Desde luego, Andrés Manuel López Obrador no tiene la culpa del triunfo priista del domingo pasado. Ni es tampoco el gran derrotado en los comicios de este año. Eso solo lo pueden afirmar la propaganda panista, los integrantes del equipo de Marcelo Ebrard y los chuchos del PRD. Si hubiese que hablar de un perdedor, ese "privilegio" le correspondería a Felipe Calderón cuyo partido quedó en un tristísimo tercer lugar en el Estado de México, algo que muy bien pudiera interpretarse como un voto de castigo al mal desempeño del gobierno federal.
De hecho, la gran crisis política que se ha presentado en México después de las elecciones de 2011, el enfrentamiento entre Elba Esther Gordillo y Miguel Ángel Yunes viene a darle la razón a López Obrador en su rechazo a las alianzas. Queda claro luego de las acusaciones que Gordillo y Yunes se han lanzado, que el PRI y el PAN son grupos en pugna de la misma mafia política, corrupta, autoritaria y muy poco interesada en el bienestar de los ciudadanos.
Está claro que una izquierda que se respete y que aspire a gobernar basada en principios y no en intereses no puede pactar con un partido como el PAN que tiene entre sus filas a alguien como el señor Yunes, miembro destacadísimo que ha llegado a acuerdos para formar gobierno con alguien como Elba Esther Gordillo.
Muy bien, la izquierda debe ir sola a las elecciones de 2012. Convencida estoy de que López Obrador será el candidato presidencial de los partidos de izquierda el próximo año. La pregunta que me hago, y que se hace mucha gente, es la de cómo podrá Andrés Manuel obtener el 10% de votos que le hacen falta para ser competitivo frente al poderosísimo PRI.
La respuesta que me doy a la anterior pregunta creo que es muy sencilla: un cambio profundo en la estrategia lopezobradorista. Hablo de algo mucho más elaborado que cambiar el discurso, reunirse con empresarios y mejorar sus propuestas de gobierno.
López Obrador ya ha cambiado su discurso, y qué bueno. Pero no es suficiente. Andrés Manuel tiene tiempo reuniéndose con empresarios, y le ha ido muy bien con ellos. Pero no es suficiente. Andrés Manuel es el único que ha presentado un programa de gobierno en el que han participado muy importantes académicos e intelectuales mexicanos. Pero no es suficiente. AMLO necesita, en mi opinión, para superar la campaña de desprestigio en su contra que lleva ya varios años, ir a una gran alianza.
Pienso en una alianza política, sí. En una alianza electoral, sin duda. En una alianza con instituciones y ciudadanos que no piensen como Andrés Manuel y sus seguidores. En una alianza con los que son diferentes. Pero no me estoy refiriendo a una alianza con partidos políticos, como el PAN, evidentemente dominados por burocracias que responden más a intereses que a principios.
La alianza que con urgencia debe buscar López Obrador, si quiere llegar al 2012 con posibilidades de triunfo, es con las clases medias y con sus líderes morales. No hablo de líderes religiosos, o no necesariamente. Hablo de todos esos personajes que son escuchados y respetados en las escuelas, las universidades, las cámaras empresariales, los clubes deportivos, las asociaciones profesionales, etc.
Andrés Manuel debe identificar a esos líderes, en su equipo sobra gente capaz de hacerlo, buscarlos, dialogar con ellos, y comprometerse abiertamente a dos cosas: la primera, integrar a los líderes de las clases medias a su gobierno si gana las presidenciales; la segunda, que no habrá espacio en el gobierno de López Obrador ni para los izquierdistas con imagen de corruptos como René Bejarano ni para los radicales que no se han dado cuenta de la caída del muro de Berlín ni del fracaso al finalizar los 80 del siglo pasado del "socialismo real".
Para volverse creíble ante los líderes de las clases medias y antes de dialogar con ellos, López Obrador tiene que acercarse a izquierdistas prestigiados del extranjero como Lula, al mismo tiempo que sin complejos decir que ni se parece ni está de acuerdo con izquierdistas autoritarios y malos gobernantes como Hugo Chávez y los hermanos Castro de Cuba.
Si Andrés Manuel no hace algo como lo aquí planteado, que entiendo le generará fuertes críticas entre sus partidarios, no le veo muchas posibilidades de ganar en 2012, lo que no deja de ser una pena.
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jueves, 7 de julio de 2011
miércoles, 29 de junio de 2011
Elba Esther: La confesión
Ha dicho ahora la líder del sindicato de maestros, Elba Esther Gordillo, que en 2006 apoyó la candidatura de Felipe Calderón Hinojosa a cambio de un arreglo político que incluyó cargos y posiciones diversas en el gobierno federal.
Eso no es nuevo, claro que no. Ya lo había denunciado, desde los tiempos del plantón de Reforma, Andrés Manuel López Obrador. Pero si hoy es noticia relevante en todas partes se debe a que la propia Elba Esther lo ha confesado.
Debido a ese acuerdo, dijo la maestra Gordillo, Roberto Campa ingresó al Sistema Nacional de Seguridad Pública, Francisco Yáñez a la Lotería Nacional y Miguel Ángel Yunes al ISSSTE.
