amalia García, sí, pero también por la división en la izquierda. El PT, que apoyó al hermano del exgobernador Ricardo Monreal, no hizo ninguna clase de alianza con el Partido de la Revolución Democrática. Sí la hizo Convergencia, que hoy se llama Movimiento Ciudadano, pero no fue suficiente para derrotar al PRI. Y, así, casi como una consecuencia natural, la izquierda entregó el poder al priismo en ese estado después de dos sexenios consecutivos de haberlo mantenido.
En Baja California Sur ocurrió exactamente lo mismo. También por culpa del mal gobierno que hizo la izquierda, pero sobre todo porque acudió a las últimas elecciones de gobernador dividida. La división la llevó a la derrota. Ahora fue Movimiento Ciudadano el partido que no participó plenamente en la alianza izquierdista. Como en Zacatecas, la izquierda cedió el poder, al PAN por cierto, después de dos sexenios consecutivos de haberlo conservado.
Hoy domingo, en Michoacán, aunque los partidos de izquierda se han mantenido formalmente unidos, perderán. Después de dos sexenios de haber tenido el poder, lo entregarán, probablemente al PAN, cuya candidata, “Cocoa”, es hermana de Felipe Calderón. ¿Por qué perderá la izquierda en tierras michoacanas si hubo unidad de los tres partidos, esto es, el PRD, el PT y Movimiento CIudadano? Porque en el plano nacional, por más que las palabras de Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard Casaubón digan otra cosa, no hay unidad. La disputa por la candidatura presidencial, que se supone se resolverá en estos días cuando se conozcan los resultados de las encuestas, ha dañado de más al perredismo. Y se reflejará, con una aplastante derrota, en Michoacán.
Hay en eso una lección para la contienda por la jefatura de gobierno en el Distrito Federal. Si el PRD, el PT y Movimiento Ciudadano eligen a su candidato en negociaciones que privilegien los intereses de sus líderes, sin considerar la verdadera popularidad de los aspirantes, que es el único factor que puede mantener la unidad, perderán la Ciudad de México. ¡Después de tres sexenios de haberla gobernado!
Es el reto de la izquierda en el DF: elegir como su candidato, o candidata, a la persona que mejor posicionada esté. Ojalá no se equivoquen sus dirigentes.
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domingo, 13 de noviembre de 2011
lunes, 5 de septiembre de 2011
Entre Alejandra Barrales y Laura Velázquez
Digno de reconocimiento el esfuerzo de la diputada
Alejandra Barrales por posicionar su imagen. Ella quiere, y evidentemente
puede, llegar a la jefatura de gobierno del Distrito Federal postulada por la
coalición o alianza de partidos de izquierda, el PRD, el PT y Movimiento
Ciudadano (antes Convergencia).
En todas las encuestas publicadas ella está muy bien
posicionada. En algunas, entre los aspirantes de izquierda, solo la supera
Porfirio Muñoz Ledo, y en otras Carlos Navarrete, pero invariablemente ella
aparece entre las líderes.
Barrales no es la única mujer que busca la candidatura
izquierdista a la jefatura de gobierno del Distrito Federal. Hay otra,
Laura Velázquez, a la que promueve el grupo de René Bejarano y Dolores
Padierna. Pero hay dos diferencias entre Velázquez y Barrales: una, la
popularidad; la otra, el trabajo político.
Laura Velázquez está muy lejos de la aceptación que Alejandra
Barrales tiene entre los electores capitalinos. Y, además, Velázquez, si bien
colabora con Marcelo Ebrard Casaubón como su secretaria de Desarrollo
Económico, seguramente será vetada por el actual jefe de gobierno.
El hecho de que los jefes reales de Velázquez (Bejarano y
Padierna) estén tan en contra de Ebrard y tan a favor de Andrés Manuel López
Obrador, hace inviable la candidatura de la secretaria de Desarrollo Económico.
Barrales, con habilidad, ha sabido mantenerse cerca de
Ebrard y, al mismo tiempo, muy en el ánimo de López Obrador. Lo ha hecho tan
bien que nadie sabe a ciencia cierta a quién apoya ella para obtener la
candidatura presidencial de izquierda.
Es más, Barrales, gracias a que se ha mantenido leal tanto a Ebrard como a
AMLO podría ser un factor de unidad entre estos dos políticos que, si no
trabajan juntos, se van a hundir y van a hundir a la izquierda toda.
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