Elba Esther añadió:
“Mea culpa, mea culpa. Vino la sucesión y llegamos al acuerdo de ir con el Presidente Calderón por la Presidencia de la República, previos arreglos de orden político que no deben avergonzar a nadie, a mí no me avergüenzan, yo hago política. Pero no eran para satisfacer mis ambiciones personales, ni de mi gremio, sino para que aquellos que trabajaban en Nueva Alianza tuvieran un espacio político y pudieran seguirse desarrollando, y esto es legítimo”.
Ahora, todo el mundo lo sabe, la maestra Elba Esther Gordillo apoya al priista Enrique Peña Nieto, lo que seguramente tampoco le avergüenza.
¿Qué le dará Peña Nieto a Elba Esther en caso de que el actual gobernador del Estado de México llegue a la presidencia de México? Como mínimo, los mismos cargos que le dio Calderón.
No voy a criticar los métodos de la maestra. Solo diré que, en lo personal, me parecen excesivamente pragmáticos, escasamente basados en la ética política y de ninguna manera recomendables si lo que se quiere es cambiar al sistema político mexicano que, en mi opinión, ya no funciona.
Lo que diré es que, en el ejercicio de la política, lo que prefiero es otra cosa: una conducta más basada en principios y menos en intereses, más orientada a la moral que a los cargos públicos, más idealista que enfocada a las ganancias electorales de corto plazo.
Elba Esther Gordillo ha sido, sin lugar a dudas, la mujer más poderosa en México en los últimos años. De esto no puede haber la menor duda. Su poder, gigantesco, lo fundamenta en su capacidad para ganar elecciones con su ejército de maestros bien adiestrados en materia comicial. Pero lo que ella no ha sido, claro que no, es una mujer idealista. Por lo mismo, no ha sido la más admirable.
sábado, 2 de abril de 2011
Lozano el “non grato”
¿Puede un funcionario importante del gobierno federal; hablo de nada más ni nada menos que del secretario del Trabajo; puede, reitero, un colaborador cercanísimo de Felipe Calderón, de su círculo íntimo, alguien con el que comparte la toma de decisiones, aparecer de pronto, así nada más porque sí, en cualquier estado de la república no para tratar asuntos propios de su función con el gobernador o con los secretarios estatales, sino más bien para, todo lo contrario, reunirse con los peores enemigos del gobernante local en una clara provocación política? No, la respuesta es no. Un miembro del gabinete federal que actúe así, lo único que hace es enturbiar las relaciones entre el titular del ejecutivo y el gobierno estatal del que se trate.
Pues bien, eso hizo ayer viernes, en Veracruz, el señor Javier Lozano Alarcón, @JLozanoA en twitter. En sus horas de trabajo, en día hábil, no en su tiempo libre. En vez de atender en esa bella entidad asuntos de trabajo, Lozano ocupó su tiempo (escoltado, por cierto, por patrullas de la policía federal) en reunirse a grillar, abiertamente, en público, con el excandidato a gobernador del PAN, Miguel Ángel Yunes, en una abierta provocación al gobernador Javier Duarte.
Eso motivó que Duarte, de reflejos políticos rápidos, saliera hoy sábado a denunciar, ante los medios, que el activismo de Lozano ponía en riesgo la relación del gobierno de Veracruz con el gobierno federal. Dijo Duarte, en una fuerte declaración que, como mínimo, tendría que llevar a Felipe Calderón a regañar a su subordinado Javier Lozano: “Me sorprende y me agravia, como responsable del gobierno del estado, que autoridades federales, en un día hábil y sin ningún recato, estén haciendo proselitismo por un partido político”. Evidentemente molesto, Duarte le preguntó a Javier Lozano si su visita a Veracruz, en horas de trabajo, fue a título personal o a nombre del gobierno de Calderón, porque en este último caso se trataría de una “provocación al gobierno del estado y ustedes han sido testigos de la voluntad de construir puentes, de llevar una buena relación con las autoridades federales, pero funcionarios como él, hacen que esa relación se rompa, provocan rispidez, tensión, provocan que lo que hemos podido construir se caiga”.
Está claro que Javier Lozano ha decidido, como estrategia de posicionamiento, buscar el escándalo por el escándalo mismo. Quiere de esa manera volverse popular y convertirse en una de las opciones del PAN para las presidenciales de 2012. Eso podría funcionarle, pero perjudica al gobierno federal que ve lastimadas sus relaciones con el segundo estado más grande del país.
Por andar haciendo “turismo político”, el gobernador Duarte declaró persona “non grata” al secretario Lozano. Esto sería suficiente, en cualquier gobierno medianamente preocupado por la eficacia, para que Calderón obligara a su subordinado a ya callarse la boca y a tratar de arreglar el problema. Pero no, en vez de guardar silencio ante el reclamo justo de Javier Duarte, Lozano se lanzó a twitter a victimizarse. Pero así le fue. El secretario del trabajo recibió una aplastante mayoría de mensajes negativos de parte de ciudadanos usuarios de esa red social que ya están hartos de que sus funcionarios, que a final de cuentas son empleados del pueblo, se la pasen en cualquier cosa, sobre todo en la grilla, menos atendido sus responsabilidades legales.
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